El decreto Obama el látigo del imperialismo contra Venezuela

"Excelente cosa es tener la fuerza de un gigante;

Pero usar de ella como un gigante, es propio de un enano"

Shakespeare

 

El decreto Obama, a simple vista parece una verdadera contradicción emitida por un jodedor o un chiste de mal gusto para complacer a los desesperados defensores del "sueño americano" (Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria). El adjetivo inusual al lado de la palabra extraordinaria, parece chocar, porque nadie puede entender, que sea extraordinaria, hasta convertirse en una amenaza lo que no es usual o no se usa. Si no es, porque degrada la versatilidad de Mario Moreno "Cantinflas" me atrevería a decir, que es una verdadera cantinflada, lanzada en primer lugar, para ver, cómo reaccionan a quienes va dirigido el mensaje, y después aplicar el mandador, como ha sido la costumbre de los gobiernos estadounidenses.

Al revisar el decreto nos conseguimos el motivo por el cual Barack Obama, después de haber dejado la presidencia de los Estados Unidos, los dos mandatarios siguientes, a pesar de haber llegado con el apoyo de dos toldas políticamente separadas en el papel, no se salen en ningún momento de las leyes genocidas del imperialismo, y por eso se han agarrado del mismo mandador para seguir castigando y amenazando a Venezuela, como el que intimida a un niño, cuando no quiere hacer la tarea.

Por medio de dicho decreto, los dos últimos gobiernos estadounidenses se han apoyado para sancionar a cuanto funcionario del gobierno de Nicolás Maduro, se les ocurre, y contrariamente lo han utilizado para defender, a quienes han atentado contra el estado de derecho y la democracia en Venezuela, empezando por Antonio Ledezma, quien, desde el mismo momento de la llegada del comandante Chávez al gobierno, no paró de planificar e intervenir en cuanta escaramuza estaba a la orden del día, con el visto bueno del imperialismo, hasta que huyó a España a darse la gran vida.

El paso de Donald Trump, por la presidencia de EE.UU se convirtió en un capítulo por demás traumático, tanto interno, por las condiciones ampliamente conocidas del capitalismo en su propia jungla, donde cualquiera persona anda armada, pensando en la defensa personal y esto ha dado argumentos suficientes para que surjan los comentarios de una guerra civil, como algo tan natural, que da miedo pensarlo, y la tarea es tratar en lo imposible de evitar males mayores, porque el incidente del capitolio, parece la última bravuconada de Trump, antes de irse; semejante a una persona, cuando los tragos le hacen mal, y termina poniendo la "torta" al despedirse de una fiesta.

Trump, muy pocas veces nombró el decreto, después de aprobarlo, pero apenas se instaló en la Casa Blanca, él y sus asesores lo fueron utilizando, hasta satanizar al gobierno venezolano, haciéndole creer a muchos incautos, que, en Venezuela, manda un dictador, al no tener más argumentos para seguir con sus prácticas diabólicas, como lo han venido haciendo en Siria, Irak, Birmania y otros países, con gobiernos complacientes. Siria, es un capítulo aparte, donde han conseguido una resistencia heroica tanto del gobierno, como del pueblo.

La historia sobre el triunfo de Joe Biden, es ampliamente conocida, pero seguirá revoloteando por mucho tiempo en la mente de la mayoría de la población estadounidense, por la cantidad de sobresaltos y la denuncia de fraude a todo pulmón de Donald Trump, hasta crear e incitar las guarimbas, que asaltaron el congreso, motivo más que suficiente para ser enjuiciado; al final todo ha quedado disimulado por el poder del dinero, y Trump, un héroe para un sector de la población, lo que deja ver, que la procesión no ha terminado. Biden, por su parte, ha ratificado el decreto de Obama, calificando a Nicolás Maduro, como un dictador, porque según él, llegó a la presidencia por medio de un fraude. No consigue otra justificación para seguir engañando a la opinión pública, mientras aplican una de comerciante ¡Borrón y cuenta nueva! con su sofisticado aparato mediático, el nuevo "ejercito" invasor.

Las primeras intervenciones de Biden, en su condición de Presidente, tienen la misma señal hacía la guerra, y puede terminar por dividir a la población estadounidense, en momentos, cuando lo urgente es hacerle frente a una pandemia, que ha dejado más de 500 mil muertos. Queda muy claro, el papel del imperialismo y por eso recurre al decreto Obama, el cual conoce muy bien, porque fue su vicepresidente, pero lo más triste y lamentable es que, empieza a parecerse a George W. Bush, con declaraciones propias de un mal comediante. Nadie ha visto una amenaza de Venezuela, hacía Estados Unidos, a menos que el ejemplo y la dignidad de nuestros libertadores, que siempre sale a relucir, cuando nuestro pueblo es vilmente atacado, como lo vienen haciendo, desde Washington, con medidas coercitivas para tratar de rendirlo por hambre, los haga delirar en medio del recordatorio de humillantes derrotas de pueblos pobres, pero dignos, como Cuba y Vietnam. Han hecho de todo para llevarnos por el camino de la anarquía, con el dólar, el plato del día en cualquier sitio, imponiendo una economía dolarizada, para regocijo de los pitiyanquis, que, desde el primer momento aplaudieron el DECRETO OBAMA.



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Narciso Torrealba


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