Venezuela, el mayor experimento de la Guerra No Convencional de EEUU

Entre intentos de desestabilización, medidas coercitivas, presiones externas y más transcurre la vida en Venezuela, donde Estados Unidos aplica el mayor experimento de su doctrina de Guerra No Convencional (GNC).
Según la Circular de Entrenamiento 18-01 (TC- 1801), uno de los principales documentos manejados por el ejército estadounidense, la GNC aprovecha las vulnerabilidades del gobierno a derrocar para distanciarlo de la población y desplazar la porción neutral de la ciudadanía hacia posiciones en su contra.

Con ese fin, los medios de comunicación masiva y las modernas tecnologías de la informática y las comunicaciones deben desempeñar un rol protagónico.

Si esto no llevara al escenario deseado, se recurre entonces al conflicto armado y al fomento de la insurgencia irregular, de forma tal que conduzca a la inestabilidad y la ingobernabilidad del país.

La guerra no convencional emplea un complejo entramado de recursos, tecnologías, financiamiento a tanques pensantes, fundaciones, periodistas, líderes prefabricados y un sinnúmero de acciones bien diseñadas para crear matrices de opinión, sembrar dudas, miedo, incertidumbre y otras tantas emociones manipulables.

En el caso de Venezuela, tales acciones cuentan con el financiamiento de recursos procedentes de activos y fondos del propio Estado, despojados mediante acciones ilícitas realizadas gracias al concubinato del dirigente opositor Juan Guaidó -autoproclamado presidente encargado- y las autoridades de Washington.

Los fracasados intentos de hacer caer, primero al comandante Hugo Chávez y ahora al actual presidente constitucional, Nicolás Maduro, unido a una acelerada campaña por la reelección, llevó a la administración de Donald Trump a intensificar esas acciones.

EN BUSCA DEL GOLPE FINAL

Un análisis de acontecimientos -aparentemente aislados- ocurridos en las últimas semanas, ponen al descubierto la desenfrenada carrera de Washington en pos de propinar el golpe final al gobierno de Maduro a través de la aplicación de esa doctrina.

En septiembre del pasado año el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Julio Chávez, en declaraciones a Prensa Latina denunció la apertura en la zona fronteriza colombiana de Cúcuta, de varios campamentos militares, cuyos efectivos eran contratados y entrenados por la empresa israelí-inglesa Daincorp.

Desde entonces, más de una veintena de grupos irregulares resultaron desarticulados en territorio venezolano mediante acciones de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y otros cuerpos de seguridad.

El reporte oficial más reciente refirió tres campamentos en el suroccidental estado de Apure, fronterizo con Colombia, los cuales fueron inhabilitados por las fuerzas militares.

Con base en información de inteligencia suministrada por el Sistema de Protección para la Paz, el 19 de septiembre último se neutralizaron tres enclaves clandestinos, ubicados en los sectores Tres Esquinas, Mata de Bambú y Las Palmitas, según informó el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.

Desde esos reductos operaban grupos estructurados de delincuencia organizada dedicados al secuestro, extorsión, narcotráfico y otros actos ilícitos, precisó el titular.

Súmese la captura el 11 de septiembre del presunto espía estadounidense Matthew John Heath, vinculado a una contratista privada de seguridad (MVM Inc.), quien se desempeñó durante 10 años en Iraq como operador de comunicaciones de una base secreta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Asimismo, el derribo por parte de la FANB de dos aeronaves con matrícula estadounidense cargadas de drogas tras violar el espacio aéreo en zonas fronterizas con Colombia, el 15 y el 24 de septiembre.

Igualmente los enfrentamientos de bandas de delincuentes con fuerzas castrenses en algunas zonas de la capital, los incipientes focos aislados de las llamadas guarimbas (acciones violentas) en algunas zonas del interior del país, por un supuesto descontento popular.

Este escenario coincidió con la gira del secretario de Estado Mike Pompeo, que lo llevó a Guyana, Brasil, Surinam y Colombia y cuya agenda principal fue Venezuela, más la presentación en Ginebra de un informe confeccionado por una comisión ad hoc sobre supuestas violaciones a los derechos humanos por parte del Gobierno bolivariano.

De acuerdo con denuncias del Ejecutivo, tales acciones constituyen señales del marcado interés por impedir las elecciones del próximo 6 de diciembre, las cuales llevarían a la renovación de una Asamblea Nacional que durante cinco años sirvió a los intereses de la derecha y Estados Unidos.

Por su parte el director asociado del centro estadounidense de pensamiento Atlantic Council para Venezuela, Diego Area, declaró recientemente a la prensa que la estrategia de Trump de usar este país como gancho para su reelección, no es nueva y forma parte de la construcción narrativa desde la campaña electoral de 2016.

'Esto no es nada más en Estados Unidos, esto se usó en Brasil, en Colombia y en España (...) conectar al adversario doméstico con un enemigo externo sirve para generar cohesión interna en las bases', en este caso con el electorado de Florida, señaló el experto.

Recordó como el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, alzó la bandera de Venezuela como un 'argumento narrativo duro' durante su campaña, en contraposición con figuras como los exgobernantes brasileños Luis Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Generar el miedo, la inestabilidad política y social es justamente la esencia de toda GNC, con el fin de llevar a los gobiernos a grandes concesiones para obtener la paz.

Algo que pese a todos sus manuales y estrategias le ha sido imposible a Washington lograr, debido a que puertas adentro el gobierno venezolano consolida la unión cívico-militar, mientras trabaja en la búsqueda de un consenso político por la paz y la estabilidad del asediado país.

Yadira Cruz Valera es Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.

Tomado de Prensa Latina



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