Ante la guerra impuesta por el imperialismo: ¡Victoria revolucionaria!

El pueblo de Venezuela una vez más ha dado un ejemplo de dignidad, de moral revolucionaria y de resistencia combativa frente a la última feroz agresión del imperialismo norteamericano en su contra, esta vez del sistema eléctrico nacional, que dejó sin fluido eléctrico a la totalidad del territorio venezolano durante varios días, con las graves afectaciones que esto acarreó en el desarrollo de las distintas actividades socio-productivas a todo nivel, así como en la psiquis de la población.

El gobierno de los Estados Unidos no cesa en su empeño de destruir el proceso de transformación revolucionaria que se adelanta en Venezuela; eso es simplemente normal, pues ellos defienden sus intereses imperiales y tratan de imponer su dominio a nivel global. Por eso alertó el Comandante Chávez que, mientras exista el imperialismo, la revolución venezolana estará siempre amenazada.

El imperialismo norteamericano viene poniendo en práctica las más variadas formas de agresión con modalidades, por ahora, de guerra no convencional contra Venezuela, al tiempo que voceros del gobierno norteamericano y el mismo Presidente, señor Donald Trump afirman que "todas las opciones para controlar Venezuela están puestas sobre la mesa", lo que incluye, por supuesto, una inminente agresión armada contra el pueblo venezolano.

En este momento se viene implementando lo que se conoce como la Teoría del Caos Constructivo, esgrimida por el señor Zbigniew Brzezinski, que a su vez se basa en los planteamientos de Shermant Kent, quien en el año 1949 escribiera el texto: "Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana".

En dicho documento explicaba Shermant Kent, a solo cuatro años de finalizada la II Guerra Mundial, que las próximas guerras EEUU las haría también con armas no convencionales, con la implementación de medidas como: bloqueo económico, congelación de fondos, embargos, la lista negra, así como el empleo de mecanismos diplomáticos de presión, haciendo uso de la estructura de poder mundial plegada a los intereses del gran Capital y del imperialismo norteamericano y sus aliados; lo que se conoce como el soft power (poder blando).

Esta teoría del caos constructivo busca agudizar las crisis en los países que desarrollen políticas incómodas para los intereses de imperialismo, mediante la promoción de conflictos en la mayoría de los casos violentos; alientan, financian y dirigen procesos de desobediencia civil, en aras de crear un ambiente de ingobernabilidad que lleve al derrocamiento de los poderes establecidos en dichos países, para ellos inaceptables. Toda semejanza con lo que están haciendo en contra de Venezuela, no es pura coincidencia…

Otro elemento de la teoría del caos constructivo tiene que ver con las operaciones de guerra psicológica, muy en práctica también contra la nación venezolana. Las operaciones psicológicas adelantadas contra Venezuela están orientadas a imponer lo que denominan una "línea de persuasión", que no es otra cosa que los métodos usados para generar unas reacciones deseadas sobre una audiencia determinada. Buscan crear sobre esa población un ambiente de malestar generalizado, mediante intensas campañas difamatorias, con argumentos como la violación de los DDHH, la falta de libertad de expresión, permanentes denuncias falsas de totalitarismo y autoritarismo del gobierno legítimamente establecido, la promoción de manifestaciones protagonizadas por algunos sectores disociados de la población, orientado todo esto a la búsqueda de forzar la renuncia o el derrocamiento del gobierno establecido o llegado el caso abonar el terreno y justificar una agresión militar directa, argumentando una intervención de carácter humanitario ante los supuestos problemas de "gobernabilidad" e "ilegitimidad" de las autoridades, que ellos mismos en sus matrices de opinión pretenden mostrar a la opinión nacional e internacional.

Podría decirse de manera muy somera, que esta táctica de guerra no convencional basa su accionar en dos aspectos fundamentales:

a) Las acciones físicas directas mediante el sabotaje y operaciones de bandera falsa contra la infraestructura (basta apreciar lo ocurrido con los últimos atentados contra la infraestructura eléctrica del país o el golpe infringido a la infraestructura petrolera), y el permanente sabotaje a los distintos servicios públicos, el sector financiero, los circuitos de comercialización de bienes de consumo, los servicios de salud, etc.

b) Un componente de acciones psicológicas dirigidas tanto al imaginario de la población nacional, como a la opinión internacional, para lo que cuenta el imperialismo con todos los recursos comunicacionales que el control casi absoluto de las distintas agencias de información y, sobre todo, de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), le brinda. El Internet es piedra angular en dicha política imperial pues, más que una simple tecnología, Internet es un factor geopolítico en lo que algunos han llamado la "ciber-geopolítica", siendo conocido y continuamente denunciado el férreo control cibernético e informático que ejercen los grupos de poder del imperialismo norteamericano y la manipulación de las redes sociales, como está demostrado con el alineamiento de Facebook, Google, Twitter, etc., puestas al servicio de los intereses de la política exterior del Departamento de Estado yanqui.

Respecto al manejo y la manipulación de los grandes medios de comunicación y a la creación de noticias falsas o como gustan llamarlas algunos en inglés fake news, autores como Ignacio Ramonet han escrito abundante material explicando dichos procesos, así como también es numerosa la bibliografía que puede encontrarse sobre la Guerra de Baja Intensidad, la Guerra de IV Generación, la Teoría del Caos Productivo y las Acciones de Guerra Psicológica; autores como Carlos Lanz y personalidades políticas de Venezuela como el profesor Aristóbulo Istúriz y muchos otros de otras latitudes del planeta han explicado el tema.

Es por esta razón que en este material no abordaremos de manera más profunda dicho tópico, sino que tocaremos algunos elementos referidos a lo que tiene que ver con el paulatino incremento de la guerra impuesta por el imperialismo norteamericano en contra de la nación venezolana y el proceso revolucionario que en la República Bolivariana de Venezuela se adelanta.

Ante todo, y como un elemento que nos permita centrar el tema, se tendrán en cuenta algunos aspectos que explican por sí mismos el porqué del interés de la administración política de los EEUU, en derrocar el gobierno chavista en Venezuela. No es solo por el hecho de que en Venezuela se esté desarrollando un proceso de construcción de una sociedad que no se encuadra con el modelo típico capitalista. En Venezuela se está en la búsqueda de un camino para lograr construir las bases de una sociedad socialista, con las particularidades y peculiaridades propias de este país caribeño, suramericano, mestizo, de gran diversidad étnica-cultural, con un fuerte atraso en el desarrollo de las fuerzas productivas, una burguesía "criolla" parasitaria sustentada en su mayoría en la renta petrolera, un proletariado poco desarrollado y una hipertrofia de los sectores populares urbanos y de la pequeña burguesía; lo que impone un gran reto para la construcción de unas relaciones sociales de nuevo tipo, socialistas.

El solo hecho de tratar de deslindarse del modelo social capitalista y andar hacia el socialismo ya de por sí es motivo más que suficiente para que el imperialismo norteamericano desate en contra de Venezuela la feroz agresión a que viene siendo sometida desde hace veinte años, pero es aún más lo que está en juego para el imperialismo, veamos:

Los EEUU a partir de la caída de la URSS ha intentado imponerse como la potencia hegemónica a nivel mundial, en la búsqueda de lo que el mismo Zbigniew Brzezinski, planteara desde 1971 en lo que denomina "Nuevo Orden Mundial", en su libro: "Entre dos edades: El Papel de los EEUU en la Era Tecnológica". Con la desaparición de la URSS y el Bloque Socialista, el gobierno norteamericano vio abiertas las puertas para apoderarse del mundo, ya sin la resistencia de las potencias socialistas.

Estos planes se han visto obstaculizados por el rol que vienen jugando países como China y Rusia en la competencia por mercados y la consecución de materias primas y fundamentalmente de energía; la conformación de la Organización de Cooperación de Shanghai, creada en 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y a la cual se unió posteriormente Uzbekistán, crea un bloque económico que se interpone a los intereses de hegemonía yanqui tal como pretendía el denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNCA por sus siglas en ingles)i, que buscaba el dominio de los EEUU tanto sobre sus aliados tradicionales la Unión Europea y Japón como contra sus competidores (por no llamarlos abiertamente enemigos), Rusia y China.

Las constantes acciones hostiles de los EEUU y sus aliados, la Unión Europea y Japón, en contra de Rusia y China se manifiestan en presiones de carácter económico y militar en regiones tan sensibles como el mar de Japón y de China por el este, así como también por el oeste en las repúblicas de Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Hungría, República Checa, etc., han llevado al acercamiento de Rusia y China en una alianza como medio de defensa ante las constantes presiones de occidente, llevando a estas dos superpotencias económicas y militares a disputar a los EEUU el dominio en América Latina, considerada históricamente como el patio trasero de los EEUU.

Esto, aunado a la pérdida de control en pasos marítimos como el estrecho de Ormuz (por donde se transporta cerca de la tercera parte del petróleo del mundo), el estrecho de Bab el-Mandeb y Malaca, así como la disputa por el control del ciberespacio, y el crecimiento económico de China – segunda. Economía del mundo – y Rusia, además del bloque creado por las economías emergentes reunidas en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), son un factor de preocupación y un problema para EEUU, en su empeño por dominar el mundo.

Este enfrentamiento por los recursos del mundo entre EEUU, Unión Europea y Japón, por un lado y China y Rusia por el otro, colocan a América Latina como un objetivo de primer orden y en ella a Venezuela como su prioridad máxima, pues como es bien sabido en Venezuela se encuentran entre otras muchas riquezas las reservas probadas y certificadas de petróleo más grandes del mundo con 300.878.033.000 de barriles.

Pasando ya específicamente a la coyuntura que se vive en Venezuela, hay que señalar que referirnos a la guerra impuesta al país bolivariano Venezuela no es una cuestión puramente retórica; hay aun quienes no terminan de entender que lo que se vive en Venezuela es una guerra impuesta por la mayor potencia del mundo en contra de la nación.

Una verdad indiscutible es que estamos en guerra y que los ataques del imperialismo seguirán. Por tanto, es obligación de los revolucionarios y las revolucionarias y patriotas el asumirla, pues aún sin buscarla, una vez impuesta la guerra no hay marcha atrás. El imperialismo busca destruir el proceso revolucionario y con él la esperanza de alcanzar una sociedad justa, una sociedad para todos y todas, no mediada por intereses económicos foráneos ni por el ansia de acumulación que impone la sociedad capitalista, no solo en Venezuela sino en América Latina toda y en el mundo.

El 13 de marzo se cumplieron 65 años de la gloriosa batalla de Dien Bien Phú, que se librara en Vietnam en el año 1954, donde las fuerzas revolucionarias vietnamitas al mando del general Vo Nguyen Giap y con la orientación política del gran líder de la Revolución Vietnamita Ho Chi Minh, infringieron una derrota total a las fuerzas imperialistas francesas. Es oportuno también recordar la consigna del Che Guevara en su mensaje a la Tricontinental de: "Crear dos tres… muchos Vietnam", esta idea hoy tiene plena vigencia en momentos que el imperialismo norteamericano se ensaña contra Venezuela.

En momentos que la campaña mediática impulsada por los grandes medios de comunicación y por la oposición interna, que buscan fomentar procesos de odio en contra de los sectores chavistas y del gobierno legítimo, es de vital importancia fortalecer la moral revolucionaria y la conciencia política. Esta conciencia no se logra más que por medio del conocimiento, el estudio y la lucha activa; es fundamental seguir elevando el nivel de conocimiento de la población para que se tenga muy en claro quién es el enemigo verdadero, que no es otro que el Capital transnacional, con sus operadores: el imperialismo norteamericano y al interior del país la burguesía "criolla" plegada a las directrices del Departamento de Estado yanqui.

El concepto de confrontación de clase, como la entendemos los revolucionarios, no tiene nada que ver con el discurso de odio que esgrimen las bandas contrarrevolucionarias y el imperialismo yanqui: su odio es un odio visceral, en contra de todos aquellos que no se supediten al mandato del Capital, al modelo de sociedad capitalista, al individualismo, al egoísmo y a todos los antivalores que la decadente sociedad capitalista impone en las personas.

La idea de la confrontación de clase para los revolucionarios es la lucha por la superación de todas esas trabas sociales, la lucha por la búsqueda de la igualdad, del respeto de una persona por la otra sin importar su estatus social, la construcción de nuevas relaciones sociales basadas en la solidaridad, el humanismo, la justicia verdadera. Es el desprecio de los falsos valores del capitalismo que mutila al ser humano en su condición básica de persona, convirtiéndolo en un simple objeto, en un medio de crear valor destinado a la acumulación capitalista.

La confrontación de clase que debemos fomentar los revolucionarios está dirigida no contra personas en particular. No confrontamos a las personas, confrontamos los procesos sociales que son impuestos por la sociedad capitalista que lesionan a todas las personas por igual, pues el capitalismo no solo daña a los pobres, sino a toda la sociedad en su conjunto. Liberando a la sociedad del lastre capitalista, estamos liberando a ricos y pobres de la carga inhumana que implica una sociedad en la que los seres humanos no valen en cuanto personas sino por cuanto han acumulado riquezas; riquezas que se revierten y se convierten en el látigo de quienes las poseen, pues el ser humano entre más se rodee de objetos más se ve despojado de su humanidad.

La lógica capitalista está centrada en la necesidad impuesta de acumular, de comprar, de convertir todo en una mercancía que se compra y se vende, incluidas las personas. La manera de existir del Capital es mediante la creación de necesidades en las personas: entre más se tiene en la sociedad capitalista, más se necesita, y entre más objetos poseen las personas, más se van deshumanizando. Por eso, los procesos de alienación y de enajenación de lo que nos hace humanos no es una cuestión de los pobres, y en la liberación de la sociedad no nos beneficiamos solo los pobres, sino la sociedad en su conjunto, pues podremos todos y todas volver a ser humanos de verdad.

Ellos nos desprecian, nos denigran, nos llaman pata en el suelo, "tierruos", chusma, gentuza, incultos, brutos. Se burlan de nosotros los pobres, porque andamos vestidos con ropas viejas y sin estar a la moda. Nos odian porque nos consideran inferiores, indignos de pisar el suelo que ellos pisan, de formarnos en los institutos de la "gente bien" donde se forman los hijitos de papi y mami; no podemos entrar a sus lujosos hoteles, a sus "country clubs", ni a sus restaurantes, no solo por los altos precios, sino porque se reservan el derecho de admisión. No es que queramos confraternizar en sus lugares de recreo, ni mucho menos. ¡No! Pero no debe haber sitios vedados para los pobres.

Ellos nos odian tanto porque nos temen y nos temen, porque saben en el fondo que nuestra lucha es la más justa de las luchas, saben muy bien que no nos daremos nunca por vencidos y que finalmente, más temprano que tarde, la victoria final será de la razón, de la justicia, de las personas de bien que luchamos por un mundo mejor para todos los seres humanos, incluidos ellos.

No buscamos la guerra, pero tampoco rehuimos un combate, pues sabemos que la única vía para la construcción del socialismo es la lucha revolucionaria, y es, como dijera el cura revolucionario Camilo Torres Restrepo: "el enemigo de clase es quien determina la forma en que entregará el poder político y económico, si por la vía pacífica o por la vía violenta". Nos temen porque saben que los revolucionarios y las revolucionarias no podemos ser comprados, pues no tenemos precio; saben que estamos dispuestos a ofrendar hasta la vida misma y lo que es aún más importante: a dedicar nuestras vidas íntegras a la revolución sin esperar nada a cambio, pues somos conscientes de la justeza de nuestra lucha, una lucha inquebrantable.

La revolución no se amedranta ante las agresiones del imperialismo y sus lacayos; entendemos de manera muy distinta el futuro de cómo ellos en su alienación capitalista lo ven. Para ellos el futuro niega el presente y el pasado, buscan solo el "éxito" en el futuro y eso es motivado precisamente por los altísimos niveles de alienación en los que vive la sociedad capitalista, es la exigencia absurda de acumular riquezas para el futuro, un futuro que en últimas se convierte en inalcanzable, pues nunca es suficiente la acumulación, negando el presente y por supuesto desconociendo el pasado, nuestras raíces.

Los revolucionarios creemos sí en el futuro, pero en un futuro que estamos construyendo hoy, día a día, que vamos viviendo y despojándolo de velos fantasmagóricos como si fuera algo inalcanzable. El futuro para nosotros los revolucionarios es producto de nuestros actos presentes y busca, no la acumulación de objetos materiales, sino el crecimiento de las personas, llenándonos cada día más de humanidad.

Para los revolucionarios y las revolucionarias entender el futuro es entender una idea básica, pero que no por básica deja de ser muy importante: entender que el presente es de lucha y el futuro será de victoria.

 

i El Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC) fue un Tink Tank (tanque de pensamiento), neoconservador, que operó desde 1997 hasta 2006 y buscaba imponer a los EEUU como la potencia hegemónica a nivel mundial. Algunos analistas expresan que la invasión contra Irak en 2003 fue su primer paso de grandes dimensiones para conseguir dichos objetivos; en él participaban importantes figuras de la intelectualidad y la política norteamericana vinculados al Partido Republicano y la administración de G.W. Bush, tales como: Donald Rumsfeld, Jeb Bush, Fukuyama, Dick Cheney, entre otros.

 El Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC) fue un Tink Tank (tanque de pensamiento), neoconservador, que operó desde 1997 hasta 2006 y buscaba imponer a los EEUU como la potencia hegemónica a nivel mundial. Algunos analistas expresan que la invasión contra Irak en 2003 fue su primer paso de grandes dimensiones para conseguir dichos objetivos; en él participaban importantes figuras de la intelectualidad y la política norteamericana vinculados al Partido Republicano y la administración de G.W. Bush, tales como: Donald Rumsfeld, Jeb Bush, Fukuyama, Dick Cheney, entre otros.

 

josemejiaxxi@gmail.com



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