Guaidó: el imperio te usó y te dejó solo

I

Guaidó, siempre ha sentido el miedo en sus cojones. El día en que se paró en sobre una improvisada tarima para autoproclamarse de lo que se proclamó, sentía el miedo que corría desbocado por su cuerpo, y que, de paso, lo consumía por dentro. Sus vísceras ardían de tanto miedo. Sus músculos temblaban, y de su boca salió una voz quebrajosa y plena de miedo. Cuando bajó, con una sonrisa impregnada de miedo, quienes lo aplaudían (como presidente interino de Venezuela, y como el nuevo líder de la oposición derechista venezolana), con la cabeza abajo, sorprendidos por el acto "heroico" de aquel desconocido, lo agarraron para felicitarlo, pero lo cierto es que era para sostenerlo, y evitar que cayera al suelo, muerto de miedo.

II

"El miedo es un código biológico para la supervivencia. Cada vez que un animal (y el hombre) percibe una situación que le amenaza, reacciona con angustia y miedo, poniendo así en marcha los mecanismos de autodefensa: sean de ataque o de huida…". Eso lo leí en uno de mis libros. En efecto, Juan Guaidó, jamás pensó que lo obligarían a hacer lo que hizo. Y menos que lo hicieran desde los Estados Unidos. Por eso tanto miedo, no sólo en ese momento, sino en los días que vinieron después, sobre todo cuando estaba en Cúcuta, junto a tres presidentes y el Secretario general de la OEA, y del flamante e inefable senador Republicano, y connotado representante de lo más rancio de la derecha estadounidense, Marcos Rubio. Allí, junto a ellos, Juan Guaidó, vivió uno de los momentos más apremiantes de su vida… El miedo lo reboso, a un nivel insospechado, cuando ni siquiera podía sentir su cuerpo. Se sintió perdido, y casi arrepentido de haberse prestado para aquel show, como sacado de una de las mentes más oscuras del mundo holiwdense. Mientras hablaban los demás él lucía ido, como volando tímidamente, como una simple paloma, que se deja llevar por el viento.

III

Era digno verle la cara, cuando un funcionario colombiano habló del "crimen" que había cometido Maduro por habar mandado a quemar las dos gandolas cargadas con "ayuda humanitaria". Luego, le tocó el turno a Luis Almagro, con su cara de perro rabioso arrepentido, dándole el mismo calificativo a Nicolás Maduro, nuestro presidente, por el mismo motivo. El resto del grupito, hizo igual: "Maduro culpable". Mientras tanto, el cuerpo de Guaidó, se consumía no sólo de miedo, sino de un terror, de sólo pensar sobre lo que podría venir con el correr de los días… Y sucedió: Resulta que un renombrado periódico neoyorquino, con imágenes irrefutables, de mostró lo que ya se sabía, atreves de videos, que la supuesta quema de las gandolitas llenas de guayas, clavos, miguelitos, máscaras y otros implementos para las guarimbas, no era obra de la PNB, ni de la GNB, sino que era obra de los malandros tirapiedras contratados para provocar a la GNB, lanzándoles cocteles molotov, tal como quedó evidenciado en los videos. El show de Cúcuta, montado por el imperio, quedó al desnudo: los malandros encapuchados fueron quienes quemaron las gandolas.

IV

¿Y ahora qué? Ahora Guaidó esta cagado, teme por su vida. No le cumplió las promesas que les hizo a Pompeo, Pence, Abrams, Bolton y al propio senador Marcos Rubio. Les dijo que tenía a la mitad de la FANB de su parte, lista para brincar la talanquera. Les manifestó que él era el máximo jefe de la oposición y contaba con el apoyo de más de 9 millones de opositores, listos para cumplir su mandato, y, dar, por fin, con la existencia de Maduro, como presidente, y con su chavismo venido a menos. Pero, oh, Dios, de todos los santos, nada pasó. Se quedó con los crespos hechos, y los gringos se arrecharon. Guaidó los había engañado, como niños de pecho… Y es cuando el miedo del autoproclamado se eleva a niveles insospechables. "El miedo sobreviene por inseguridad y a la a vez es el telón de fondo de muchas emociones negativas y sentimientos perniciosos. Por miedo, por inseguridad, podemos ser déspotas, altivos, avariciosos, violentos, pusilánimes, escrupulosos, hostiles, justicieros, antipáticos y resentidos".

V

En ese orden de cosas, pareciera que el señor Juan Guaidó está perfectamente retratado en esas palabras entrecomilladas. Este pelele, creyó un día, que era el rey no sólo de Venezuela, sino del mundo. Y el otro día, cuando despertó de un sueño, se sintió inseguro hasta los tuétanos. Su altivez rodo por el suelo. Le quedó un poquito de pusilanimidad, pero, como todo resentido, prestó para hacer las cosas más perversas en contra de su propio pueblo, si fuera necesario para saciar su venganza y sus ansias de poder. Así que en medio de la frustración por el fracaso en Cúcuta, el imperio toma las riendas directas de un ataque endiabladamente perverso contra nuestra patria: el día 7 de marzo, pasadas las cinco de la tarde, desde las ciudades de Houston y Chicago, según las evidencias, se dirige un ataque cibernético contra el corazón de Guri, presa que genera el 80 por ciento de la energía eléctrica para todo el país.

VI

En efecto, se realiza un acto de agresión criminal, perverso y desquiciado, que pretendía sumir al país en el caos y la desestabilización, mediante la confusión y la violencia estimada, y, que, desde esa confusión surgieran los muertos que el imperio requería para su intervención directa. Al quinteto de la muerte que mora en la Casa Blanca se les vio la costura, a través de los mensajes en twitter. Y, como un pelele arrastrado (muchos piensan como un retrasado mental), Juan Guaidó, sin escrúpulo alguno, tuiteó que Venezuela no tendría luz hasta que no se fura el usurpador (entiéndase Maduro). Es decir, avaló el acto criminal contra la población venezolana, sin pensar en el grave daño que estaba en marcha. No pensó en los niños y niñas. Tampoco en los adultos mayores, ni en nada. Se olvidó que existen hospitales y clínicas, públicos y privados, donde hay enfermes hospitalizados, y donde acude la gente día a día a consultas médicas.

VII

Pero, ni la camarilla criminal de la Casa Blanca, ni este títere arrastrado y loco de remate, contaban con un pueblo ejemplar y aguerrido y de un alto nivel de conciencia, como el pueblo chavista, e inclusive del pueblo no chavista, que adversa al gobierno, pero que no apoya actos de agresión de esta naturaleza, con heroicidad aguantó las consecuencias de verse afectado con la falta de electricidad, el agua y con la escasez de comida. Al final, la victoria. Una victoria heroica e inolvidable. Una vez más el pueblo y sus militares dignos, lograron mantener la paz, mientras los técnicos y profesionales de Corpolec hacían su trabajo. Un gran trabajo, arduo y continuo, hasta que se consolidó la victoria. Y, hoy, cuando escribo este artículo, ya hay electricidad en todo el país, y se comienza a sentir la presencia del agua. Pero, no hay duda, que quedan ronchas, muchas ronchas de este acto criminal. Y, sobre todo, cuantiosas pérdidas tanto para el sector privado como para el público. Gracias a la ocurrencia del quinteto de la muerte, y al apoyo del payaso de Juan Guidó, y de quienes le secunda.

VIII

¿Por qué señalo que Juan Guiadó esta cagado de miedo? Por muchas razones, pero puntualizando algunas, tenemos que: está solo. Mucha gente que creyó en él, en los momentos de euforia y de "gloria", se ha ido alejando de su entorno. Su convocatoria quedó en ridículo en días pasados, cuando debían cumplir su orden de tomar todos los estados, y, de paso tomar a Caracas. Ya no motiva a nadie. Y nadie le cree. Pero lo peor, para este payaso de circo barato, es que a nivel internacional también le están sacando el cuerpo. Los cinco de la muerte de la Casa Blanca, están callados. Los europeos ya no hablan de reconocimientos y de "estamos con Guaido". El grupo de Lima calla. Iván Duque, quien lo recibió como jefe de Estado, luego del bochorno de Cúcuta, no dice nada. En fin, pareciera que la tortilla se le volteó al autoproclamado. Y, por lo que se vislumbra, si no corre a guarecerse a una embajada o coge los caminos verdes, podría ir a parar, con hierro y todo, al Helicoide. Así acaban lo tigres de papel. Mientras tanto, Nicolás Maduro Moros y su pueblo, están plenos de victoria, de haber vencido en una importante batalla; pero trepándose, como debe ser, para otras batallas, y, al final, para la guerra, porque, del quinteto de la muerte que habita en la Casa Blanca, se puede esperar cualquier cosa… En fin, LEALES SIEMPRE, TRAIDORES NUNCA.

AGREGADO:

Quedó demostrado, en este hecho de agresión, sin precedente en la historia política venezolana, que Nicolás Maduro Moros es un generador de victorias. Unas tras de otras. Pero, para ello cuenta con el pueblo de más alta conciencia que existe en Latinoamérica y en buena parte del mundo. Un pueblo sereno, pleno de conciencia, pero alerta para cuando la patria lo exija con todas sus fuerzas. Un pueblo ejemplar, desde todo punto de vista. Lleno de mujeres con ovarios bien puestos, y hombres de inmensos cojones. Y del cual deben aprender los líderes que abundan dentro del proceso revolucionario. Se quiere un liderazgo sincero y que esté a la altura del nivel de conciencia del pueblo chavista. La enseñanza de esta prueba debería servir, de una vez por todas, para limpiar al PSUV y al Polo Patriótico, de líderes de pacotilla, fabricados por las circunstancias, y que no están en nada, sino en aprovecharse del proceso… En fin, de robar, de llenarse los bolsillos, y de largarse fuera del país cuando son señalados, a disfrutar del botín.

Puerto Ordaz, 15 de marzo del 2019.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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