A 16 años de un fracaso, Washington insiste contra Venezuela

Estados Unidos insiste en su política injerencista en Venezuela cuando se cumplen 16 años del golpe de Estado organizado desde Washington contra el gobierno constitucional del presidente Hugo Chávez.

Coincidentemente, en estos días comenzará en Lima, Perú, los días 13 y 14 de abril, la VIII Cumbre de las Américas, en la que por suerte, según informes, no estará el presidente Donald Trump.

Una declaración de la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Hucakabee Sanders, así lo confirmó, y dijo que tampoco viajará a Bogotá, Colombia, ambos escenarios preparados de antemano para una posible agresión contra Venezuela, según denuncias. Sin embargo, a Lima viajará el vicepresidente, Mike Pence, quien ya estuvo por la región en una rápida visita en agosto de 2017 que también incluyó estadías en Colombia, Chile, Argentina y Panamá, y el tema Venezuela siempre estuvo en su boca.

A través de un comunicado, el director de comunicaciones de Pence señaló que es un honor para el vicepresidente representar a su país en el cónclave de Lima, donde todo indica que tratará de poner más presión contra el gobierno bolivariano que preside Nicolás Maduro.

Algunos analistas como el venezolano Carlos E. Lippo, estiman que la orden contra la patria de Bolívar está dada desde agosto pasado pero, pese al servilismo de algunos gobiernos, las visitas de Pence, la de Rex Tillerson, anterior secretario de estado; y Kurt Tidd, comandante en jefe del Comando Sur, no lograron apuntalar ese objetivo.

Difícilmente Washington alcance en la capital peruana la mayoría calificada de 23 votos para una incursión disfrazada de 'ayuda humanitaria', ya que en el foro estarán presentes los miembros del ALBA-TCP, un grupo que cerró filas con los venezolanos.

No obstante, se espera que la Casa Blanca intente, al menos, aprobar oficialmente alguna condena al gobierno bolivariano por su supuesta responsabilidad en la 'crisis humanitaria', de la que Washington tiene una gran responsabilidad.

No se descarta tampoco, según sostiene Lippo, que la Casa Blanca y su comparsa actúen soterradamente para lograr al menos la complicidad pasiva en el apoyo a una invasión desde la vecina Colombia, que se llevaría a cabo por paramilitares colombianos y efectivos del ejército gringo comandados 'formalmente' por un general venezolano disidente.

'A 16 años de la intentona contra Chávez, que el pueblo se encargó de desbaratar, la presencia de 114 integrantes del ejército y 454 efectivos de la fuerza aérea gringa en Perú, con todo su armamento y equipo militar correspondiente, es llamativa', plantea el analista.

Y más si a eso se agrega que hace algunas semanas a Panamá llegaron otros 415 miembros de la fuerza aérea, autorizados para portar armas y gozando de privilegios diplomáticos, en el marco de las maniobras conjuntas 'Nuevos Horizontes'.

En sus valoraciones sobre esta situación, Lippo, un calificado analista sobre el tema, señala que es evidente que 'tales contingentes, junto a los acantonados permanentemente en las bases de Colombia, podrían conformar el componente estadounidense de la invasión.

En tiempo de celebración popular en Venezuela por la derrota de hace 16 años, lo que culminará con una gran movilización popular el 13 de abril, las autoridades locales se muestran alerta, según trascendidos,

Trump, Pence y Tillerson, pudieran ser vistos como un calco de George Bush, Charles Shapiro y John Maisto, quienes usaron instrumentos parecidos a los que se emplean hoy con la intervención de las corporaciones mediáticas, la Iglesia y de la cúpula empresarial, y una fragmentada oposición que intenta desesperadamente llegar al gobierno por la fuerza.

Si en 2002 el plan golpista estuvo en manos de la derecha venezolana, hoy la dirección y financiamiento está en Washington, pues la derecha local perdió prestigio y representatividad.

No obstante, muchos se preguntan que hacen en Colombia algunos magistrados venezolanos, los cuales según denuncias del fiscal general, Tarek Saab, intentan conformar un gobierno paralelo, en el cual la exfiscal general y prófuga de la justicia, Luisa Ortega, tendría algún papel.

Hoy a 16 años de la conjura golpista contra Chávez, el presidente Maduro enfrenta retos parecidos pero, años de revolución y una solida unidad cívico-militar, aparecen como serios escollos para Trump y sus halcones.

No obstante, los principales dirigentes del chavismo no se confían pues los hechos indican que Estados Unidos intensifica el complot con la utilización de la derecha venezolana para crear, mediante campañas mediáticas, sanciones unilaterales y el bloqueo financiero, condiciones de 'crisis humanitaria' que justifiquen una intervención extranjera.

Periodista de Prensa Latina


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