…“Guarimbas terroristas patrocinadas por el gobierno de EE.UU.” (III)

La REVOLUCIÓN BOLÍVARIANA representa hoy otra oportunidad, después de haber transcurrido 200 años, de lograr, como lo dijera nuestro Libertador Simón Bolívar, “El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política” En Venezuela actualmente se está desarrollando una vigorosa revolución que está gestionando hacer realidad aquel concepto filosófico del cual hablará Simón Bolívar. Sin embargo, la burguesía criolla ha presentado una feroz resistencia a este intento, no quiere por nada del mundo aceptar se mejore la calidad de vida de los marginados por la estrategia de la cuarta república, y dentro de ella, el nefasto puntofijismo liderado por los partidos políticos ACCIÓN DEMOCRÁTICA y COPEI, para evitar mayor beneficio dentro de la población que ellos mantuvieron marginadas, brutalmente ha recurrido a sembrar el odio en un grupo de cierta magnitud de compatriotas, quienes enfermos mentalmente han recurrido a la desestabilización del gobierno y puesto en práctica las *guarimbas terroristas patrocinas por el gobierno de los EE.UU.. Sin embargo, la revolución bolivariana no ha cedido ni un ápice, al contrario, cada vez más se profundiza, por lo que la oligarquía deberá convencerse que la REVOLUCIÓN BOLIVARIANA regresó a Venezuela para quedarse; y así es y así será. Ahora bien, después de esta introducción, continuemos con el tema del que se ha venido tratando.

América Latina o Latinoamérica, como ya se ha dicho, es una entidad territorial sociocultural diferente a Hispanoamérica, ésta última constituida por el conjunto de países de América que fueron antiguas colonias de países europeos donde se hablan las lenguas romances, es decir, aquellas derivadas del latín, y que corresponden a España, Portugal y Francia. En aquellos países en los que hoy se observa muchas similitudes debido a su larga historia en común por haber sido territorios coloniales de España y Portugal y además Francia, se puede observar que entre ellos existen variaciones lingüísticas, étnicas, sociales, políticas, económicas y climáticas que los diferencian, y con el correr del tiempo se fue poniendo de manifiesto la existencia de dos bloques perfectamente diferenciados en cuanto a su origen, historia, idiosincrasia e intereses político-económicos entre la América Anglosajona y la América Latina, esta última constituida por las naciones que fueron colonizadas por pueblos europeos de estirpe latina, como es el caso de Portugal, España y Francia; podría decirse entonces que Latinoamérica es una expresión que envuelve a veinte repúblicas del Nuevo Mundo, dieciocho son oriundas de España y por eso se les denomina colectivamente América Española, las otras dos; Brasil procede de Portugal y Haití de Francia. En opinión del historiador venezolano, Guillermo Morón, América Latina abarca: “Toda Hispanoamérica, Brasil, y los nuevos estados como Guyana en tierra firme y ámbito del Caribe; cuyas características le dan una fisonomía especial”.

Pero a pesar del reconocimiento que ha ido tomando el término en el contexto internacional, presenta el inconveniente de que no es acogido fácilmente por aquellos nuevos Estados caribeños surgidos de los movimientos independentistas frente a Inglaterra, Francia y Holanda. Ante esta realidad se plantea la alternativa de revitalizar y acoger el vocablo acuñado por Víctor Raúl Haya de la Torre: “Indoamericano”, o de revivir aquél que emplearon los próceres de nuestra independencia: “Suramericano”, pero, como bien lo señala el Dr. Caldera, el primero de ellos presenta el inconveniente de que en el Caribe lo indio tiene de un densos contingentes humanos venidos de la India. Respecto al segundo, subsiste en nuestro medio la polémica acerca de la delimitación geográfica que comprende a Norteamérica, calificativo para designar la porción de tierra que se extiende al Norte del Istmo Centroamericano. Méjico, según este criterio geográfico, integraría el territorio norteamericano. Pero, ¿Podría afirmarse que los mejicanos se sienten norteamericanos, tomando en cuenta la connotación que este término ha ido ganando en nuestra realidad hemisférica?


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José M. Ameliach N.


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