Guerra para desajustar, molestar y dañar más allá del cafecito, el pan o la harina

La guerra que tiene desatada la Derecha imperial de Estados Unidos contra Venezuela es un batallar indirecto, eso que llaman guerra de cuarta generación, porque en lo que se refiere a logros para la ciudadanía en general, la Revolución Bolivariana se lo lleva en los cachos y ese modelo de hacer para las personas no es algo que ellos comparten porque a ellos solo les importa lo que los estadounidenses puedan dejar en sus bolsillos.

Por eso otorgan dinero para que se hagan las contrataciones necesarias destinadas a ponerle la vida de cuadrito a las personas que constituyen nuestra sociedad, con lo cual siembran el germen de la desesperanza entre los ciudadanos, acostumbrados a su cafecito cada mañana, sus arepitas o empanadas o su bollo de pan, no bajo el brazo como los franceses, pero que llegue diariamente a sus hogares.

Esa es la idea central de esa guerra: molestemos, perjudiquemos y hagamos enfadar a las personas en los hogares, especialmente a las mujeres para que vayan a pelear con los maridos y los vecinos, para que en un echar espuma por la boca, grite y diga las más variadas cosas que les molestan, que se les ocurra en contra de la revolución bolivariana y sus líderes y si es contra el titular de la Presidencia mucho mejor.

Toda la mensajería interna y externa, el corte del financiamiento externo, la presión en contra de muchos productores externos de materias primas y diversos productos, como los farmacéuticos y los de salud, para citar un par, la acción de las empresas certificadoras de riesgo, los créditos en el exterior, la manipulación bancaria, la generación de las colas en panaderías y automercados, la generación de bachaqueros, presencia de mercenarios, la intoxicación de estudiantes y docentes universitarios y profesionales que buscan donde ubicarse dentro de la sociedad así como la desestabilización de los aspirantes a clase alta, al igual que sus respectivas víctimas (heridos y muertos). Es hacia allí a donde va dirigida la guerra de la Derecha imperial o Estados Unidos, para darle un nombre.

Lo han venido haciendo por años y en las más variadas formas, solo que en esta ocasión, el dinero -en primera instancia- va dirigido al fortalecimiento de las clases oligarcas en los negocios, pagar a líderes y seguidores, para que sean ellos quienes hagan el trabajo sucio. Pero al fin y al cabo, toda su acción va directamente hacia las personas no acostumbradas a las lecturas ni al reflexionar, más bien el centro está ubicado en aquellas personas amantes de las telenovelas, de personas que realizan cada día una rutina en los hogares, en trabajadores de las oficinas, de los lectores y amantes de cómics, el cine y la música (con lo cual van sembrando la discordia en los niños y adolescentes).



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Pedro Estacio


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