El golpe de Almagro

La decisión del Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, el exMinistro de Relaciones Exteriores del gobierno de Pepe Mujica, Luis Almagro, m de hacer uso de lo dispuesto en el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, bajo el supuesto de una alteración grave de la institucionalidad democrática en la República Bolivariana de Venezuela, constituye un hecho sin precedente en esa organización regional, no en cuanto a la aplicación de la referida Carta, sino en que sea el Secretario General y no alguno de los 34 Estados Miembros de la OEA, quien haya puesto en funcionamiento los mecanismos de estudios, seguimiento y sanción previsto en ese documento.

La Carta Democrática Interamericana no es, como pretende interpretarla la derecha golpista venezolana y sus aliados de la región, un tratado internacional sino un acuerdo de la Asamblea General Ordinaria de la OEA del año 2001, dirigido a la promoción de la Democracia Representativa entre sus Estados Miembros a partir, fundamentalmente, de la aplicación de medios diplomáticos de diálogos y negociaciones, con vista a la solución de conflictos políticos importantes al interior de sus Estados Miembros, cuya sanción expresa más importante es la Suspensión del Estado cuestionado, con el voto de las tres cuartas partes de los Estados Miembros, con la consecuencia de su exclusión de los órganos y actividades de la organización regional y pero con la obligación de éste seguir cumplimiento con el contenido de la Carta Fundacional de la organización regional y demás instrumentos válidamente aprobados; lo que hace jurídicamente imposible, en estricta aplicación de la Carta que individual o colectivamente, puedan adoptarse decisiones de tipo política, policial o militar, dirigida a desconocer la Soberanía del Estado afectado, la vigencia de su orden jurídico, el mandato de sus autoridades y la inviolabilidad de su territorio, como podrían aspirar los voceros de la desesperada derecha golpista venezolana y sus asociados dominantes del gobierno imperialista de los Estados Unidos.

En un contexto inducido deliberadamente de crisis económica provocada por una planificada y ejecutada estrategia de desestabilización de la oposición contra-revolucionaria, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos (Operación Freedon 2) y sus aliados de América Latina y Europa y, agudizada por la abrupta caída de los precios internacional de los hidrocarburos y reforzada por la victoria electoral de la oposición en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015; ante la dificultad política de conseguir que un Estado que, con base al artículo 20 de la Carta solicite la aplicación de ese instrumento del Derecho Internacional Público interamericano, ha activado la figura de Luis Almagro como Secretario General de la OEA, con el fin de intentar el aumento de la presión política interna mediante el intervencionismo internacional , en momentos en que existen cambios importantes en el escenario económico venezolano que presume un mejoramiento de mediano y largo plazo del problema del desabastecimiento de medicinas y alimentos básicos, junto a una recuperación paulatina pero sostenida de los precios internacionales del petróleo y el convencimiento que los lapsos y términos legales para la realización del aun no convocado Referendo contra el Presidente Nicolás Maduro Moros son de imposible cumplimiento en el presente año 2016; lo que frustraría el Golpe seudo-democdrático que se viene gestando desde el mismo triunfo electoral de Nicolás Maduro del 14 de Abril de 2014, reemplazando al Comandante Hugo Chávez Frías en el liderazgo de la Revolución y la dirección del Estado Venezolano.

Excediéndose en las facultades que la Carta Fundacional de la OEA le otorga al Secretario General de esta organización y a la letra y espíritu de la misma Carta Democrática Interamericana, que solo le otorga condición de mandatario de la voluntad colegiada de los Estados Miembros, el excanciller uruguayo, en plena concordancia con el gobierno de los Estadios Unidos y a pesar de la próxima realización de la Asamblea General Ordinaria de la OEA, previstas para el presente mes de Junio, decide redactar un extenso documento de 123 páginas, derivado de las denuncias de sus acólitos de la oposición de derecha de la Asamblea Nacional venezolana y, sin previa consulta y menos autorización, como diplomáticasmente corresponde, con el Consejo Permanente de la OEA, acuerda la convocatoria de una Asamblea Extraordinaria del organismo con el único objeto de examinar la situación política interna de Venezuela, permitiéndose, en el colmo del exceso de sus atribuciones, solicitudes – que no recomendaciones al Consejo – de medidas políticas que violan la Soberanía de un Estado Miembro, al desconocer sus Poderes Públicos y su orden jurídico constitucional y legal como la obligación de realizar este año el fraudulento Referendo, la libertad de los asesinos y golpistas presos, el respeto a una Asamblea Nacional en abierta posición sediciosa y en diálogos con presencia de la OEA, que en el mandato de Almagro, solo servirá como Caballo de Troya en favor de la sedición contrae-revolucionaria.

Sin duda, la maniobra de Almagro y los Estados Unidos es un hecho importante en la situación política nacional y regional pero no necesariamente trágico para amenazar la continuación de la Revolución Bolivariana porque se trata de acciones políticas que deben ser neutralizada con el apoyo de nuestros amigos y socios de UNASUR, ALBA y Petrocaribe que siguen fiel a la visión anticolonial y Soberanista e integración promovida por el Comandante Chávez y continuada por Nicolás Maduro Moros y que puedan reunir más de los 14 votos necesarios para impedir la aprobación de medidas punitivas e intervencionistas contra Venezuela y porque este hecho puede ser mostrado al movimiento democrático, popular y revolucionario der América Latina y el Caribe y el mundo, como una nueva prueba de los planes de reconquista y recolonización de América Latina y el Caribe por parte del imperialismo norteamericano, con la anuencia de las élites económicas y los grupos ´políticos corruptos decididos a impedir la consolidación del proceso de Democracia Participativa y Protagónica, con Soberanía y Justicia Social e Integración regional, que ha permitido el avance de los pueblos de Nuestra América hacia su liberación definitiva de las viejas cadenas que nos ataban al imperialismo de los Estados Unidos y a sus aliadas potencias coloniales europeas.



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Yoel Pérez Marcano


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