Del excepcionalismo al poder inteligente

“Para entender las doctrinas políticas imperialistas presentes, no
pueden olvidarse aquellas fundacionales que comenzaron a articularse
explícitamente desde el primer tercio del siglo XVII y las que se han
continuando elaborando hasta nuestros días…”.

Con esta introducción, el Reverendo Pablo Odén Marichal, diputado a la
Asamblea Nacional del Poder Popular y secretario ejecutivo del Consejo
de Iglesias de Cuba presentó su trabajo “Las iglesias y el movimiento
ecuménico ante los nuevos desafíos de la normalización de las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos”  en el Seminario Evangélico de
Teología efectuado  en mayo de 2015.

Explicaba el Reverendo que en el siglo XVII, aún antes de la
Declaración de Independencia de las Trece Colonias, se habló de lo que
sería conocido como American Exceptionalism, nacido de la herencia
puritana de Estados Unidos y que tuvo como uno de sus más conocidos
difusores al pastor puritano John Winthrop quien, en un sermón que
pronunció en 1630 proclamó el establecimiento de “una comunidad
virtuosa que brillará como ejemplo para el Viejo Mundo.”
Marichal destacaba que esa ideología puritana es la que hace posible
que hoy el primer presidente norteamericano negro, afirme que se
considera a sí mismo como descendiente de inmigrantes y no de
esclavos, y que afirme que su nación es "excepcional”.

"No mucho tiempo después de su llegada a las costas nororientales de
lo que hoy es Estados Unidos de América, los primeros colonos
puritanos protestantes, tanto ingleses como escoceses, entendieron que
Dios los había guiado hasta allí para la realización de un "designio
especial del cielo”, una misión especial que tenía en su base la
piedad y los principios morales del buen actuar de todo ciudadano.

En 1845, el periodista norteamericano John L. O'Sullivan que ya en
1839 había sostenido que Estados Unidos tenía un "destino divino" que
le daba derecho "a establecer sobre la tierra la dignidad moral y la
salvación del hombre”, acuñó el término Destino Manifiesto y predijo
que, compartiendo estos valores, Estados Unidos sería una "unión de
muchas repúblicas".

La Doctrina Monroe —redactada por John Quincy Adams siendo Secretario
de Estado del gobierno de James Monroe—, prevenía a los estados
europeos de intervenir en América, con el famoso lema de “América para
los americanos”.

En 1823, John Quincy Adams, Secretario de Estado del presidente
Monroe, haciéndose eco del determinismo geográfico, enunciaba su
doctrina de la "fruta madura" (o de la ley de gravitación geográfica)
que planteaba que “Cuba, una vez separada de España…, incapaz de
sostenerse por sí sola, tiene que gravitar necesariamente hacia la
Unión Norteamericana, y a la Unión…le será imposible dejar de
admitirla en su seno."

En 1904, el presidente Theodore Roosevelt sostuvo que EEUU tenía
derecho a intervenir en cualquier nación latinoamericana que actuara
incorrectamente en política interior o exterior. Su corolario a la
Doctrina Monroe justificó nuevas injerencias en los estados del Caribe
durante el mandato de Taft (1909-1913) y Woodrow Wilson (1913-1921).

La creación de la Organización de Estados Americanos (1948), cuyo fin
era mantener en práctica la Doctrina Monroe y evitar que el comunismo
se extendiera por Latinoamérica, sirvió para que EEUU emprendiera
acciones como el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, de
Guatemala, en 1954; la fracasada invasión de bahía de Cochinos, en
Cuba, en 1961; la intervención militar para apoyar a Balaguer en
República Dominicana en 1965; el derrocamiento en Chile de Salvador
Allende en 1973; la invasión de Granada en 1983; el respaldo al
Ejército de la tiranía salvadoreña en su lucha contra las guerrillas
patrióticas, y el apoyo a la contra nicaragüense, que se enfrentaba al
gobierno sandinista, en la década de 1980.

Diversas han sido las doctrinas político militares que han aplicado
los regímenes estadounidense contra America Latina, inspiradas casi
todas en la dicotomía de la zanahoria y el gran garrote ("habla
suavemente —zanahoria— pero amenaza con un gran garrote”). El
Reverendo Marichal cita las más conocidas:

El corolario a la doctrina Monroe de Theodore Roosevelt; la doctrina
Truman dirigida a “contener el avance del comunismo en todo el mundo”;
la Eisenhower de represalias masivas o de la contención militar; la
Kennedy de la expansión de la democracia y el libre mercado; la
Johnson de guerras limitadas o “preventivas; la de “seguridad
colectiva” de Nixon; la Clinton del uso de la fuerza para acceder a
mercados clave y suministros de energía; las dos de Bush de guerra
nuclear preventiva y contra el Terror, hasta llegar a la doctrina
Barack Obama del “smart power" o poder inteligente, que emplea el uso
del poder militar junto con la diplomacia.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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