Se acabó lo que se daba Santos se quitó la sotana

Grave, ese es el término que cabe; otra vez la oligarquía colombiana al ataque contra Venezuela.

La historia es antigua, la Oligarquía de La Nueva Granada tuvo desde sus orígenes celos y envidia hacia Venezuela; en un principio, Simón Bolívar preñado de fuerza y de éxitos fue la manzana de la discordia entre la oligarquía colombiana y la naciente Venezuela.

Desde que Bolívar liberó el Magdalena granjeo enemistades pues generales colombianos se sintieron desplazados por el inteligente y audaz líder venezolano. El primer enemigo fue el general Del castillo; pues después de los triunfos de Bolívar, éste fue ascendido por encima del neogranadino que tenía años comandando la zona. Con estas facultades Bolívar ordenó a Del Castillo atacar a los españoles en la frontera y éste después de cierta demora cumplió con éxito el ataque y luego renunció exponiendo que la conquista de Venezuela iba contra sus principios morales. Esto dividió las tropas y Bolívar observó como la balanza se podría inclinar a cualquier lado; pero el genio y carácter de Bolívar era la barrera que lo diferenciaba del resto de sus contemporáneos.

En ese escenario sucedió un altercado que muchos historiadores coinciden en colocar como el principio de la semilla del odio intenso que se observó contra Bolívar por quien sería su más cercano colaborador: cuando un comandante, siguiendo instrucciones de Bolívar, ordenó marchar, uno de los oficiales se negó a obedecer por lo que Bolívar con voz grave y sonora le ordenó: “!Marchad o me matáis!, o por Dios, yo os mataré!” el oficial obedeció, su nombre: Francisco de Paula Santander.

Así comenzamos la marcha por la libertad suramericana, Santander fue el hipócrita más grande que haya parido país alguno; Santander estuvo el lado de Bolívar durante un tiempo; fue clave para la exitosa campaña del Casanare, que coronó el éxito en la batalla del puente de Boyacá que dio la libertad a la Nueva Granada; luego tras cada éxito del estratega los odios se aumentaron hasta que para los momentos de la convención de Ocaña, en 1828, ya la división era más que publica, sobre esto Bolívar dijo: : “De Bogotá a Cartagena, toda la Nueva Granada se ha confederado contra mí y ha buscado a mis enemigos para que triunfen sobre mi opinión y sobre mi nombre. Santander es el ídolo de este pueblo…” luego sobrevino el atentado de septiembre de 1828 donde Bolívar salvó su vida gracias a la audaz y valiente intervención de Manuela Sáenz; sobre esto Bolívar se dirigió al Mariscal Sucre en carta fechada 28 de octubre de 1828: “Estoy desbaratando el abortado plan de conspiración; todos los cómplices serán castigados más o menos; Santander es el principal, pero es el más dichoso, porque mi generosidad lo defiende”. La importancia que se atribuyó en el proceso investigativo y judicial dirigido por Urdaneta y gran parte de militares venezolanos, al encuentro de pruebas susceptibles de comprometer a Santander, así como la ejecución de un personaje tan popular en el pueblo neogranadino como lo era el almirante Padilla, determinaron en este pueblo el renacimiento del espíritu de descontento y rebelión manifestado durante la convención de Ocaña, con el agravante de que esta vez era manifiesta no solo la división de partidos sino el odio entre venezolanos y neogranadinos. La pena máxima impuesta a Santander le fue conmutada el 1 de Noviembre y cambiada por la de expulsión del país.

Santander sería el primer presidente de la nación que surgiría en el territorio de la antigua Nueva Granada una vez muerto el genio de América; La Nueva Granada asumiría el nombre de Colombia, dicen que en honor a un Bolívar que nunca respetaron ni quisieron; realmente lo hicieron como táctica para camuflarse en el sentimiento bolivariano y latinoamericanista.

La Colombia que surgió después de la muerte de Bolívar no es la Colombia soñada por el Libertador; no!, esta Colombia es solo una careta puesta sobre la Nueva Granada y la oligarquía colombiana de hoy es la misma de ayer y su propósito el mismo.

El gobierno colombiano y sus instituciones son hoy como ayer copia y calco de las traiciones más grandes que sufrió el proyecto libertador.

En la actualidad está en juego el financiamiento que Estados Unidos le da al gobierno Colombiano para mantener sus vicios y sus turbios negocios.

Así como “casualmente” se encontraba en el puerto de Santa Marta la goleta de guerra norteamericana “Grampus” en el momento en que Bolívar llega muriendo y fue “Casual” que el tal Dr. Mc. Knight le colocara tratamiento junto al Dr. Reverend; ahora “Casualmente” el vicepresidente norteamericano, Joe Biden fue a Colombia dos días antes de que Santos decidiera darle la patada que le dio a nuestras relaciones bilaterales.

El principal secuestrado de las mafias que gobiernan Colombia es su propio pueblo, son estos quienes tienen que subvertir ese orden; pero ese pueblo ha sido aterrorizado por el gobierno a través de los grupos paramilitares y la ayuda solapada a algunos grupos guerrilleros.

La situación es muy delicada, el principal ganador de que Venezuela no ayude al proceso de paz en Colombia es el gobierno colombiano que necesita una excusa para que Estados Unidos sigan mandando Dólares frescos y sigan manteniendo su presencia en territorio latinoamericano; sin la presencia de Estados Unidos en Colombia se les hace más difícil a los narcotraficantes que sustentan parte del gobierno seguir exportando la cocaína con libertad a los Estados Unidos que la necesita tanto, como el petróleo venezolano para poder mantener a su pueblo contento y alumbrado.

Para que el presidente Santos haya dado ese paso, la situación de la economía colombiana debe ser desesperada; necesitan los dólares norteamericanos y para eso venden a su madre, a su soberanía y como amos feudales venden el territorio con los seres vivos que en el habitan.

Nosotros deberíamos darle en la madre al gobierno colombiano haciendo lo posible para que se llegue a un acuerdo de paz en Colombia y así no tengan excusas para la intervención norteamericanos que utiliza sus aviones para traficar con cocaína, y mantiene al pueblo sumiso y aterrorizado ante los amos feudales.

Nosotros deberíamos simplemente cerrar fronteras, volcar nuestra energía al MERCOSUR, afianzar el ALBA, y dejarle a Colombia y sus seguidores el ALCA para que se vayan con este ALCARAJO.

No es verdad que estemos obligados a tener una buena relación con Colombia, no es verdad que estemos obligados a comercializar con Colombia, no es verdad que dependamos de ellos para nada; por el contrario si queremos que ese Santo se baje de su pedestal cortémosle el comercio para que lo veamos suplicando como ya hizo antes.

Venezuela se hace grande cada vez más carajo!!!!!

Patria Socialista o Muerte. Venceremos!!!


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Oscar Jimenez


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