El Comité del Premio Nobel por la Paz ha estado avanzando desde 2009 la
agenda estratégica militarista de su presidente, el noruego Thorbjoem
Jagland, y de ahí sus proclamaciones más recientes.
Así lo
argumenta en un artículo difundido por la organización pacifista Global
Network Against Weapons & Nuclear Power in Space el nipón Yoichi
Shimatsu, especialista en temas de energía renovable, quien
habitualmente escribe en publicaciones de asuntos de negocios europeas y
ha sido editor del semanario Japan Times Weekly de Tokio y comentarista
de la cadena Bon Ocean, de Beijing.
Thorbjoem Jagland ha sido
primer ministro, ministro del exterior, líder del Storting (parlamento
noruego) y es actualmente presidente del Consejo de Europa, un cuerpo
que respaldó a la Unión Europea y a la OTAN durante la Guerra fría. Es
un veterano político del Partido Laborista Noruego que, según Shimatsu,
ha asumido una posición similar a la del británico Tony Blair como
promotor de la integración de la Unión Europea en estrecha alianza con
Washington, para asegurar un fuerte liderazgo occidental en los asuntos
internacionales.
Integró el Comité permanente para la defensa y
fue un destacado participante en las conferencias parlamentarias de la
OTAN, con cuya organización guerrerista se ha identificado siempre su
carrera política.
Aunque Noruega es un país relativamente
pequeño, desempeña un papel militar significativo dada su ubicación
estratégica, cerca de lo que fuera la base de la Flota Soviética del
Ártico (hoy, Flota del Mar del Norte), en Murmansk, en la península de
Kola.
Recuerda Shimatsu que en Noruega todos los hombres son
soldados y poseen un fusil y que la frontera de Noruega con Rusia en el
Mar de Barent constituyó la línea del frente durante la Guerra Fría.
En la actualidad, Noruega desempeña un papel destacado en las
contradicciones que se manifiestan entre los países tecnológicamente
desarrollados y los del tercer mundo, porque tiene tropas terrestres en
Afganistán, buques que custodian las costas de Somalia contra la
piratería en la región, participa en la carrera espacial del Pentágono
como integrante de los sistemas de misiles anti balísticos, y posee la
tecnología anti submarinos más avanzada del mundo.
Noruega
tiene un per cápita de tropas en la OTAN mayor que cualquiera otro de
los 28 Estados miembros. Lagland es vocero de los estrategas de la OTAN
y, en tal función, clama por la ampliación de la alianza occidental para
evitar el resurgimiento de las potencialidades militares de Rusia y
China y el acercamiento a ellas de Brasil y la India porque estima que
el desafío para occidente ha cambiado tras el colapso de la URSS dado
que ahora el nuevo enemigo potencial es la coalición económica que se
conoce como los BRIC, integrada por Brasil, Rusia, India y China.
Relata Shimatsu que, en una conferencia de parlamentarios europeos que
tuvo lugar el pasado año, el actual presidente del Comité del Premio
Nobel por la Paz expuso con crudeza: “Cuando no somos capaces de detener
a una tiranía, la guerra comienza. Es por ello que la OTAN es
indispensable. La OTAN es la única organización militar multilateral
enraizada en el derecho internacional. Es una organización que las
Naciones Unidas pueden usar, cuando es necesario, para detener a una
tiranía, como hicimos en los Balcanes.”
Legland se refería,
naturalmente, a la campaña de bombardeos, invasión y ocupación a finales
de la última década del siglo XX, contra la ya desaparecida República
Socialista Federativa de Yugoslavia.
Para resumir su idea,
Legland dijo algo totalmente incompatible con su cargo al frente del
Comité del Premio Nobel por la Paz: “Si en cualquier parte del mundo los
tiranos no pueden ser derrocados por medios pacíficos, la guerra es
inevitable y la OTAN librará esa guerra.”
Tan escalofriantes
como esas fueron sus palabras al anunciar la adjudicación del Premio
Nobel por la Paz al chino Liu Xiaobo: “Nosotros tenemos que hablar
cuando otros no pueden hacerlo. China se levanta y nosotros debemos
tener derecho a criticarla para hacer avanzar a las fuerzas que quieren
que China sea más democrática.”
Yoichi Shimatsu señala que la
expresión “hacer avanzar” en boca de Legland le recuerda los eufemismos
en los textos japoneses que hablaban de “avances” de las tropas
japonesas en el territorio de otros países de Asia continental. Se
delata una mentalidad militarista, dice.
Según aprecia el
escritor japonés, al seleccionar sus premiados más recientes, Barack
Obama y Liu Xiaobo, el Comité del Premio Nobel de Paz ha estado
avanzando una agenda estratégica que se corresponde con el pensamiento
político de Thorbjoem Jagland, su presidente desde 2009, conocido por
sus adversarios en Noruega como “nuestro propio George W. Bush.”
Fuente: http://www.argenpress.info/2010/12/belicismo-en-el-premio-nobel-por-la-paz.html