La ridiculeces por montones en los móviles paralizantes

"La autoridad de la moda es tan absoluta

que nos fuerza a ser ridículos para no parecerlo"

Joseph Sanial-Dubay

 

El jovencito casi se caía muerto de risa, produciendo por momentos una inquietante curiosidad en una señora, que no aguantaba con el celular en la mano la manera, como se mecía el muchacho, con unas carcajadas opacando el canto de los pájaros en una mañana muy fresca, pero además llamaba la atención de las pocas personas que estaban alrededor; la mujer se le acercaba para ver si podía darse cuenta de la aplicación, pero los movimientos del risueño le hacían imposible saciar su inquietud, hasta que llegó el instante, que no aguanto y sin mucha divagación se le acercó para preguntarle ¿Joven, que aplicación está viendo? El muchacho paro el contoneo disminuyendo la risa, para responderle rápido y prácticamente la dejó sin aliento ¡Ninguna, estoy haciendo una tesis de grado y me pareció el momento oportuno para ver, cómo reaccionan los que andan totalmente embelesados con el celular! Todos los presentes se vieron sin poder disimular la risa.

Pasar un instante metido en una aplicación, sirve para darnos cuenta del por qué se han convertido en un gran negocio los móviles, porque aparte que es una necesidad para comunicarse, sirve para mover lo menos pensado, pero además estos aparaticos paralizan a más de uno, ya que, en las redes sociales presentan tantas ridiculeces, que, a pesar de algunos personas tener cierto grado de conciencia en algunos momentos caen en un vacío interminable, aunque estén suficientemente claros de su adicción, pero los que se despiertan con el teléfono en la mano para ver gafedades, terminan tan atraídos que muchas veces pasan el día y al final se estiran, como si está empezando la mañana y para despegarlo se necesita regresarlos al pasado, cuando se oigan sonar las campanas de esas, que antiguamente despertaban a todo un pueblo, porque servían para saber la hora y todo el mundos se levantaba, como impulsado por un resorte para empezar la faena diaria.

La adicción a los celulares está pasando los límites de la aceptación, como un medio de comunicación, porque aparte de utilizarlos para inventar mentiras, viene produciendo casos insólitos, lamentables, que deben llamar profundamente a la reflexión a los encargados de velar por el sano crecimiento de los niños, ya que, si hablamos de los padres, en muchos casos nos quedamos asombrados de la manera, como permiten su uso, hasta llegar el momento de enfrentar desgracias, como acaba de suceder en un albergue de New York, donde un niño tomó la determinación de ahorcarse, porque no cargaba un móvil para horas enteras totalmente aislado.

Sin embargo, esto parece no despertar ninguna preocupación en una gran cantidad de personas, quienes prácticamente dependen en sumo grado de estos aparaticos, ya que, la mayoría de las transacciones en materia económica se vienen realizando por los celulares, algo totalmente aceptable, pero lo lamentable es, cuando los utilizan para la estafa y la ociosidad, como viene sucediendo en otro sector muy importante y numeroso, porque parece, que después de caer en el uso sin selectividad se asemeja al problema por demás preocupante de los Estados Unidos, donde cualquier ser humano, si carga los dólares, puede comprar un arma, así, salga del mismo negocio disparándole al primero que ve para probarla, ya que, la función del capitalismo vender sin importarle el daño.

En estos de los celulares y sus aplicaciones, parece que lo único faltante, es el comediante Mario Moreno "Cantinflas" por su cualidad inigualable de enseñar a través del buen humor y me imagino la cantidad de parodias, que se le hubieran ocurrido a través de las cintas cinematografías y más en estos momentos, cuando nos encontramos prácticamente huérfanos de humoristas, con esos recursos tan naturales para educar. Nadie puede negar la utilidad de esta herramienta, pero dejarse embelesar, como un niño, cuando le ofrecen golosinas, es sumamente preocupante. Esto sin tomar en cuenta los ejemplos muy frecuentes y dañinos aplicados en la política. Por eso no me canso de repetir: desde que aparecieron los celulares y las aplicaciones dirigidas a determinados grupos se acabaron los desocupados, pero aumentaron los chismosos, chantajistas y sabelotodo, el cual hacen cualquier cosa por cargar un teléfono móvil, así, amanezcan sin el café para arrancar el día. Pero eso sí, que sea inteligente, aunque el bruto sea el usuario desenfrenado.



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Narciso Torrealba


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