07-12-19.-Como si los extendidos racionamientos y fluctuaciones registrados en la ciudad no fueran suficientes, sectores de Maracaibo deben lidiar también por los transformadores dañados.
Entre las calles 91 y 93, con avenida 13-B, del sector El Saladillo, parroquia Chiquinquirá, la explosión de tres transformadores dejó a los habitantes de la zona en un apagón que se ha prolongado por 10 meses.
"En el mes de febrero hubo un alumbrón, y después oscuridad absoluta, fue la última vez que vi los bombillos de mi casa iluminados. Ya llegó diciembre y aún esperamos que Corpoelec venga a sustituir los transformadores dañados", comentó July Hernández de 67 años.
La desesperación y falta de una solución concreta por parte de la empresa nacional de energía, largas extensiones recorren los techos de las más de 20 viviendas afectadas, en busca de alguna conexión calles arriba, donde vecinos generosos ceden los enchufes sin ocupar, para un ventilador, televisor o una nevera.
"Mi hijo debió pasar una extensión tres calles más arriba, donde un conocido de la familia acepto pasarnos un poco de su electricidad. Con eso alimentamos un televisor, dos ventiladores, la nevera debemos conectarla en otra parte cuando se puede. Cuando llueve dormimos con la preocupación de que ocurra un corto circuito", relató Lennis Lugo de 60 años.
Jonatan Palencia, de 45 años, vocero del consejo comunal del lugar, específico que la comunidad "agotó todos los canales" para la resolución del conflicto, señaló que tanto en la Alcaldía, como la Gobernación se conoce el caso.
Especificó que la única respuesta recibida por Corpoelec fue "ahorita no tenemos transformadores de 75 Kva –que según una evaluación hecha son los necesarios–, tenemos solo de 25 Kva", la respuesta fue dada a comienzos de marzo de este año.
En la urbanización de La Gloria, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, 15 familias viven una situación similar, ya que durante varias fluctuaciones eléctricas del día viernes 6 de septiembre, el transformador que alimentaba las casas ardió en llamas. Las viviendas se mantienen a oscuras, encendiendo solo básico para soportar el duro clima de la ciudad.
"Es angustiante tener varios artefactos en tus casa y verte limitada a usar unos pocos, porque la extensión que alimenta toda tu casa se puede sobrecargar, porque eso nos toca, depender de otros vecinos para no morir de calor, o que se te pierda la comida de la nevera", narró con tristeza Claudia Chacín, afectada desde hace tres meses por el incidente.
La misma respuesta
Mientras tanto, en el barrio Doña Josefa Ramírez, parroquia Cristo de Aranza, un poste amenaza con dejar a la barriada a oscuras, debido a que se encuentra en riesgo de desplomarse.
"Hace seis años un roble se cayó en medio de un chubasco, una de sus ramas estiró el tendido eléctrico, y provocó que el poste se doblará. Al sol de hoy no tenemos solución", explicó Idaly Iglesias, ama de casa y residente de la zona.
El riesgo para la comunidad trasciende más allá de la posible ausencia del servicio eléctrico, niños de las cercanías juegan constantemente bajo el soporte defectuoso.
"Vivimos con un miedo constante de que una vida se pierda, personal de Corpoelec viene a subir la iguana cuando se cae, saben lo que ocurre, y todavía no resuelven esto, es una angustia", manifestó María Rondón, afectada.