Adios Conferry que te apagaste

Mi primer viaje en Conferry La Vieja fue en 1985 a propósito de celebrarse el IV Congreso Nacional de Escritores de Venezuela en la isla de Margarita. Tenia yo 19 años de edad y fungía como secretario de la Asociación de Escritores de Anzoátegui-Sur, cuyo presidente entonces era el poeta siempre recordado Helí Colombani, el hijo de Irapa, cuyos 86 años de su natalicio se cumplieron el pasado lunes 10 de septiembre.

Esa comitiva estuvo integrada por los poetas Efraín Subero, Gustavo Pereira, Luis Octavio Bedoya, Juan Manuel Muñoz "Moriche·, Néstor Rojas y Milagros Mata Gil. El viaje fue placentero, pues apenas soltó amarras el pesado buque Virgen del Valle, oímos por la radio interna nuestros nombres para que nos dirigiéramos al puesto de comando del capitán, quien resultó ser el cuñado del poeta Efraín Subero.

Buena comida y buen whisky nos brindó este amable ser, de cuya muerte tuve noticia años después, ya residenciado en la isla de Margarita, pues mi segundo viaje fue para radicarme en Porlamar y en La Asunción, para desempeñarme como profesor de la Universidad de Oriente, desde mayo de 1991 hasta agosto de 2016. Tenía yo 24 años de edad cuando hice el segundo viaje. Debo confesar que también fue un viaje agradable.

Durante los años noventa Conferry La Vieja tuvo una fundación de gran ayuda a la comunidad insular, tanto en lo social como en lo cultural, llamada Fundaconferry. Su presidente Leopoldo Espinoza Prieto, quien además fungía como director del Diario del Caribe, ofrecía pasajes gratis a deportistas, cultores populares, enfermos, deportistas, etc., y me permitió realizar muchos viajes asistidos por su generosidad infinita, sumando el afecto a la complicidad de las letras y la literatura, dada su altísima condición de lector curioso, y mi condición de columnista semanal del Diario del Caribe. Esos viajes también fueron agradables. La única queja colectiva era, sin duda, la lentitud de los barcos durante la navegación y la impuntualidad. Tardaban en promedio cinco horas.

Durante los primeros años de la década dosmil Conferry La Vieja sintió una aguda crisis operativa. Ya durante el gobierno de Caldera II, con la caída de los precios del petróleo y de la economía nacional a límites insoportables, con las reservas internacionales en promedio de 9.000 millones de dólares, similar a la situación actual de Maduro II (aunque Maduro II empieza es dentro de tres meses y medio, en enero de 2019); esta empresa emblemática del país fue mermando sus servicios, recibiendo todo tipo quejas y ataques, especialmente durante las "temporadas altas" de Semana Santa, Vacaciones Escolares-Fiestas de la Virgen del Valle (julio-septiembre), y para navidad.

El atractivo insular se fundamentaba en el denominado Puerto Libre y su mercado de importaciones de ropas, calzados, licores, electrodomésticos, alimentos, víveres, electrodomésticos y accesorios para automóviles; sumándose a su extraordinaria gastronomía, placer de las playas, la amplitud cariñosa de su gentilicio y toda la amorosa fraternidad del ser margariteño. Sin embargo, se debe tener en cuenta que hay una considerable comunidad de ciudadanos margariteños en Tierra Firme, cuyo retorno es permanente y necesario, manteniendo un flujo constante en la vía marítima. A este segmento le resulta ahora una tragedia la situación de La Nueva Conferry.

La familia Tovar, una vez fallecido don Rafael "Fucho" Tovar, alegó la imposibilidad de adquirir dólares subsidiados para mantener la operatividad de la empresa, y creo que fue en 2006 que el Presidente Hugo Chávez autorizó su expropiación, dándole paso a la nueva nominación de la empresa. Lo de "La Nueva Conferry" advenía tal vez porque ésta disponía de barcos "rápidos, modernos y seguros".

Los usuarios vivimos una breve temporada de gratas impresiones.

Los ferrys salían puntuales, tardaban menos de tres horas, eran limpios, no se veían chiripas, llegaron a disponer hasta de ferrymozas y cámaras de vigilancia, instrucciones de navegación para la seguridad interna, compra electrónica de boletería, aire acondicionado en todos los buques, y mirábamos de reojos las viejas naves de los Tovar, como esqueletos lanzados a las sentinas del mar. Nada más iluso que aquello. Los nuevos esqueletos de metal ya empezaban a pelarnos los dientes.

De la noche a la mañana se destapó la olla.

El fantasma de la corrupción había hundido sus manos más profundas en la adquisición y compra de esos buques "nuevos". Un general muy cercano al presidente Chávez había engañado al Comandante, y a todo el país, defraudando al Estado venezolano, mediante la compra de barcos de segunda mano, repotenciados, con una vida útil muy corta y a un precio sumamente elevado. No obstante, el gobierno lanzó los ferrys nuevos con la pomposidad del caso, semejante al primer viaje del hombre a la luna. Incluso, escribí un artículo en aporrea alabando las operaciones de La Nueva Conferry, por cuanto aprecio sobremanera el orden, la puntualidad y el buen servicio en cualquier medio de transporte, pues tengo cicatrices imborrables de las tantas penurias vividas entre 1986 y 1990 cuando viajaba de El Tigre a Mérida para estudiar Letras en la ULA, y todas las angustias que me dejó la diáspora al estar rodeado de aguas por todas partes mirando hacia ninguna parte, en esta isla que a veces se hace tan inmensa como desconocida, tan pequeña como una mano, tan olvidada como un pañuelo, tan desterrada como un pote vacío lanzado a la corriente. Siempre pervive la necesidad imperiosa de salir y entrar a Margarita, de entrar y salir de la isla. Máxime ahora sin alimentos, sin apoyo gubernamental, sin medios efectivos de transporte marítimo.

A La Nueva Conferry le ha pasado lo mismo que a PDVSA.

La falta de inversión oportuna para su mantenimiento las condenó progresivamente a la merma en su funcionamiento. No es atribuible esta situación sólo a la guerra económica, pues las fallas vienen de muy lejos. De la mala gerencia, por ejemplo. Esos ferrys "nuevos" resultaron una estafa y el responsable anda suelto por el mundo, prófugo, bien llenos los morrales de dólares, y el Presidente-Comandante burlado está ahora fallecido. Quienes residimos en el Estado Nueva Esparta, o en Margarita, como suele decirse de manera genérica, tenemos ahora este calma.

Las notas de prensa son taxativas: Conferry (a secas, sin el aditamento de La Nueva) ha dejado de funcionar, es decir, "prestar sus servicios". Los barcos dañados se están hundiendo por su inevitable deterioro al permanecer fondeados tanto tiempo. Se están pudriendo, carcomidos por el óxido y el salitre. Sus motores maltrechos ya no sonarán. Su muerte es muerte definitiva. Se apagó su luz, como dice aquella canción navideña que tanto ilusionó nuestra infancia: "Yo tenía una luz que a mi me alumbraba, y venía una brisa, y suás, y me le apagaba".

Resulta muy grave la desaparición de esta empresa estadal Conferry (sin aditamentos pomposos). Hay dos operadoras más, Navibus y Naviarca, pero no disponen de barcos suficientes, ni buen servicio, para mantener el flujo requerido de pasajeros, vehículos particulares y de carga; además, deben enfrentar los altos costos operativos de sus pocas unidades, apremiadas por la importación de piezas mecánicas, falta de aceites y otros repuestos; presionadas por unos usuarios desasistidos que son sometidos a la explotación mercantil y la corrupción, al ser requeridos con 3.000, 4.000 y hasta 5.000 (bolívares) soberanos para "conseguirles" un cupo para vehículos.

El desmadre es total.

¿Y qué hacen las autoridades portuarias? El Estado cree que somos invisibles. No existimos. No somos del interés nacional. No tenemos derechos humanos. Debemos sufrir aquí en Margarita sin acceso a los alimentos ni a los medicamentos. Peor aún, sin poder salir ni entrar para reunirnos con nuestros familiares. Estamos condenados al aislamiento. Ningún salario actual alcanza para satisfacer las demandas de esos buitres de orilla que nos cercenan los bolsillos a cambio de un pasaje de ferry en Navibus o Gran Cacique-Naviarca.

Alguna vez dije en un artículo que la isla de Margarita debía disponer de un mecanismo de prioridad de usuarios, como lo hay en las Islas Canarias. Es decir, debemos disponer de Cartas de Residencia que nos garanticen la prioridad en el acceso a los boletos de ferrys, evitando ser tratados como turistas sin serlos; con todo lo que representa esa situación, pues las pirañas asociadas a los servicios de navegación (especialmente los vende cupos), creen que salimos de la isla cargados de billetes o que venimos a Margarita a gastarnos una fortuna, cuando en realidad salimos a visitar a un hijo que estudia fuera, o asistimos a funerales de familiares o amigos; incluso en busca de algún servicio médico especializado.

En las actuales circunstancias de dos gobiernos contrapuestos políticamente en Nueva Esparta, una con un gobernador adeco, a quien el gobierno revolucionario socialista mismo no le da ni agua; y el otro gobierno paralelo, amparado en la figura de un protector mesiánico todopoderoso y magnate que tampoco sabe nada del sufrimiento humano, aunque se vista de maso cordero y cara de niño bonito; los de abajo, los pobres de siempre, nos las vemos negras en cuanto a lo que significa quedarse a sufrir en Margarita, atados de manos y pies, sin podernos mover para salir a buscar el sustento.

La limosna del Clap, supeditada a ese protectorado atroz y peor aún, sin ninguna asistencia alimenticia por parte de la gobernación del estado, ni de los medios privados (empresas mayoristas de alimentos e insumos), no garantizan al pueblo insular, en el corto y mediano plazo, una mínima condición de abastecimiento alimenticio a los margariteños, ni de acceso a su terruño. Políticamente estamos a la deriva y socialmente estamos hundidos de culo. Con protector y sin protector, con gobernador y sin gobernador, nuestros estómagos sufren la peor hambruna margariteña desde 1930, mientras los corruptos locales se pasean en sus lujosas naves mirando nuestro sufrimiento. ¡Una maravilla Dios mío!

¡Qué descaro hijo er diablo! ¡Ay Virgen del Valle querida!

De mi parte quiero brindar mi palabra de agradecimiento a cada uno de esos 800 trabajadores actuales de Conferry, y a todos aquellos que desde 1985 también sumaron sus horas de trasnocho, sus horas de sudor, de hambre, de sacrificio para permitirnos utilizar este indispensable servicio. En especial agradezco a mi amiga y vecina Leny Leal, gerente de La Nueva Conferry Porlamar, por su amable y gentil desempeño, su bondad y profesionalismo, su comprensión y altísima condición de mujer al frente de esta compleja empresa, soportando lo insoportable cuando ya el barco tocaba fondo y se nos iba de las manos.

A ustedes trabajadores, mi voz de aliento en esta hora menguada, porque quizás tengan que lanzar las redes y anzuelos desde un botecito para lograr el sustento, porque como hombres de mar llevan en la sangre el germen del sacrificio. Y tu mujer margariteña también. Este barco se hundió, y esa es la realidad. Eso no dependió precisamente de ustedes.

No sabemos si La Nueva Conferry resucitará de entre los muertos al tercer milenio, pero si así fuere no tenemos fe. Ya no tenemos fe. Será mejor recoger las cenizas y lanzarlas al mar, y decir adiós para siempre a aquello que alguna vez fe una luz que nos alegraba. Si antes la llorábamos en vida porque nos hacía llorar de rabia y de resignación, esta vez el llanto será de nostalgia y también de rabia, por supuesto, pero de rabia contra un Estado podrido de corrupción e ineficiencia, que a muerte lenta se desmembra, aunque los más incautos todavía tengamos el dedo presto para ir a votar por concejales rojos rojitos, como antes lo hicimos por gobernadores rojos rojitos y constituyentes rojos rojitos (sólo los protectores de estado no fueron electos sino malpuestos y mampuestos –es lo mismo—), mientras la esperanza se nos cae a pedazos desde las catacumbas del alma.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 6108 veces.



José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

Visite el perfil de José Pérez para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:


Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Regionales


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social