Gobernador Lacava, el paisaje de Carabobo está lleno de silencios (II)

Dejando problemas ingentes a resolver en las costas carabobeñas, que fue el tema de mi trabajo de investigación anterior, y convirtiéndome ahora en "veedor de silencios" y propositivo en intenciones, invitó al gobernador Lacava para que me acompañe en un pequeño viaje para tratar de entender el talante y la épica de los que vivimos en esta Valencia que para algunos corazoncitos sigue siendo la del Rey.

En su inagotable e indetenible capacidad para el alcance de lo casi imposible, la valencianidad quiso una Plaza de toros y la tuvo. Y ahí se quedó. 50 años de soledad y silencios. Un Parque Recreacional Sur para presentar año tras año exposiciones industriales y agropecuarias nacionales e internacionales, y lo tuvo. Como la plaza, duerme en silencios de medio siglo. Allá lejos quedaron, el sombrero cordobés, la bota convertida en whiskera y hasta las algarabías y los pañuelos pidiendo la oreja de la bestia. Allá mismito, la monumentalidad de un Parque en hibernación casi absoluta cargando, si aún no se han caído, los enormes galpones que alojaron maquinarias, cosas, ganadería, industria venida del mundo para que veamos lo que se hace con nuestro hierro y acero que se llevan para traernos neveras y carros a exhibir.

Quiso el valenciano un velódromo para competencias mundiales. También lo tuvo, pero como carajitos rabiosos, lo sacó de la caja de regalos, lo vio, lo echó y pidió algo mejor. El padre municipio bondadoso nos regaló entonces un safari. Los leones olían el carro cuando pasábamos junto a sus rugidos, y los monos lamían los vidrios y, amarrado el rabo en la antena, te pedían por la ventana cotufas que se las dábamos por la rendijita.

Pero gobernador Lacava, la vaina no quedó ahí con las fieras muy cerca a nosotros y los monos pidiéndonos cualquier vaina. Se quiso algo más que es lo que dirían en su idioma los neerlandeses o los tibetanos: algo cojonudo. Se proyectó, para competir con Nairobi y quitarle clientela, un hotel con 600 habitaciones para montarlo en todo el medio de aquellos espacios, para que, por las noches, podamos oír sus "gratos" rugidos, y por el día, sus arrestos de celos y hasta sus lamentos por la pérdida de la hembra.

Que no se me quede fuera el autódromo. En dos años de contacto con el mundo de las carreras automovilísticas, se estuvo a punto de firmar un contrato mediante el cual se autorizaba a Valencia ser sede para la celebración de carreras de la Fórmula I. De igual manera, en su mente de realizaciones de obras espectaculares, un canódromo estuvo también a punto de ser construido en lo que es ahora el Hipódromo de Valencia del que no sabemos si aún existe. Todo esto, allá en el sur, donde los ranchos cobijaban la pobreza extrema.

Como le ofrecí antes, voy ahora a lo propositivo, y de esta manera, ejercer mi derecho a la participación. Le formulo algunas ideas que pudieran contribuir a estudiar la forma de rescate de lo que aún queda vivo y en pie, producto de aquellas emocionales decisiones que a todos nos embriagó. Comienzo por el Sur.

PARQUE RECREACIONAL SUR

Lo primero sería, decretar tierras aptas para el cultivo los espacios ociosos adyacentes a la Monumental y al Parque Recreacional Sur y dedicarlos a la producción de alimento vegetal y porcino capaz de abastecer a las parroquias santa Rosa, donde están enclavados el coso taurino y el parque, Miguel Peña y Urdaneta, tres parroquias vecinas que cuentan con 650.000 habitantes de los 900.000 que tiene todo el municipio Valencia.

Cómo hacerlo? A través del Plan Chamba Juvenil cuya primera meta es incluir a más de 700 mil jóvenes a los distintos sectores productivos del país, dentro de los cuales, por supuesto, priva el del trabajo de la tierra.

Cuál sería su producción? Vegetales, frutas, granos, y como proteína animal, cerdos.

Proposición ad hoc. El Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, que funciona desde años en la redoma de Guaparo, debe dignificarse y ser trasladado al Parque que cuenta con espacios y oficinas suficientes para su funcionamiento. Si tomamos en cuenta la magnitud de producción agrícola que proponemos y su importancia en la satisfacción del derecho que tiene la comunidad a acceder a su bienestar, el Ministerio, per se o conjuntamente con la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela, puede constituirse en tutor de la gran muchachada que accedería al Plan Chamba Juvenil productivo que, al fin y al cabo, es lo que se busca con estas ideas que lanzamos un poco al boleo. De igual manera, su establecimiento allí, estimularía la reactivación de una de las funciones para las cuales fue creado el parque: para la celebración de exposiciones agropecuarias e industriales tanto nacionales como internacionales. Junto con la recreación, aparecería, y no por arte de magia, lo que desde hace muchos años le ha faltado a aquel excelente paraje para la distensión: gente a montones.

En el espacio que dejaría el Ministerio en la redoma de Guaparo, podría construirse un complejo habitacional destinado a parejas de la clase media que requieran vivienda. En este espacio, colindante con los terrenos del cuartel, hay suficiente agua tanto para el servicio de los habitantes de la zona como para el desarrollo de cultivos menores alimenticios. El Paramacay abrió un pozo el pasado año que produce 900 mil litros de agua por segundo.

PLAZA DE TOROS.- Tanto la Monumental como el Parque Recreacional Sur, fueron declarados por el presidente Maduro el 11 de Diciembre de 2013, como Monumentos Nacionales. Para sacarla de su silencio casi absoluto, en convenio entre la Alcaldía de Valencia, la Gobernación, Mintur y Ministerio de Agricultura y Tierras, cosa que nunca se ha hecho, programar corridas de toros, espectáculos equinos, y amplia variedad de otros eventos que coincidan con exposiciones agropecuarias e industriales tanto nacionales como internacionales que se produzcan en el parque que tiene a su lado. De igual manera, esta plaza es propicia para la celebración, y va como ejemplo, de un festival latinoamericano de la canción popular cada dos o tres años, y otras actividades recreativas de diversa índole, que saquen del ostracismo forzoso, aquellas instalaciones, que desde hace más de cuatro décadas, hibernan, pero camino a su desaparición.

VILLA OLÍMPICA.- Otro mastodonte que hiberna. Este complejo puede ser habilitado para acoger en sus espacios, cerrados y abiertos, a los adultos mayores, sector al que pertenezco desde hace muchos años. El encuentro y el re-encuentro, la conversa fácil, abierta, espontánea, querendona, rememorativa, puede contrastar allí con la bailoterapia, con los juegos sedentarios de mesa auspiciosos para la activación de esa trampita medio pícara e inteligente que de pronto aparece. Los espacios verdes que la rodean, el paisajismo, la quietud que induce a la meditación trascendente o no, a la libertad para ver a lo lejos, puede invitar a breves jornadas de pequeñas siembras para quienes gusten de tener en sus manos una azada. Y como es bastante grande en construcción aquel espacio, hasta el CDI y CRI de La Begoña, frente al Paramacay, puede ser traslado allí ya que está muy comprometida su asistencia médica por la gran concurrencia de pacientes que concurren a sus reducidas instalaciones en busca de salud. Habría también espacio para el funcionamiento del novísimo proyecto de salud lanzado por el presidente Maduro como lo es el Parto Humanizado.

AVENIDA BOLIVAR.- Como un plus, le hablaré de la Avenida Bolívar Norte de esta Valencia de todos, pero que es de nadie, y su conversión en "basurero industrial". El mayor pecado en el que hemos incurrido desde hace unos catorce o quince años los que vivimos en ella, es haber admitido, en silencio, sin enojo alguno, sin reclamo alguno, el que un basurero del medio-metro por construir, nos haya robado la superficie y nos prohíba cruzar de una acera a otra por el sitio que nos de la gana. A una grúa de tres pisos, en proceso de oxidación, y también circundada por escombros y basura, lo que le falta arriba es una banderita que diga: "esto somos".

*Periodista / 12.10.17. Fuente: Investigación y Libro, "Valencia, en un país sin memoria", del autor.

ANTIMEMORIA

*El Hiper-Mercado Bicentenario, sobre el basurero de Av. Bolívar Norte de Valencia, en sus 5000 metros de espacio que comparte con una hiper-quincalla china, cuenta con una enorme fábrica de pan que no produce pan. Otro enorme espacio para la venta de pescado, y ni una camaiguanita consigues. La carnicería, también grande, muy grande, de vez en cuando vende pollo, huesos para sopa y bandejas de carne que se acaban a la hora de haber sido expuestas para una bajísima clientela que es la que pierde su tiempo en acercarse allí, para ver qué encuentra. Frente a la pescadería y la panadería, un redondel exhibidor de quesos y fiambres, donde nunca hay ni fiambres ni quesos. En el espacio para verduras, hortalizas, frutas, etc., tienes que separar lo podrido de lo casi bueno. En una de las cuarenta cajas para el pago, de las que, por supuesto sólo funcionan unas cuatro o seis, hay un papelito pegado que te ofrece un número para que llames en caso de una queja, consulta, etc.: es el 0416-6-114446. Nadie atiende. La hiper-burocracia, Gobernador Lacava… La hiper-burocracia que trabaja consuetudinariamente y con mucho denuedo, con mucha energía, para que no ejerzamos el derecho a ser oídos, atendidos y respetados.

*En cuanto al pescado. Alguien propuso alguna vez que sea vendido en carritos como el de los helados. Creo que es buena idea. Por qué no prueba gobernador, aunque le digan excéntrico?

 

jrizquierdob@gmail.com



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