No nos queda más remedio que aceptar la derrota anunciada desde el mismo día que la dirección nacional del chavismo tomó la peor decisión política de su historia. Estupefactos quedó el chavismo en Anzoátegui cuando, obligados por una disciplina hoy golpeada, a aceptar la imposición de un candidato con un altísimo rechazo popular no tanto en el pueblo común y corriente sino en el chavismo mismo que se vio obligado a votar casi que en contra de su voluntad, pero que aún así, respondió leal a un sentimiento chavista incrustado en el mero centro del corazón.

En una pata brincó la oposición al conocer la decisión tomada por el chavismo cupular tanto nacional como regional siendo que, en distintas reuniones opositoras la conversa era que, el candidato que se les hacía imposible vencer era el gobernador encargado Nelson Moreno por su trabajo y liderazgo al frente de la Gobernación de Anzoátegui.

Este humilde escribidor alertó en varias oportunidades que era un crimen para el estado otra imposición de un candidato por sobre un liderazgo que merece una pizca de respeto como el chavismo en Anzoátegui. La decisión fue un duro golpe tanto al chavismo que llaman duro o puro como el de base que le cayó como balde de agua fría cuando ya se estaba seguro que el candidato era el gobernador encargado Nelson Moreno por su liderazgo regional y su labor como encargado.

No se le paró bola a los gritos de alerta y se le puso Anzoátegui en bandeja de plata a una oposición que rezaba y volvía a rezar para que el candidato fuese Aristóbulo Istúriz y no Nelson Moreno. Ellos sabían de su rechazo dentro del chavismo de base común y corriente y de la aceptación popular hasta de muchísimos opositores que pregonaban por la calle del medio que votarían por Moreno si éste era el candidato reconociendo su labor en la Gobernación en tan poco tiempo.

Cómo una dirección nacional no pudo haberle parado pelota a la peor derrota sufrida por el chavismo en Anzoátegui en las parlamentarias. Allí se castigó duro con el sable de la indiferencia chavista que es el voto. Se pagó caro el no haber investigado con el chavismo de base la verdad de tres años de desgobierno a la vista de todos.

Se impuso la candidatura de quien técnicamente desapareció al estado Anzoátegui como estado. A un enemigo público de la masa laboral. A la basura todos los beneficios sociales obtenidos con tanto esfuerzo. A la basura la Dirección de Misiones Sociales donde el pueblo pobre tenía opción a una ayuda social. A la basura la Secretaría de la Vivienda donde una vivienda era la esperanza del pobre.

Cerrados todos los comedores populares que funcionaban en el Estado. Una deuda laboral de tres con los trabajadores que fue saldada por el gobernador encargado Nelson Moreno. Casi inexistente el Instituto de Deportes. Una importación descarada de supuestos directores y presidentes antichavistas como gerentes de institutos incapaces, arrogantes, prepotentes, que vinieron a acabar con todo, subestimando la capacidad gerencial de verdaderos chavistas profesionales de la zona.

Es imperdonable la designación de un candidato saliendo de una aplastante y dolorosa derrota. El pueblo salió en cambote a votar en la constituyente, convencidos de que así se evitaría otra candidatura de Istúriz para Anzoátegui, nunca reconociéndole liderazgo ni labor alguna como gobernador.

La derrota en Anzoátegui es una prueba de que prácticamente no existe dirección nacional, regional, municipal, parroquial, nada. Allí está el resultado. Un estado estratégico puesto en bandeja de plata a la oposición sólo por el capricho de no reconocerle la labor y el liderazgo de Nelson Moreno, de quien estoy más que seguro que ganaría las elecciones en Anzoátegui.

Como buenos demócratas démosle la bienvenida a los vencedores, que celebren y gobiernen con mucha humildad, y aceptemos con mucha gallardía una derrota que tenía meses anunciada.