Bien, estamos
claros que no fue este insignificante detalle el culpable de tan grisáceo
descalabro rojo si tomamos en cuenta que Tronconal en el pasado y hasta
recientes movilizaciones, sirvió como positivo ejemplo de solidaridad
revolucionaria para el resto de los circuitos electorales de la región.
Por supuesto, de ninguna manera como el “ejemplo que Tronconal dio”,
pero sí como la décima clarinada después del fiasco D’Lima.
Aunque el viejo parafraseo del “wewillcomeback” romulero, cargado
de revanchismo adecopeyano, dice que “no hay mal que dure cien años
ni cuerpo que lo resista”, y que también los destinistas adecos lo
dejan de la mano del “señor” imperio, nosotros vamos a tomar en
cuenta, con la humildad que nos legaron nuestros ancestros, pero
sin rayar en pendejadas, esta negativa sorpresa para hacer el merecido
análisis, aún a posteriori pero antes que desaparezcan las causas
y causantes.
Va de referencia,
no de chiste: En una de esas correrías a las que nos obligaba la “democracia”
romulista (Carúpano-63) y para subsistir con nuestra numerosa familia,
tuvimos que formar filas como chofer-vendedor de refrescos con dormidera
y colorante (polvillo concentrado) en los que se incluía la cola roja.
Inexperto en la tramoya y la mentira, me era imposible vender la rojita
ante la resistencia de comerciantes y campesinos adecos del oriente
del país. Era que adecos y copeyanos, en alternancia “democrática”
y con las armas de su cuenta, amedrentaban con arrebatos macartistas
y con el cuento del malvado color rojo comunista. Ni el mismo Jóvito
Villalba, no obstante “punto fijo”, pudo penetrar esa hegemonía.
Sus acólitos de Río Caribe tuvieron que asilarse en las costas
de Paria, donde hicieron vida casi tribal que los adecos, burlones,
denominaron como la comunidad de “los amarillos”.
Así era
el dominio del partido de rumulón en el oriente de Venezuela, hegemonía
que sólo Hugo Chávez Frías logró romper con la verdad de Jesucristo
y el patriotismo del Libertador Simón Bolívar. Pero (casi nunca falta
un “pero”) el diablo no deja de rondar la presa que el justo le
arrebata con vida. Se disfraza hasta de oso polar, si le es útil, para
dar el zarpazo cuando los encargados de la vigilia duermen. Y aquí
en Anzoátegui también sucedió que la vigilia puso el ojo en la conglomeración
válida y no en la desvalida. Comprendemos. Quizás para amortiguar
el golpe, asumido como contundente sin serlo, de la canalla que juega
con la imagen.
También hay
que reconocer que en esta entidad se presentó una situación política
exageradamente conflictiva que hizo mella en la unidad de los revolucionarios.
Precisamente en la ciudad capital espejo de los acontecimientos. No
somos los más autorizados para hacer juicio de valor. Serán pues,
otros los que deben incluir ese acontecer en los próximos considerandos.
Aún cuando imaginamos que, si hay reconcomio, no será de los culpables
de entonces, que debe haberlos, de donde surjan avenimientos. Además,
ya la Polar hizo su estrago.
Mientras tanto,
y como parte de una solución, nos sale una sugerencia a la dirección
nacional del PSUV: Desligar de la batalla política a Gobernadores y
Alcaldes, para lo que será indispensable la formación de líderes
de esa juventud emergente. Y que conste, las debilidades están en esos
40 parapetos de que se compone la MUD, por lo que la arrogancia les
contagia de ridiculez.
Patria, Socialismo
o barbarie.