La Acumulación de Capital en América Latina y la Toma de Decisiones en las Organizaciones de Base del Poder Popular

Siendo el capital es el motor que mueve la economía de cualquier nación, el proceso de formación y acumulación de capitales tiene una importancia innegable, esto debido a que el capital –junto con la tierra, el trabajo, y la tecnología– es uno de los cuatro factores de producción, ya que tiene la virtud de servir para generar valor de cambio; es decir, lo que se estima que algo "representa" en el mercado en función de la capacidad de compra que se tiene con respecto a un determinado bien o servicio, razón por la cual el capital debe combinarse con los otros factores productivos previamente mencionados utilizando para ello una tecnología apropiada y considerando cuidadosamente las características del bien o servicio producido (Roldán, 2017, párrafos 1, 2 y 3).

De lo anteriormente reseñado es posible deducir que para garantizar el progreso de un país es imprescindible considerar los aspectos antes mencionados –vale decir, bienes de capital, capital financiero y capital humano, respectivamente– aunados a una efectiva planificación estratégica y su subsecuente ejecución, siendo que es el Estado el que determina las políticas que considera convenientes para organizar y planificar la actividad económica de la nación en términos del modelo ideológico y político establecido por el gobierno de turno: de lo anterior se desprende que son los sistemas económicos establecidos por el Estado los que permiten obtener ingresos, implementar el cobro de impuestos y por ende obtener la liquidez –vale decir, el cash– necesario para realizar las operaciones comerciales, ahorros, y de demás tácticas necesarias para garantizar su crecimiento, siendo importante tomar en cuenta otros elementos que son fundamentales para que el sistema pueda funcionar de forma correcta, tales como los factores productivos y los sectores económicos, entre otros, solo por mencionar algunos.

En este orden de ideas, es importante resaltar que el economista Adam Smith, en su obra la Riqueza de las Naciones, considera la acumulación de capital de la siguiente manera: "si una nación ahorraba e invertía, poco a poco sería más rica. Al disponer cada vez de más máquinas (bienes de capital), más ahorro (capital financiero) y más educación (capital humano), sería capaz de producir más y mejor" (Smith, 1776, como se citó en López, 2018, párrafo 1).

Por otro lado, Arbutina, (2017), presenta la visión de Carlos Marx sobre la acumulación de capitales, señalando que:

El trabajador vende su trabajo al capitalista y recibe un salario. La diferencia entre el valor de lo que ha creado y su recompensa es la plusvalía. El capitalista trata de mantener los salarios lo más bajo posible para maximizar la plusvalía. La constante e incontrolada generación de esa plusvalía y, por tanto, la explotación de los trabajadores es, según Marx, el principio central del capitalismo (sección El filosofo [sic] espera la revolución, párrafo 2).

Basándose en la idea anterior, se deduce que es en este proceso donde se origina la acumulación de capital, destacándose el hecho que el capitalista se aprovecha del trabajador sin valorar el esfuerzo con el cual produce el excedente que lo enriquece cada día, siendo la subsecuente acumulación de capitales el factor causal tanto de la desigualdad como de la explotación de los trabajadores.

Es de hacer notar que, según Prebich (2012), la disparidad de la distribución de los ingresos acarrea lo que denomina "un problema de valoración de necesidades", ya que:

Los recursos para satisfacer las enormes necesidades privadas y colectivas de América Latina son relativamente estrechos; y el aporte posible del capital extranjero es también limitado. Hay, pues, que valorar esas necesidades, en función de la finalidad que se persigue, a fin de distribuir esos recursos limitados en la forma más conveniente. Y si tal finalidad consiste en acrecentar el bienestar mensurable de la colectividad, el aumento del capital por hombre tiene que ocupar lugar de prelación muy principal. Hay, en este sentido, tipos de inversiones públicas o privadas de indiscutible utilidad, pero que no hacen más productivo el trabajo; no podrá salir de ellas, por lo tanto, el incremento de ahorro para nuevas inversiones. En cambio, inversiones equivalentes realizadas en bienes de capital eficaces, acrecientan inmediatamente la productividad del trabajo y desarrollan un margen de ahorro que, transformado en nuevas inversiones, dará nuevos incrementos de productividad (Prebich, obra citada, p. 40).

En todo caso, y para finalizar estas reflexiones, se concluye que el desarrollo económico del país dependerá de cómo sus gobernantes administren sus ingresos a fin de tener capacidad de ahorro y evitar recurrir a préstamos que no favorecen a la nación, sobre todo porque los gobiernos se ven obligarlos a tomar decisiones que perjudican lo social por mantener el capital, dado que la asimetría del capitalismo versus el socialismo estriba en que el primero no considera al ser humano (trabajador) debido que su meta es la acumulación, con lo cual genera desigualdad y, por ende, promueve la división de clases sociales; entre tanto el sistema socialista tiene carácter humanista ya que busca que los trabajadores puedan acceder a los medios de producción permitiéndoles tener igualdad de oportunidades para lograr el progreso social que cada quien, en justicia, se merece.

Ahora bien, cabría la pena preguntarse: ¿existe alguna vinculación entre los procesos de acumulación de capitales con los procesos de toma de decisiones en las organizaciones de base del Poder Popular…?

Pareciera que no existe una relación directa entre la acumulación originaria del capital, pero en la práctica, si la hay: y esto es así debido a que inicialmente, los grandes poderes económicos buscaban no tan solo dominar lo económico, sino también el ámbito político del Estado, asumiendo de manera directa tanto el ejercicio del poder como las decisiones relacionadas con la política y la gestión económica tomando como razón o motivo el actuar "en nombre del bien común y el bienestar social"; pero, desde la concepción de la teoría neocorporativista, esta injerencia en el poder ha generado históricamente un mayor rechazo y disenso entre los propietarios del capital y de los medios de producción y su "enemigo histórico", el pueblo, generando grandes contrariedades económicas, políticas y sociales los cuales, producto de la acumulación cuantitativa de las contradicciones entre las clases antagónicas.

Es por eso que los procesos de toma de decisiones son vitales en sociedades donde se plantean transformaciones profundas ya que a partir de ellos las comunidades, de manera organizada, pueden incidir directamente en las actividades de formulación de planes, programas y políticas públicas que tengan como cometido principal transformar la realidad social y humanizarla.

Por lo antes dicho, es imperativo reforzar que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), al garantizar los derechos políticos de todos los ciudadanos, y en su Artículo 70 demanda taxativamente la participación protagónica del pueblo, legalizando y otorgándole legitimidad a las organizaciones de base del Poder Popular: muestra de ello son los Consejos Comunales, los cuales fueron instituidos en fecha posterior a la promulgación de la CRBV (ob. cit.): de hecho, para esta específica organización de base del Poder Popular, fueron creadas normas particulares que permiten el ejercicio de participación y protagonismo, siendo que en el Artículo 2 de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales (LOCC, 2009) se les faculta para ejercer y ejecutar acciones vinculadas a "la gestión directa de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades, potencialidades y aspiraciones de las comunidades, en la construcción del nuevo modelo de sociedad socialista de igualdad, equidad y justicia social" (ob. cit.; p.2), lo que conlleva a que la toma de decisiones se transforme en un factor indispensable para el adecuado funcionamiento de las organizaciones de base del Poder Popular.

Referencias

Arbutina, Z. (14 de septiembre de 2017). "El Capital", un libro que quiso cambiar el mundo. dw.com. https://www.dw.com/es/el-capital-un-libro-que-quiso-cambiar-el-mundo/a-40514673

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1.999). https://www.oas.org/dil/esp/constitucion_venezuela.pdf

Ley Orgánica de los Consejos Comunales (28 de diciembre de 2009). http://www.mppp.gob.ve/wp-content/uploads/2018/05/Gaceta_39335.pdf

López, J. (18 de julio de 2018). Acumulación del capital. Economipedia.com. https://economipedia.com/definiciones/acumulacion-del-capital.htm

Prebich, R. (2012). El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus principales problemas. Cepal. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/40010

Roldán, P. (31 de julio de 2017). Capital. Economipedia.com. https://economipedia.com/definiciones/capital.html

Sánchez, C. (02 de abril de 2019). Normas APA en español. Normas APA (7ma edición). https://normas-apa.org/author/normas-apa-org/

 



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