Como el roble que la tempestad cimbra pero no revienta, el PCV de los trabajadores del campo y la ciudad, del mar y de los ríos, se ha ganado el respeto del pueblo del cual soy hijo. Reconocimiento al partido ochentón que cada día se rejuvenece (viejo el que se doblega) con el aporte de las mujeres y los hombres jóvenes de la Patria, que no es lo mismo que reconocer a un partido cualquiera como el que pretendió anclar un para-periodista en una deplorable mancheta, aquella del anciano en la ventana que imploraba compañía.
Los viejos comunistas no es que estemos en desecho. Pero tenemos que reconocer, a mucha honra, que los viejos somos los menos. Lo cual no quiere decir que seamos una rémora, por lo que invitamos al para periodista de aquella punzante mancheta a que se de una pasadita por San Pedro para que le retome el pulso al joven ochentón fundado por Aurelio Fortoul y Juan Bautista Fuenmayor, y puntaleado por Gustavo Machado, el obrero Jesús Farías y el intelectual Miguel Otero Silva, entre otros.
Suscribe un coetáneo del partido heroico desde Naricual, Anzoátegui,