Asidero

Un Sur mas humanizado, sin Jair Bolsonaro

En nuestro país la sociedad civil, los políticos, las instituciones cívicas y culturales tienen que aportar en el análisis del estado de derecho y los riesgos. Es necesario preguntarse ¿Se cumple la Legislación del Estado? ¿Se respeta el Estado de derecho en Venezuela?, ¿Quiénes deben dar ejemplo de respeto a la legalidad? ¿Existen algún camino para la ciudadanía frente al irrespeto del ordenamiento jurídico?

El jefe del Parlamento ha tenido tres momentos claves desde enero pasado cuando se proclamó frente a una multitud, alegando unos artículos de la Constitución por considerar a Maduro un «usurpador», después de que el gobernante ganara unas cuestionadas elecciones en las que las principales caras opositoras no pudieron participar.

El 23 de enero, precisamente, fue uno de sus momentos cumbres debido a que, al declararse presidente encargado, el parlamentario consiguió fortalecer su liderazgo dentro de las fuerzas opositoras del país y llegó a contar con una popularidad del 60%, según datos de la firma Datanálisis del economista Vicente León., una de las más reconocidas en Venezuela. Ahora apenas llega a un simple dieciséis a dieciocho por ciento.

Guaidó llenó de esperanzas a sus cientos de miles de seguidores al proponer una ruta: «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres». Un lema tan popular como su «vamos bien» que hoy ya casi ha desaparecido de su discurso en medio de las diversas trabas que ha encontrado en el camino para alcanzar su objetivo. Le espera un juicio por romper las reglas de juego.

«Dime con quién andas y te diré quién eres», advierte un popular refrán para significar la influencia que ejerce la compañía de los demás en el comportamiento y en las acciones propias, ya sean buenas o malas. Tanto internamente como desde el exterior se ha observado el apoyo que los gobernantes ofrecen al régimen de Venezuela y a Guaido.

El asunto en Latinoamérica, es como utilizar el discurso político de una manera apropiada y destruir los avances neoliberales para potenciar el mando absoluto de los países andinos y, de esta manera buscar imponer a través de la democracia socialista, una verdadera revolución hacia el cambio social e integral del hombre, observando el cambio climático y el amor que el latino sienta por la naturaleza.

Dicen las estadísticas que cada año mueren un mayor número de personas solas en Venezuela. Varias decenas más de niños, Personas que vivieron muertas desde que se aferraron a un respirar olvidado por todos. Enterradas entre el pasillo y la mecedora. Desaparecidas del trasiego, dejadas de la rutina. Mudas. Habiendo aguantado sus últimos años en un purgatorio de cemento y papel pintado, de aparador de los sesenta y libros de antiguo. Un nicho de barrio con flores de plástico, timbre sordo, sin padrenuestro ni visitas los sábados. Inservible lo pasado y lo querido. Perdidas.

Necesitamos una América Latina más solidaria.

Si uno muere cuando le olvidan, ¿con cuántos muertos compartimos la insensibilidad frenética de estas ciudades enfermas? Latiendo solo para la burocracia, para las facturas que se amontonan en el buzón, para los bancos que arañan intereses a su pírrica pensión intacta. Fichados los apellidos y al aire los huesos. Sujetando bien fuerte los recuerdos, soportando su peso con el dolor de la artrosis para evitar que se vuelen como globos de helio. Odiando la eternidad fugaz de quien anhela la tierra. Y olvidado (y así muerto en vida) uno debe seguir viendo a través de la ventana «aún mañanas luminosas / que, bajo un cielo azul, la primavera / indiferente a mi mansión postrera»; que dijo Foxá entregado a su ‘Melancolía de desaparecer’. Qué crueldad. Lo escribió antes de conocer de este tipo de fallecimiento latente que empaña los cristales por los que mirar los quehaceres de los vecinos desconocidos. La soledad no es morir solo, es vivir olvidado. i oigo a lo mejor es que no escucho.

Guaido nos arrincona hacia un mundo solitario, Hair Bolssonaro estimuló a los ganaderos y mineros para desforestar el Amazonia y desplazar a nuestros indigenas para que fallezcan en soledad. Necesitamos es criterios coherentes para asentar un precedente de unidad moral hacia el Sur.

Por eso cuando oigo a un político decir según qué cosas, me escacharro de la risa. Las mentiras suelen ser mucho más atractivas y fáciles de contar que las verdades, y por eso, cuando se apoderan de nosotros, es muy complicado librarse de ellas.

Y es que como siempre es más atractivo lo prohibido que lo autorizado, lo peligroso que lo seguro, lo movido que lo tranquilo, lo espectacular que lo sencillo, lo excepcional que lo cotidiano, y la realidad no suele ir por ese lado, de vez en cuando nos gusta inventar cosas que tengan que ver con la mentira. De ahí que a los seres humanos nos guste soñar, porque en los sueños cabe cualquier tipo de comportamiento, de sensaciones o de aventuras, sean o no ciertas. Y como el contendido de nuestros sueños solo lo conocemos nosotros, nos permitimos falsearlos para mayor disfrute, y poder ver las cosas no como son, sino como nos gustaría que fueran.

De alguna manera, Jair desde que asumió la presidencia de Brasil viene distorsionando la verdad de su país y desea entregarle las tierras de Brasil a llas transnaccionales. Su popularidad ha bajado enormemente.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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