¿Para responder a los amos?

Con la Iglesia topamos

“Otra vez la asnada al trigo” y no utilizo otra palabra popular que describe al jumento…, para no ser insultócrata como descaradamente lo hace la oposición venezolana permanentemente a fin de descalificar la revolución bolivariana y sus millones de partidarios, aprovechando el dominio informativo contra revolucionario de los dueños de medios, quienes obligan a la práctica de la politiquería visceral en lugar de una política informativa decente y equilibrada, deshonrando la palabra democracia, término de origen griego que parecen desconocer utilizando su innegable influencia social y comunicacional al revés de su significado, desfigurando el término “democracia”-poder por el pueblo y para el pueblo- colocándose en la acera contraria de cualquier medida que beneficie a las mayorías desposeídas. Ciertos opositores escondiéndose en sotanas o arropados por la tinta y las ondas hertzianas se merecen una de las frases del humorista mexicano Roberto Gómez Bolaños “El Chavo”, cuando decía “vuelve el perro arrepentido con el hocico partido y la mirada tan tierna”. Así los vemos de manera pública y notoria en la intención más reciente, auténticas confesiones son las declaraciones emitidas por elementos de la jerarquía eclesiástica. Monseñor Ubaldo Santana, nacido en Cagua, Estado Aragua, pero criado en Caracas, a nombre de la Conferencia Episcopal que preside aseguró ante la prensa que “las inhabilitaciones enturbian clima democrático” (El Universal 8 de Julio), agregando el Monseñor cual mandadero politiquero que de cuando en cuando envían los disociados jerarcas de nuestra iglesia católica, “reclamamos mayor seguridad al gobierno…”, como si no supiésemos todos, católicos o no católicos-, que una vez más la CEV se suma al coro acostumbrado de matrices de opinión oposicionista, en estos momentos y en año electoral desvergonzadamente empeñados en negar cualquier avance en la lucha contra el crimen a través de plan “ruta segura”, minimizando o escondiendo de las páginas de sucesos o información política las ruedas de prensa de jefes policiales, pero destacando en forma gigantesca cualquier situación provocada por la indudable descomposición social que lleva en forma alarmante a la delincuencia y en particular los crímenes a la población, olvidando deliberadamente que antes de 1999 la disimulocracia evitaba excesos en las noticias de sucesos “para no perjudicar a la democracia representativa”. Políticos ensotanados, curas bien comidos y bien bebidos (por lo del vino de consagrar), desde sus puestos de jerarquía confiesan prohibirle a sus colegas sacerdotes de barrio, ayudar a la feligresía de menores recursos porque son “chavistas”, como lo dijo por Televen la mañana del 9 de Julio 2008 el Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Monseñor Roberto Luckert. Pero entonces, por qué no dicen nada cuando algunos miembros del sacerdocio católico prestan capillas, iglesias y hasta bendicen el agua de camiones cisterna en manifestaciones opositoras, o permiten utilizar imágenes de vírgenes, siempre, siempre, siempre, en actos antigobierno, sin decir ni siquiera “perdónalos que no saben lo que hacen…”. Claro que sí saben lo que hacen, lo que dicen y como se prestan nuevamente a la conspiración, arrebatados por la cercanía de nuevas elecciones, circunstancia que ejemplifica muy bien la impecable democracia venezolana de consulta eleccionaria al mandato de la colectividad. Infelizmente esos políticos con sotana están obligados cual mercenarios que dan la espalda a la moral ciudadana y religiosa, a seguir las directrices de sus amos, aquellos que desde el poder durante años afortunadamente superados, repartían jugosos cheques a través de barraganas presidenciales como la Ibáñez o la Matos, -recordando los donativos de Cecilia y Blanca-. Administraciones gubernamentales frente a las cuales actuaron como corderitos de sotana, sin protestar por las desapariciones y la tortura que aplicaron cuerpos de seguridad del estado, la represión a emisoras de radio, televisoras y periódicos, o sin atreverse a llevarle la contraria a quienes en aquellos períodos constitucionales y bajo un silencio cómplice, llegaron hasta la desaparición o la ejecución de sus adversarios. La memoria política exige no olvidar aquella época, 40 años de disimulocracia comunicacional.

luissanchezibarra@hotmail.com


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Luis Sánchez Ibarra


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