El turbio negocio de las elecciones primarias

Cuando la oposición declaró el fin del  “Gobierno Interino” y no se habló más de “cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. En realidad, se estaba anunciando el fin de un ciclo de pillaje financiero contra la nación. Aprovechando la impunidad y la complicidad gubernamental, el G4 ampliado comienza a tejer un nuevo escenario que les permita mantener el financiamiento internacional y nace el turbio negocio de las elecciones primarias. 

El “Gobierno Interino” se instaló en enero de 2019 pretendiendo desconocer la legitimidad de las elecciones del año 2018 en las cuales Nicolás Maduro resultó reelecto como Presidente de la República. Juan Guaidó se convierte en “presidente Interino” por obra y gracia del G4 (Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia  y Voluntad Popular). Esta estrategia recibe apoyo de varios países, logra unificar la oposición y manejan una cuantiosa suma de dinero proveniente del financiamiento internacional. Asumen el control de CITGO, MONÓMEROS y un tribunal de Londres les permite el acceso a 2.000 millones de dólares en oro venezolano perteneciente a las reservas nacionales. La confabulación contra Venezuela es evidente y EEUU asume el control de acciones desestabilizadoras.

Rápidamente, la oposición y su enigmático “Gobierno Interino” se vieron envueltos en descomunales escándalos de corrupción, se agotó el apoyo popular y comenzaron a perder  el soporte internacional. El efecto “Guaidó” se diluyó porque fue un liderazgo efímero y la oposición se desacreditó sola aunque sigue disfrutando de una impunidad concertada. En diciembre de 2022, un cenáculo del G4 decidió poner fin al “Gobierno Interino” dejando los activos nacionales que están fuera del país bajo control de una “sui generis” comisión dizque parlamentaria. 

Agotado el “Gobierno Interino” como expresión de corrupción y pillaje contra el país, el G4 ampliado (Plataforma Unitaria Democrática) decidió convocar elecciones primarias abiertas como nueva estrategia política y financiera de la oposición. No se trata de un mecanismo electoral para dirimir diferencias políticas y escoger un candidato unitario. Se trata de instaurar un escenario que le facilite a los grupos políticos dominantes de la oposición mantener el jugoso financiamiento internacional y reproducir la polarización como espacio de negociación financiera con factores políticos del gobierno nacional para garantizar la impunidad concertada.

De los 14 candidatos inscritos para las elecciones primarias ninguno está hablándole al país. No hay debate sobre los grandes problemas que sufre la nación. Todos quieren ser interlocutores de los organismos financieros internacionales y seguir con su discurso intervencionista sin importar las repercusiones sobre el pueblo trabajador. Todos los candidatos realizan costosas campañas publicitarias que nada tienen que ver con las necesidades, expectativas y aspiraciones populares.

Con las elecciones primarias, la desgastada y corrompida cúpula del G4 ampliado juega a profundizar una polarización que va más allá de lo electoral. El grupo de operadores políticos de la oposición oficial conocidos como “los alacranes” tendrá un buen escenario para sus transacciones financieras y el chantaje político. Otros seguirán tramitando indulgencias tras bastidores en Miraflores.  

Ahora bien, más allá de las primarias como estrategia político-financiera, la  oposición (con todos sus matices) se ha tropezado con la indignación popular que busca alternativas para canalizar sus expectativas y surgen “detonantes electorales” que perturban el objetivo financiero y enredan el cuadro electoral provocando apresuradas inhabilitaciones como el caso de María Corina Machado. Inhabilitaciones que son el resultado de acuerdos entre factores políticos de gobierno y oposición.     

El panorama político-electoral luce muy difuso y su definición está anclada a la dinámica de la lucha de los trabajadores en todos los sectores. No se define con inhabilitaciones que denotan debilidad y pueden consolidar cualquier “detonante electoral”.    El escenario político-electoral  tampoco se define con el turbio negocio de las elecciones primarias…  



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Darío Morandy


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