Las auto derrotas de la MUD

De nuevo el péndulo electoral cambia de posición. El beneficiario circunstancial está equivocado si considera que ese caudal electoral le pertenece. Los resultados del 15.10.2017 le están diciendo al país que es necesario el surgimiento de un movimiento político serio, de transformación económica y mejoramiento social, que rompa el pacto de "punto fijo" surgido entre la MUD y el chavismo. Pacto entre dos políticas fracasadas: La MUD, por cuanto arrastra cuarenta años de gobiernos adeco/copeyanos; y el chavismo por cuanto ya tiene en su haber, veinte años de rotundos fracasos, que denominan "guerra económica". Participar en elecciones para elegir entre la MUD y el chavismo, es como escoger entre "guatemala y guatepior", o como dijo Julián Assange (wikilikes), al referirse a la elección entre Hilary y Trump, "es como escoger entre el cólera y la gonorrea".

Pero los fracasos de la MUD no se le pueden achacar sólo a la herencia adeco/copeyana, por cuanto el chavismo como ya lo hemos dicho en artículos anteriores, está formado también por grupos adeco/copeyanos/masistas/militaristas que encontraron en el chavismo el peldaño para ascender en su aventurerismo oportunista de burocratismo y corruptelas desplegadas durante estos veinte años. Tanto la MUD, en la conducción de la oposición, como el chavismo en la conducción del gobierno, han demostrado incapacidad. Al electorado lo pusieron a escoger entre un incapaz con poder de gobierno que tiene la chequera de los dólares; y un incapaz con apetencia de poseer la chequera de los dólares para ejecutar las mismas corruptelas del chavismo. No vamos a hablar de las incapacidades del chavismo, los resultados de veinte años están a la vista. Hablemos de las incapacidades de la MUD, causa de sus cuatro derrotas más notables:

Primera derrota. En el 2015, el péndulo electoral de las mayorías nacionales, sometidas a la dictadura del hambre y necesidades de todo tipo por el gobierno chavista, decidieron darle a la MUD el poder más importante: la Asamblea Nacional, cuya función es elaborar las leyes que rigen las actuaciones de los otros poderes: Ejecutivo Nacional, TSJ, CNE, ministerio Público, Defensoría del Pueblo; además, vigilar el funcionamiento del Estado en todas sus formas de gobierno y pedir cuentas de esa gestión. Todo ese poder, los diputados de la MUD lo recibieron y en menos de un mes lo dilapidaron. Tenían el arma para salir del Presidente Maduro (el Revocatorio) y fueron incapaces de recoger las firmas para pedirle al CNE la convocatoria y organización del Referéndum. Realizar el Referendo Revocatorio era más fácil que pegarle un tiro al suelo. En ese primer año propusieron e hicieron de todo, menos lo que debían haber hecho: el Revocatorio. Ello condujo a la frustración de las mayorías nacionales.

Segunda derrota. En el segundo año (2017), por la pérdida del Revocatorio, la presión de las mayorías nacionales víctimas de las políticas antipopulares del chavismo, obligó a la MUD - simple fachada de la oposición - a convocar protestas pacíficas en poblaciones y ciudades de todo el país, para reclamar alimentos, medicinas, servicios de salud, trabajo. Había que salir a protestar todo lo que la dictadura del hambre - decretada por el gobierno chavista - les ha impuesto a 30 millones de venezolanos. El adagio popular dice, "chivo que se devuelve se desnuca". Cuando un movimiento político toma el camino de la protesta, de la noche a la mañana, no puede abandonarla para obtener prebendas ni mucho menos para congraciase con el adversario político. ¡Eso es traición! Había que profundizar la protesta, por cuanto constituye la primogenitura de las mayorías nacionales. Pero la burocracia de la MUD en lugar de radicalizarla, la vendió por el plato de lentejas de la elección de gobernadores. La protesta pacífica en las calles había que complementarla con la abstención electoral para desenmascarar, aún más, la dictadura militar/chavista. En su momento lo dijimos y felicitamos a María Corina por haber lanzado la acertada consigna de abstención militante. Entendemos que, "no se le pueden pedir peras al olmo". No se le puede pedir a los burgueses y burócratas de la MUD, conduzcan la lucha de masas, eso sólo lo puede realizar un movimiento de izquierda revolucionario y proletario. La MUD no es ni lo uno ni lo otro y en la lucha, tanto de barricadas como electoral, ha demostrado estar desconectada de las masas.

Tercera derrota. Vino como consecuencia de las sanciones económicas de Trump. Error garrafal del gobierno de Estados Unidos que todavía no ha asimilado las votaciones anuales en la Asamblea de las Naciones Unidas contra el bloqueo económico impuesto a Cuba. Y esa actitud vale para cualquier país Latinoamericano. El rechazo al intervencionismo estadounidense está a flor de piel de quienes habitamos al Sur del rio Grande. La escritora y premio Nobel de Literatura (1945), Gabriela Mistral, lo expresó con elocuentes palabras, "En América Latina lo que más nos une, además de nuestro bello idioma, es el odio contra los Estados Unidos". Las sanciones económicas de Trump, derrotaron a la MUD y de paso a las mayorías nacionales que debemos soportar la dictadura del hambre impuesta por el gobierno chavista. ¡Míster Trump! Olvídese de ese terco intervencionismo, por su culpa, los venezolanos tenemos que continuar soportando la infamia de este gobierno hambreador. Para derrotarlo no necesitamos de su ayuda. Ese es problema nuestro. No se meta en nuestros asuntos, así como nosotros no nos metemos en los suyos.

Cuarta derrota. La derrota en las elecciones del 15.10. 2017 es consecuencia inevitable de las derrotas descritas. La incapacidad de la MUD ha quedado plenamente demostrada: Por el Revocatorio. Por el abandono de la lucha en las calles de poblaciones y ciudades del país para participar en las elecciones. Esa lucha había que complementarla con la consigna de abstención militante. Y para completar el cuadro de inconsecuencias, llegaron las sanciones económicas de Trump que hacen aflorar el patriotismo, lo cual no debe tomarse como respaldo al infame gobierno chavista. Una cosa es la defensa de la Patria y otra el militarismo agorero de Chávez.

Mientras no surja un movimiento político serio, con una elite intelectual que elabore el proyecto de país y saque a las mayorías nacionales de la ruina económica a que han sido condenadas por el gobierno chavista, el péndulo electoral continuará realizando su acción demoledora contra los politiqueros de oficio que se adueñaron de la administración pública y los falsos líderes populares que sólo reclaman un puesto de burócratas para ejecutar sus corruptelas. La copa de la corrupción rebasa el borde, y ahora, el Ministerio Publico con su discurso trasnochado, pretende hacer lo que no hizo en veinte años. El decreto de Bolívar de 1819, en Pamplona, sigue vigente: muerte a los saqueadores del erario público, decisión más importante que cualquiera otra gestión de gobierno. La corrupción está derribando gobiernos en Brasil y otras latitudes.

De nuevo el abstencionismo deja sentir su efecto demoledor en estas democracias de pacotilla. El abstencionismo realiza la labor de zapa que derriba gobiernos, para

que luego se aparezcan los politiqueros de oficio, demagogos y populistas que, montados sobre las necesidades más acuciantes de las mayorías nacionales, las llenan de promesas

y luego las defraudan. Cuán grande sería la fortaleza de la lucha, hoy, si en lugar de tomar por el atajo electorero, se hubiera asumido el compromiso de lucha de la protesta en pueblos y ciudades de todo el país. Una vez más, la interpretación mecanicista de la historia, conduce un movimiento de masas a la derrota. El péndulo electoral y Míster Trump han sido los grandes electores en la reciente contienda.



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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