"Puputov cerebral"

Desde hace mucho tiempo venía dándole y dándole a la cocora a ver si podía adivinar qué era lo que tenían los líderes opositores y sus seguidores en el cerebro pero que va, no llegaba a ninguna conclusión. Demasiado bruto para llegar hasta allá. Mi falta de ignorancia hizo que me diera cuenta de que, quién no tenía nada en el cerebro era yo. Pensé que a esta gente le falta un tornillo, que estaban desesperados, preocupados. Mentes fascistas, terroristas, criminales. En ningún momento llegué a pensar que llegaran a tanto.

El Estado Islámico se quedó pendejo. Allá nadie ve a un alcalde dirigiendo terroristas, diputados felicitando a los encapuchados, nada de eso. Allá es plomo parejo. Aquí en Venezuela no. Los líderes dan las órdenes y los bolsas van y arriesgan la vida mientras los "vivos" están en la guarida a la espera del resultado del día. Cuántos carros quemaron, cuántos guardias mataron, cuántos policías heridos, a quiénes quemaron vivos, qué hospital asaltaron, qué escuela destruyeron.

Y yo dale, dale y dale a lo que me queda de cerebro y nada. Viendo tantas acciones vandálicas, violaciones de derechos humanos, derechos laborales, crímenes, asesinatos, me vino una ñinguita de lucidez cerebral y llegue a la conclusión de qué era lo que tenía esta gente en el cerebro: una bomba atómica. Les faltaba poco para defecar por la nuca. Tenían armas químicas y comenzaron a lanzarlas contra los "enemigos".

Están graves y eso es peligrosísimo. Tienen una enfermedad cerebral que se llama "puputov cerebral". ¿Alguien pudo haber pensado que podían llegar a lanzar bombas puputov? Ni en las peores guerras se había oído semejante barbaridad. Que la mierda la utilizaran como arma química. Que embazaran la ñoña como cualquier mermelada y disfrutaran de su asquerosidad.

Se me venía de todo a la imaginación pero no lo podía adivinar. Pero sabía que algo raro tenían en el cerebro para secuestrar a un chofer y su autobús, llevárselo hacia dónde les diera la gana, bajarlo y luego pegarle candela. Hay que ser bien descerebrado o tener mierda en el cerebro para arremeter contra hospital con niños y ancianos adentro. Hay que sufrir de "puputov cerebral" para incendiar un camión cisterna lleno de gas, de gasolina, o cualquier transporte explosivo.

Hay que estar bien enfermo de la cocora para ver cómo una bomba molotov alcanza a un guardia nacional y aplaudir la acción cuando el GN se revuelca envuelto en llamar. Algo raro le patina en el coco a alguien que celebre la falta de gasolina, la falta de comida, que a los niños no les llegue el transporte con su alimento.

Lo peor del caso es que hay un gran porcentaje de personas que celebran las acciones terroristas. Celebran si matan, si queman CDI, hospitales, vehículos de transporte, el metro; gozan un imperio si ven quemando una escuela con 85 niños adentro. Por eso y tantas barbaridades es que hay que llegar a pensar que esta gente está sufriendo de una enfermedad cerebral. Sufren de "puputov cerebral". Dios quiera que nunca les dé un derramen.



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Pedro Alfonzo Rojas

Antiaco, columnista, premio regional de periodismo de opinión 2016, telegrafista, tipista, montador, diagramador, coordinador, gerente de producción, editor de noticias TV; y sobreviviente de las violaciones de derechos humanos y laborales en gobierno de AD.

 pedrorojas56@hotmail.eso

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