Pildoritas 61 (año XX) De no creer lo que este cura se atreve a escribir… pero de que hay Judas modernos, los hay

Lo que al final de este escrito transcribo, con sus respectivas comillas, me llegó a través del whatsapp de mi teléfono, y al leerlo les confieso a mis lectores, no salía de mi asombro, incluso incredulidad, en solo pensar que un personaje con un rango tan alto como prelado de mi iglesia, y quien, al llegar a tan importante investidura de Cardenal, se apunta, entre otras posibilidades a la de poder incluso ser, al menos, candidato al Papado universal de la Iglesia Católica, me ha dejado, como decía, el nunca bien recordado "Joselo", estupefaciente, hasta más no poder.

Es difícil digerir el hecho de que un recién ungido purpurado, por Su Santidad el Papa Francisco, como el Cardenal Porras, quien no se ha hecho famoso precisamente por sus obras en beneficio de los más pobres, que como sabemos es uno de los principales legados evangélicos, sino que es conocido incluso a nivel internacional por su terca militancia al lado de quienes tanto daño le han causado a nuestra Patria, daño en el que se incluyen pérdidas de vidas, lesionados graves y destrucción de bienes del Estadio, esté contraviniendo y en franca oposición contra lo que ya es pública y notoria, la posición del máximo Prelado de la Iglesia Universal a quien de hasta comunista han tildado porque se ha destacado en sus discursos, mensajes y ejecutorias como un digno heredero al Cristo Redentor y de sus Apóstoles, los 11 que le fueron fieles y no como este ensotanado de purpura, cuadrado con el traidor Judas, que como sabemos, se dio el tupé de demostrar su apoyo a las cruentas corridas de toros, retratándose cual vedette, en una pose torera en la plaza de toros de Mérida.

Este personaje que hoy se atreve, de ser cierto que es de su autoría lo transcrito aquí, y me atrevo a creer que lo sea, por sus antecedentes, es el mismo a quien hace 15 años no le importó ser protagonista de un golpe de Estado, en el cual, como hoy, se derramó sangre, se persiguió a mansalva, se secuestró y casi se asesina a un Presidente y quien en una demostración de odio irreversible, no fue capaz de aprovechar el desenlace, finalmente a favor de la verdad, para como buen pastor, tomar conciencia de que ese no era su papel, sino que más bien se sumó con mayor fuerza furibunda al único proyecto de quienes quieren tomarse el poder, como sea, para llevarnos de nuevo a la dependencia imperial, en la que estuvimos sumidos durante tantos años, con gobiernos neoliberales, y de la que estamos luchando por salir para por fin lograr nuestra definitiva libertad.

Es el mismo personaje que se cuadró irrestrictamente con un asesino y violador de mujeres, para llevarlo a la Nunciatura Apostólica, cobijarlo bajo el manto de la iglesia, lo cual no hacen por los pobres, y no solo ello sino prestarse con la payasada de, a domicilio, un título universitario para el cual no había llenado los requisitos de Ley y a quien hoy prófugo y declarado en clandestinidad, seguramente mantiene bajo su protección.

Es el mismo personaje, demandado judicialmente por unas monjitas que se sintieron estafadas, es el mismo personaje culpable de que a cinco seminaristas, mucha gente los viera corriendo por las calles de Mérida totalmente desnudos, porque se los envió a la mujer del Terrorista mayor, hoy bien preso en Ramo Verde, para que le montaran una tarima para uno de sus shows a los que nos tiene acostumbrados esta "señora". En fin es la clase de gente que más bien le hace bien a la Revolución tenerlos bien alejados, porque quienes de esa manera traicionan los principios propios de la Iglesia, no merecen cerrar filas en un proyecto que tienen dentro de su doctrina y basamentos ideológicos mucho de lo que. el bien llamado por Chávez "primer socialista de la historia" nos legó y que pone en la vanguardia de las luchas sociales, la reivindicación de los humildes, de los excluidos y los mejores valores que permitan el logro de la mayor felicidad para todos, sin distingo, hijos de Dios.

He aquí la transcripción correspondiente:

"Yo estoy con los muchachos, miro cantidades de fotos, ellos, los muchachos, su furia, su ira, su inconformidad, su rabia, ¿y por qué no?, su poquito de odio, su gramo de violencia. No son santos, ni rezanderos, ni civilistas, ni poetas. Son eso, muchachos. No están hechos de razones, sino de corazones, sus ojos encendidos de tanto humo verde, la piedra en la mano, la china estirada y calculada, la botella de cerveza hecha de trapo y gasolina, de trapo y querosene, botellita ingenua que escupe fuego contra balas. Igual, estoy con los muchachos. Con esa carajita que no pasa los 20 y le hace una gran puñeta a la tanqueta, con esa que abraza al Guardia tratando de ablandarlo para que no le dispare, con ese que le pinta una paloma con brazo tatuado de guerrero, como si la grosería derrumbara la escopeta, con la que saca el violín y toca el himno nacional, como si la Guardia la fuera a entender.

Yo estoy con los muchachos, equivocados o no, con su megáfono y su resistencia, su guarimba y su desobediencia, con los que se escapan de las madres, que ya no pueden atarlos a las casas, los muchachos que hicieron de la calle su campo de defensa.

Con los muchachos que se empecinan en despertar un país dormido que solo se lamenta, un país verbo, país paz de la fea, de la sumisa, de la conferencia.

Yo estoy con los muchachos, olvidé para qué sirve el verbo, les llevo agua, trapos y vinagre. Los muchachos que me recuerdan que aún no estoy muerto, que este país es mío, que este país nos merece.

Estoy con los muchachos, equivocados o no. Estoy con los muchachos que lloran en la noche calladitos, que se soban los moretones y entierran a sus muertos.

Estoy con los muchachos, inocentes, ingenuos, luchadores, soñadores, quizás porque tuve 20, quizás por vergüenza de dejarlos solos, no sé, por irresponsable, por mi pequeña cuota de odio, porque creo en las conquistas, no en las regalías, porque soy como ellos, un poco tonto, otro bravío, o simplemente porque no me da la gana de dejarle mi país a las hienas.

Estoy con los muchachos, con sus rostros cenizas, sus manos heridas, sus rodillas peladas, con su afonía, con su cansancio, con su duelo, con su llanto, con su frustración, con su impotencia, con cada piedra, en cada noche, en cada día de esta gran revuelta".

Saque usted sus propias conclusiones respetado lector.



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Saúl Molina


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