Los mercenarios del Imperio jamás previeron que su extrema locura les iba a colocar su cabeza sobre el filo de la navaja. Por Jugar con fuego, tarde descubrieron que cuando se tiene rabo de paja lo mejor es no arrimarse a la candela, y ahora no encuentran que hacer con su trasero ardiendo, porque queriendo hacer una gracia les resultó una morisqueta.
A la luz de los hechos, pareciera que los escuálidos insisten en subestimar la fuerza creadora de un pueblo que es sabio y paciente; ignorando también, que chavista zoquete se muere chiquito. Por ello, pecan de ilusos quienes se auto engañan fijándole fecha de vencimiento al mandato legitimo de Nicolás Maduro, como si fuera más fácil que soplar y hacer botella. Por ello, nuevamente se van a estrellar contra la realidad, porque ignoran que a los venezolanos del siglo XXI no les entra ni coquito, y no son vulnerables porque Chávez, visionario y prevenido supo blindarnos contra toda clase de aventureros que ande apostando al fracaso del país.
Y porque tenemos los pies sobre tierra firme, y nadie se deja engañar como indio con espejito, esta vez vamos a unas elecciones en condiciones un tanto desfavorables, pues necio seria desconocer los efectos de demostración, ocasionados por la guerra sucia de esos medios de comunicación fascistas. Sin embargo nos alienta saber que las grandes mayorías están vacunadas contra la mentira, pues están conscientes del momento crucial que promete llevarnos a destinos superiores, marcando hito y separando épocas. De modo que perderán tiempo y reales, la cuerda de locos que derrochan sus neuronas añorando un ejércitos invasor en costas venezolanas, como si nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana estuviera pintadas a la pared, como aquella guardia pretoriana del puntofijismo que nunca se cansó de empañar las glorias de nuestros libertadores.
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A esta altura del proceso ya nadie se está chupando el dedo, por lo que advertimos a la oligarquía holgazana y frescolita, que este pueblo ya no es tan pendejo para dejarse disputar las puertas del cielo, y menos para complacer a unos cuantos ociosos que llevan años pretendiendo llevarnos derechito al infierno. Verdad que es verdura el apio.
