Uno no debería entrar a dilucidar lo que, de lejos, se palpa como una disyuntiva familiar. Pero es que el asunto trascendió de ambos aleros cuando la segunda de las dolientes antes nombradas ratificó que “su padre no será trasladado por ahora a Venezuela…hasta que el señor Chávez no esté en el poder”. Así las cosas queda exceptuada Carolina de este “recado”. No porque “dividir es ubicarse”, según Rómulo Betancourt, maestro de CAP y discípulo de la CIA. Más bien para buscar discernimiento si es que están conscientes en cuanto a que no a todas las muertes, aún menos si son de viejos, debe buscárseles culpable.
Además “el señor Chávez” no tiene recrecido el complejo R para estar echando chispas de ceniza mojada desde vidas frustradas. Quizás usted, respetada dama, no anotó en su diario familiar las euforias y los reflujos. El pueblo sí recuerda (imposible olvidar) cuando Pérez, eufórico, sabiéndose ganador dijo: No quiero que me lleven al poder en parihuela… “quiero que me saquen en hombros de Miraflores”. El destino fue cruel. Ni lo uno, ni lo otro se le dio, todo lo contrario: la Justicia lo sacó de la presidencia, por lo que se dolió porque “hubiera preferido una muerte distinta”.
Él mismito se “mató” desde entonces, respetada dama. Chávez no tuvo nada que ver con su caída, pues lo de la “asonada del 4-F” fue un fracaso que el mismo Presidente actual reconoció ante los venezolanos y el mundo. Quienes tumbaron a su padre fueron, él mismo y sus ministros “paquetico” e Ítalo del Valle, el obediente de los 3 mil muertos.
Por último, un consejo de éste venezolano: Póngase de acuerdo con el alero de Rubio y no con los mayameros y tráigase al gocho pa´su terruño. Quítese de la testa ese Chávez del eterno rencor. Chávez es un ser humano y su neo-córtex está intacto. No odia. Mucho menos va a impedir la repatriación del cadáver de un venezolano, aún cuando en vida haya sido su gratuito enemigo. O peor, sí lo fue del pueblo, que es lo más importante para Hugo R. Chávez Frías. Y piense que una mujer, Rosa, Luxemburgo, fue quien proclamó:
¡Patria, Socialismo o barbarie!