La onomatopeya del aplauso es "clap", estas siglas vencedoras en la revolución bolivariana, venezolana, socialista, chavista, CLAP, corresponden a los Comités Locales de Alimentación y Producción.
A esta implementación se le atribuye según analistas serios, sin nada de pronosticadores chimbos, que el triunfo revolucionario evitando una debacle social en la población, vale decir la paz, se debe en muy buena parte a los CLAP. Pese al aplauso, clap, clap clap, a los CLAP, bien sea contenidos en bolsas o cajas, que reclaman y reciben los opositores, e igualmente supuestos socialistas chavistas, se solazan en ejecutar desmedidas críticas ramplonas.
Es frecuente oír en la población descalificaciones hacia los CLAP, por las redes de internet, opiniones de articulistas, anclas de la TV, periodistas, locutores y conductores de espacios, ensombreciendo la excelente idea de suministro justo, con el cual la revolución bolivariana resuelve el despropósito de enemigos del país, que día tras día justifican el alza indiscriminada de precios, usura, especulación, contrabando de extracción y desaparición o acaparamiento de productos, y el insólito asesinato de miles de pollitos enterrados vivos por órdenes de Protinal, empresa que encareció en forma criminal la comida animal.
Asombroso que aun con la batalla a la mala fe "empresarial", liderada por pitiyanquis capitostes del capitalismo salvaje, en contubernio con politiqueros cuarto republicanos supuestamente "representativos", Venezuela tenga en el mundo el prestigio de ocupar puestos directivos en organismos internacionales, y lleve adelante ante el mundo, una revolución cultural y turística que nos permite informar al mismo tiempo el inicio de la Feria Internacional del Libro y la Feria de Turismo, en Caracas y la Isla de Margarita respectivamente. Clap, clap, clap, aplausos dignos a quienes lo hacen posible por la patria soberana e independiente.
