Es ahora o nunca

Honduras y CNN nos anima a luchar por otro periodismo en Latinoamerica

Este es el preciso momento, es perfecto para escudriñar con lupa la cobertura periodística desarrollada durante todos estos días por los medios de comunicación social del país y el extranjero, en torno al Golpe de Estado en Honduras, producido el pasado 28 de junio, y  a pesar del intento de distracción que en este momento procura el supuesto desvalido alcalde metropolitano, Alfredo Ledezma, con su show de huelga de hambre, junto a aliados, la oposición venezolana no logra distraernos de un hecho histórico tan contundente. A pesar de esta escaramuza, orquestada con los Globogolpistas, insisto que  éste es el momento, estelar, para poner en su lugar el rol de los medios de comunicación social y diseñar una forma coherente de hacer periodismo para y por el pueblo.
 
Digo esto a propósito de las declaraciones recientes del ministro  Diosdado Cabello, quien ha informado sobre la ilegalidad de un centenar de televisoras y radioemisoras del país, que desde hace años y otras recientes, ostentan el control en casi todo el territorio nacional. Es una evidencia del amplio espectro de poder que detentan, bajo la supuesta misión de informar, recrear, cuando atentan a diario con una información abusiva, sensacionalista y a veces aberrante, con  mensajes envenenados que realmente hacen daño. De manera que es ahora o nunca abordar el tema de los medios y su trabajo.  Es procedente  se hagan estudios y análisis pertinentes, por un lado, para dejar un precedente en la historia y  corroborar la manipulación  de  información y los intereses de desestabilización política, y por otro lado,  para reivindicar un oficio que debe ir de la mano con el equilibrio, lo que en otros tiempos se llamó objetividad, pero que en esencia es una profesión que debe estar casada con la realidad de los acontecimientos. Y es por eso que el caso de Honduras en este momento es un ejemplo referencial indiscutible para el análisis y la reflexión.

De igual modo, en el caso de Venezuela queda expresado con la línea editorial de estos medios disociados, que buscan afanosos  conectar al colectivo con los anhelos de hacer realidad un nuevo  Golpe de Estado  o un suceso que revierta en actual orden democrático, para asaltar el poder, tal y como lo hicieron en abril de 2002.

En otro referencia, muy ilustrativa y de evidente tratamiento informativo desigual, amarillista se anota nuevamente CNN en español, que junto a Globoterror y su cadena de medios (incluyendo las extranjeras como RCN y que seguramente  algunos o todos aquellos concesionarios de medios que se negaron  ir a Conatel a ponerse en legalidad) han puesto de manifiesto su interés pro defensa el imperio norteamericano, con la falsedad que atienden los intereses informativos de América Latina. Pero con Telesur les salió el tiro por la culata.

Otro elemento a considerar, que busca desestabilizar el gobierno de Chávez es las ganas de los Globogolpistas de que los cierren. Es muy notorio su deseo, claman por el cierre, ruegan que les bajen la santa maría.   Por eso, en esta ocasión, con el caso de Honduras exhiben las  más grotescas imágenes y manifiestan abierto apoyo a la derecha hondureña y  muestran su postura antinacionalista, antichavez.

Los Globogolpìstas se pliegan  al lado de los grandes medios de EEUU, para la distorsión del mensaje real, apoyando en abiertamente  el Golpe de Estado en el hermano país centroamericano.

Si esta postura editorial de los Globogolpistas no es causal de sanciones, y de las más contundentes, entonces ¿cuáles serán?. Será que debemos esperar que tramen, con los radicales opositores centroamericanos y de Miami, Washington y otros países de ultra derecha, para ver comiquitas mientras dan otro Golpe de Estado contra Hugo Chávez u otro mandatario del continente?.

La cobertura sobre los acontecimientos de Honduras han sido  tan provocadores, que sin duda muestran el desplome de la misión informativa que anima a cualquier periodista, porque contamina su esencia de servidor público, transgrede su trabajo, que es mostrar la realidad de un suceso desde distintos ángulos, sin ser juez ni parte, (un aspecto fácil de evaluar y sopesar al auscultar el mensaje, su contenido y orientación,  manipulación, persuasión, vomitado a cada minuto por periodistas cargados de odio y reconcomio)
 
Por eso y por fortuna, al fin, el ministro Diosdado Cabello, anuncia que quedan libres 45 señales de televisión, 145 señales de radio FM y 86 señales de radio AM. Una  buena noticia, que permitirá quizás ajustar tal desbalance informativo en el país. Son numerosas las televisoras, incluso  por cable, que recién  comienzan, como si nada, y que se suman a la orquesta opositora.
Otro tanto pasa con la  radio, sobre todo en las regiones, en donde son numerosas las estaciones que tiene en su poder la oposición y que utiliza eficientemente para la propaganda política.  Son el arma diaria, para hablar pestes contra el gobierno nacional, regional o local. Es  una guerra mediática virtual muy peligrosa pero útil para derrocar gobiernos y sobre todo, alienar las mentes más frágiles.
 
Por lo anterior,  si el Ministerio del Poder Popular para la Información, así como Conatel, Ciencia y Tecnología y todas aquellas instancias que deben regir la legalidad de los medios, se ponen de acuerdo, trabajan coordinadamente y con seriedad abordan el abuso y crean un ambiente saneado, que  no sólo pasa por la revisión  de la  Ley de Ejercicio al Periodismo- a la cual  de antemano teme el actual CNP, (porque obviamente pondría freno a tanto desacato, desespero y manipulación), sino que además, trabajando todos articuladamente, se daría la posibilidad, de comenzar  a rescatar, al menos los principios de la ética, la moral periodística y retomar el verdadero rol, que empieza por  el respeto que debemos dar y merecen los pueblos y cada ciudadano.  Así seguramente y quizás nos lleve mucho tiempo, podamos ponderar, equilibrar el trabajo del periodista, adecuarlo a los nuevos tiempos, a los procesos de cambio. Una tarea de largo plazo pero inaplazable.

La cobertura periodística del caso del Golpe de Estado en Honduras debe ser una bandera, y servir además para el estudio del comportamiento erróneo de algunas cadenas como CNN, que  ha expresado abiertamente su posición política en contra de los pueblos de Latinoamérica, plegando su línea editorial a favor de la derecha más cruel, defendiendo los intereses  capitalistas del mundo, a los más poderosos, a los dueños del espectro comunicacional de casi todo el planeta. Pero lo más grave, es que intentan hacer ver como normal un hecho de tal naturaleza. La CNN en español es una vergüenza para los pueblos de América Latina.
Es ahora que debemos debatir sobre el rol del periodismo en Venezuela y Latinoamérica y  el Hemisferio. Es ahora que debemos unir voces, para clamar el respeto a los pueblos. Por eso me pliego a la petición del escritor e investigador mexicano, Fernando Buen Abad Domínguez, quien a dicho: “Está claro que las oligarquías mediáticas latinoamericanas, al servicio de los golpes de estado, son socias de un crimen que no puede quedarse impune. El crimen se llama traición a la voluntad de los pueblos, traición a su desarrollo, traición a su libertad de conciencia. La amenaza sistemática de los mass media capitalistas es un problema de seguridad nacional y es preciso comprenderlo a fondo. Por eso es urgente discutirlo internacionalmente, desde las esferas de las bases hasta las esferas de sus mandatados democráticos. Para eso es ideal una Cumbre de Mandatarios en materia de Comunicación” (artículo de Aporrea, que titula: “Es indispensable una Cumbre Latinoamericana sobre Comunicación”).
 
Cuando ese momento llegue, cuando seamos convocados todos los periodistas revolucionarios venezolanos  y latinoamericanos, sin distingos de ningún tipo, (que éste me cae mal o el otro tiene mal genio), sin las pequeñeces mundanas, sin afán de figuración, y sólo con la seria misión y responsabilidad que tenemos de ser artífices de “ese un nuevo periodismo para Latinoamérica y el mundo”, sin duda, muchos estaremos allí para colaborar.

Digo ello porque son diversos y numerosos los grupos de afanados colegas, que para defender el horror que hemos vivido con este periodismo de la derecha, para rescatar la ética del periodismo, para denunciar  los atropellos, están allí pero fragmentados, su buena intención  no ha sido suficiente. Hay que reagruparnos en una sola voz, que nos incluya a  todos, profesionales o no, alternativos o como quieran llamarlos, para incorporarnos, con disciplina y hacer realidad el debate que debemos dar. Tal y como lo propone Abad, “a nivel continental” y tomar en cuenta cuando  dice en su artículo:  “que una Cumbre de Presidentes, por sí sola, no puede resolver la totalidad de los problemas; como ya sabemos que en materia de mass media la lucha es dura y asimétrica; como ya sabemos se trata de una Guerra, la Guerra de Cuarta Generación... lo pertinente es llamarnos a la movilización, a las tareas científicas y al esmero creativo, para dar sustancia y cuerpo a las fuerzas nuestras en contra de la alienación, la explotación y el saqueo, bien visibles en Honduras a estas horas, bien sensibles en el mundo a estas alturas”. De manera que somos nosotros, los periodistas revolucionarios junto al pueblo, quienes debemos comenzar la tarea.

Sabemos por  igual que tribunas como Aporrea son muy importantes en su permanencia y lucha, y por ello intentamos contribuir, con lo que es quizás un minúsculo aporte de un artículo de opinión, pero que gracias a este espacio, levantamos voces y afilamos la pluma.

Más allá de estas premisas, es necesario sumar  esfuerzos, unir las acciones, que nos permita participar en esa revisión profunda de nuestro periodismo, ya no sólo de Venezuela sino del continente, para crear una barrera de fuerza informativa que resguarde los cambios y avances políticos que han conquistado pueblos en esta última década y  que estuvieron sepultados, en el silencio, a merced de una élite derechista, la misma  que detenta el poder desde casi todo el siglo pasado y más.

Sabemos que muchas  instancias de prensa, en organismo público, siguen trabajando con el modelo periodístico de la IV República. Por eso los cambios deben ser de dentro hacia fuera, hasta llegar a ese periodismo, apto para las generaciones futuras.

En este momento todavía veo cierta fragmentación, discriminación, desigualdad en nuestro gremio, así como falta de apoyo, de recursos para  aquellos periodistas comprometidos que  avientan medios con el animo de difundir la obra de gobierno, como contradicción, a diferencia de  medios opositores que sí reciben el apoyo publicitario y disfrutan las mieles de la publicidad que emana del Ejecutivo, los mismos  que mantienen activadas en red,  de prensa escrita, radio, televisión, para hacer difusión y promoción en contra del gobierno nacional.
 
El tema del golpe de Honduras, implica estudiar, investigar la relación de este hecho con los medios de comunicación social,   y desenmascarar como pasan a ser  un estamento desestabilizador de gobiernos, poder de alienación y respaldo a la violencia, a la opresión de las clases más desfavorecidas.

Levantemos la bandera de la verdad y la libertad,  es un derecho, un deber, en especial  de cualquier persona que se dice o cree periodista, comunicador social.
¡Resiste Honduras! que el reto no es sólo tuyo sino también de quienes protestamos contra el periodismo golpista. Por Selaya, por Latinoamérica…! Honduras no te rindas!.
 

(*) Periodista
leonjudi@gmail.com


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Judith León (*)

Periodista e internacionalista.

 Leonjudith@gmail.com

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