Baily & Company: los peligrosos payasos mediáticos

No voy a incurrir en la cursilería de decir que Venezuela es el país
más bello del mundo, ni a ponderar sus bellezas geográficas o
naturales, todas obvias. Ni a ensalzar a su gente como la más
simpática o inteligente. Ni mucho menos a hablar de la integridad
moral de los políticos. Nada de lugares comunes o frases hechas.

Pero tampoco saldré en defensa de quienes denigran del país, dando la
razón a una serie de personajes que han protagonizado acciones
violentas o denigratorias en contra de nuestro pueblo. A veces el país
se parece a un circo o a una farsa, a una obra teatral barata donde
actúan una serie de personajes bufones, caricaturas de seres humanos
que pretenden estar siempre en la palestra. Me refiero en este caso a
políticos y periodistas de la derecha más recalcitrante que tienen
muchos de ellos características acentuadas de un grotesco de segunda.
Pongamos por caso las frases huecas de Ramos Allup, la perfecta
degradación de Rómulo Betancourt, cuya voz atiplada y machacona nos
provoca risa, una mueca de burla, pues el personaje se mete en el
papel de bufón, de cómico de feria que alza la voz chillona en
asambleas, reuniones o mítines haciendo énfasis graves que se vuelven
ridículos por lo soez y grosero de las frases, que de seguro lo harán
ingresar en los anales del ridículo nacional.

Por otro lado uno ve a Capriles Radonsky incapaz de pronunciar cinco
frases coherentes seguidas, articular un discurso que posea un mínimo
de sentido; este señor olvida lo que está diciendo; el contenido de
sus alocuciones es inconexo y carente de todo fundamento aunque sea
para para referirse a algo simple: el personaje pierde el hilo de lo
que dice y de inmediato aparecen sus gestos alelados, sus palabras sin
peso específico ni trasfondo, ni siquiera cuando se trata de una
simple denuncia; este señor es incapaz de convencer a cualquier
público por aburrido y superficial; diríamos que es el reverso
complementario de Ramos Allup, su discípulo aventajado.

Mientras, Julio Borges se mueve entre una colección de lugares comunes
y calumnias sucesivas, y ya nadie le cree ni siquiera dentro del
pequeño gremio donde se mueve, creo; mientras que Antonio Ledezma
lleva como cuarenta años haciendo discursos completamente inocuos y
vacíos; puede repetir las mismas frases indefinidamente en distintos
contextos, sin que éstas tengan la mínima relevancia. Y al que llaman
Ismael García ni hablar, este señor es el summum de la tontería, un
comediante innatural cuya mediocridad intelectual y mental es tan
grande como su incompetencia como político. Reúne, creo yo, las
características de todos estos juntos y los supera.

Voy a detener aquí la galería de políticos criollos para dar paso a la
de los llamados comunicadores o periodistas que operan algunos de
ellos fuera del país. Estos políticos han injuriado y difamado a
Venezuela y a los venezolanos, y no solo al gobierno actual, con los
adjetivos más cínicos y duros. Pero quienes han llegado quizá más
lejos en este sentido son los periodistas y actores en Miami,
venezolanos y peruanos.

En primer lugar tenemos a Jaime Baily, uno de los personajes más
grotescos y deformados por el odio, que se vale de sus tendencias
sexuales llevándolas al nivel de espectáculo mediático, para ganar
espectadores y tener a un público cautivo que siempre quiere oír algo
escandaloso. Se presenta a sí mismo como bisexual y exhibe esta
condición frente a familia sin ningún pudor, se lo recalca a amigos y
espectadores haciendo ademanes amanerados. Esta treta de usar la
condición sexual para hacerla pasar como una condición de vanguardia
en la sociedad, también encubre la expectativa de ser señalado por lo
homofóbicos y luego acusarlos a ellos de desconocer los derechos de
los sexo-diversos, quedando así justificada su imagen de avanzada en
estas cuestiones. Comienza comentando banalidades y chismes escabrosos
y pasa de inmediato al plano político; lleva años denigrando de Hugo
Chávez Frías en su programa televisivo, presentándolo como la peor de
las plagas políticas, burlándose de todos sus seguidores y de todos
los políticos de la izquierda desde Fidel Castro para acá, usando las
burlas más cínicas ataca a ministros, militares, autoridades. Celebró
la muerte de Chávez y estaba enterado del reciente magnicidio
frustrado al presidente Maduro; se dio el lujo de anticipar con pelos
y señales el atentado en uno de sus programas, y afirmó que el
presidente debía ser asesinado, con el beneplácito de los medios donde
trabaja, que más bien deberían sancionarlo de acuerdo a la ley de
medios vigente en ese país.

Es insólito que un animador de tv llame al magnicidio del presidente
de una nación, no importa su signo político, y esto no sea penalizado.
Recordemos que este periodista viene de fungir como novelista aupado
por su coterráneo Vargas Llosa, quien lo presentó hace añales como un
genio narrativo, pero creo que Baily le salió mal discípulo cuando
emplazó a Vargas Llosa en uno de su programas debido a un error de
inconsistencia política que detectó en Vargas Llosa (cómo sería la
magnitud del dislate), quien se debate permanentemente entre la
ambigua personalidad del doctor Vargas y la de Míster Llosa: el
primero escribe novelas y el segundo panfletos políticos para apoyar a
la derecha internacional (Macri, Temer, Santos, Duque, Peña Nieto,
Rajoy, etc.), y sale a diario en los medios como un personaje
prestigioso de la farándula española. Ahora debe andar un poco
incómodo con la reciente victoria de los socialistas en el Congreso de
los Diputados en España.

Lo más asombroso de Baily es que se burla de cualquiera haciendo uso
de su personalidad andrógina, de un humor viscoso que corre desde su
boca y va a dar a los oídos atónitos de sus seguidores enfermizos:
expone su condición sexual y la mezcla a sus juicios destemplados ante
los medios sin ningún problema, para aumentar el rating. Entrevista
entre muchos otros a actores como el venezolano Orlando Urdaneta,
quien estará allí sentado ante las cámaras cada vez que Baily lo
requiera, con el fin exclusivo de derramar sus juicios venenosos sobre
los políticos venezolanos e intentar convencer a los espectadores de
sus ideas anticomunistas o antichavistas. Parece que le ha ido muy
bien apoyando en Miami a venezolanos despistados. Es deprimente ver a
Urdaneta blasfemando con los ojos desorbitados y profiriendo
maldiciones y anatemas de todo tipo, como si estuviera poseso de
sustancias tóxicas y estimulantes.

Algo similar ocurre con Patricia Poleo, cuyo evidente desequilibrio
emocional se traduce en unos programas completamente incoherentes,
desaliñados y vulgares dirigidos al público más burdo e ignorante. No
olvidemos que Patricia Poleo proviene del padre del periodismo
sensacionalista en Venezuela: Rafael Poleo, un verdadero clásico de
las infamias, de los embustes mejor cobrados en el tiempo de la
"guanábana" adeco-copeyana. Han tenido entre padre e hija algunas
diferencias debidas a ciertas exquisitas sutilezas de fondo en el
manejo de la información; también Baily entrevistó a Poleo en su
programa y estuvo a punto de echarlo del estudio por las mismas
razones.

Estos son sólo algunos ejemplares de esta fauna de payasos peligrosos
tornados en periodistas o comunicadores, fabricantes no sólo de falsos
positivos, sino que claman urgentemente por un golpe de estado en
Venezuela, desean con vehemencia una intervención militar y no les
importaría que corriera la sangre por las calles con tal de ver a
nuestra nación dominada totalmente por los ejércitos de Estados Unidos
y de sus aliados colombianos o europeos.

Miami siempre fue, es y será la capital estadounidense de la
superficialidad y las extravagancias, los vicios y el mal gusto,
además de servir como madriguera a traidores de la peor calaña, de
asesinos profesionales como Posada Carriles, y de periodistas como
Carlos Alberto Montaner, que han hecho de la disidencia una profesión
muy lucrativa; de no existir la revolución cubana este señor Montaner
se habría muerto de hambre en Miami, donde lleva casi medio siglo
arremetiendo contra los gobiernos revolucionarios. Recordemos que
Miami fue la ciudad a donde acudió la mayor cantidad de cubamos
disidentes cuando se produjo el triunfo de la revolución cubana, y
crearon con el tiempo un ghetto de pro-norteamericanos que no han
cejado en sus intenciones de desprestigiar la revolución cubana. No
tendría nada de raro que ahora pretendan hacer algo similar muchos
venezolanos disidentes del proceso bolivariano en Venezuela. También
Miami es la meca donde van a triunfar muchos cantantes de moda y
actores de pacotilla rechazados en Hollywood. Hay una industria
comercial poderosa con transnacionales en todas partes y de todos los
tipos, muchas de ellas financiadas directamente por el narcotráfico,
bien sean disqueras o panaderías, circuitos de cine o licorerías, lo
mismo da. Por mucho tiempo fue la ciudad preferida de los venezolanos
de la tribu "Tabarato" ("ta barato, deme dos", exclamaban los
consumidores al adquirir los productos en sus paseos mayameros), donde
los venezolanos iban a derrochar sus bolívares mal habidos. Miami es
una de las pocas ciudades con clima tropical en Estados Unidos, y una
especie de paraíso de consumo, de centro comercial gigante, de súper
mall donde confluyen buena parte de los renegados que luego se hacen
pasar por exiliados o por víctimas propiciatorias, y a los pocos años
se convierten en tipos muy exitosos. Estos seres no sólo son capaces
de traicionar a sus amigos, familiares u oponentes políticos, también
tienen una capacidad excepcional para traicionarse a sí mismos.

gjimenezeman@gmail.com



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Gabriel Jiménez Emán

Poeta, novelista, compilador, ensayista, investigador, traductor, antologista

 gjimenezeman@gmail.com

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