En mi largo peregrinaje por la televisión nacional e internacional he encontrado personajes derechistas de todo tipo y sobrevivido a los bloqueos de grupos que persiguen borrarme del espectro mediático por odio a una inteligencia que siempre abofetea a sus aparatos de propaganda.
Ver video en YouTube: Contra terrorismo 2017 "matar pidiendo elecciones" https://www.youtube.com/watch?v=TUrPjBq-pvs
Puedo contar anécdotas desde una periodista ficha de Alberto Federico Ravell (aun en TV) quien frente a mi cara comentó "Chávez se debe estar revolcando en su tumba", pasando por debates que gané contra las estatuas de CNN en español (QEPD), más una simpática ecuatoriana en NTN24 a quien la mandan a interrumpirme cada 25 segundos cada vez que me entrevista y la cuenta sigue.
Ver ejemplo en video: Periodista que no deja hablar a chavista en TV - https://youtu.be/n-VXhN2_mus
Pues dentro de tanta guerra mediática, una de los episodios que más lástima me produjo, ocurrió meses atrás cuando un periodista cuyo nombre no revelaré y por ahora lo llamaré Señor G, durante una entrevista de TV en vivo se negó a llamarme por mi título académico y con un "rictus nasal de rabia y dolor" me fabricó otro que no existe. En vez de llamarme Doctor en Derecho Constitucional, se empeñó en identificarme como "experto" o "constitucionalista" (esta última denominación se prostituyó en TV y ya cualquier iletrado se la adjudica).
Al llegar la pausa comercial, le sugerí cordialmente que, a fines de información precisa y veraz, por favor me identificara como Doctor en Derecho Constitucional, pero visiblemente se enojó con mi solicitud y pretendió meterme en un debate filosófico sobre la humildad de la gente que, según él, sólo debía hacerse llamar por nombre y apellido.
Ante tan absurdo planteamiento, pacientemente le expliqué que todo el mundo en TV se identifica con nombre y profesión (esto es vox populi), además por "misterio de la ciencia" hoy un constitucionalista es tristemente cualquier persona que hable en TV sobre la Carta Magna; sin embargo irrespetuosamente el periodista no atendió mi llamado e insistió en lo mismo durante TV en vivo.
Me dicen que Señor G, por su condición de exchavista y ex trabajador de TV pública, se esfuerza por mostrarse ahora como un agresivo entrevistador opositor, no sé si para hacer "méritos adicionales" y conservar el puesto. En todo caso creo que el profesionalismo periodístico no debe ser sacrificado y Señor G debe aceptar que todo entrevistado tiene derecho a ser presentado del modo en que lo solicita.
Hace poco recordé lo que me narró mi amigo el joven periodista Edgar Rodríguez, un ancla de noticiero VTV a la medianoche y ahora Noti Patria que fue amenazado de muerte en redes sociales por opositores terroristas en 2017. Me confesó Edgar que años atrás fue a presentar examen de admisión para laborar en ANTV y se encontró como cruel obstáculo al Señor G.
En situación de ventaja (evaluador vs aspirante) el déspota maltrató de palabra al todavía adolescente Edgar y le arrancó el micrófono en pleno patio del palacio legislativo sin darle chance de completar su primera respuesta. En efecto, cierta gente adora lucirse ante terceros y Edgar, para aquel momento era un inocente recién graduado.
Creo que actuando mal, las personas tarde o temprano caen de su pequeño trono. El tema no es tener título de Doctor (que yo lo tengo por haber aprobado tesis de Doctorado) sino "don de gente". Quien obra con mezquindad, miseria y prepotencia nunca alcanzará ninguno de estos títulos, tampoco logros profesionales o personales duraderos. Hace días supe que este grosero y mediocre personaje salió de la pantalla por la puerta de atrás. ¿Casualidad?
