Por Leopoldo Castillo, chavista expresa sus sinceros deseos

El eje central de la lucha de un hombre de buena fe, es la defensa del ser humano. La conflictividad de clases no la inventó Marx o la sembraron sus seguidores entre los hombres. Ella, apareció con la propiedad privada y la ambición o concepción como mecanismo adecuado para que la sociedad avanzase. Se creyó o actuó, pensando que si unos acumulaban e invertían, de paso se deban una gran vida a la que derechos se le reconocía, habría progreso y los explotados podían asegurarse su miseria.

Por esa fuerza motriz, lucha de contrarios, plasmada en el pensamiento filosófico anterior a Marx, los hombres asumieron posiciones diferentes. Ella coloca a unos del lado de la injusticia y otras a favor de la especie humana. Los hombres de la izquierda del mundo, asumieron este segundo rol. Eso es lo que los distingue. Es la esencia del movimiento y la controversia en la cual todos estamos metidos. Los primeros defienden la acumulación porque la aceptan como un resultado natural, como si siempre así ha sido y debe serlo para que el “mundo siga andando”.

De manera que la gente de la izquierda, como difunde el señor Leopoldo Castillo, no es horda de bandidos, asesinos o llena de odio por sus dificultades. No se necesita vivir en dificultades personales para asumir el rol de combatiente por los principios de la izquierda mundial, sino ser lo suficientemente informado pero al mismo tiempo sensible, racional y pensamiento a largo alcance, para no conformarse con el lamento por el hambre que acogota al mundo, los niños abandonados de la tierra, sino hace falta salir a combatir las causas que esos males causan. Y ellas, son el resultado de formas de organización social, proceso productivo y distribución de los beneficios del trabajo. Sabiendo además, que esa mala estructuración y operatividad social, son los motivos que han hecho al planeta un caos; sólo que es ahora cuando lo podemos percibir y mostrar de manera contundente.

Por eso, el hombre de la izquierda es racional y tiene claro que no lucha contra el hombre, sino contra sus ideas. No quiere destruirlo, sino cambiarle. No le desea la muerte a nadie en particular porque eso no resuelve los problemas del mundo y de la especie. Por eso, generalmente los hombres de la izquierda adversan la pena de muerte, aunque se puedan exhibir excepciones y momentos excepcionales. Al juzgar la sociedad, el hombre de la izquierda, en lo fundamental y lo que es concreto, está cerca del pensamiento religioso.

Estas razones, señor Leopoldo Castillo, explican el título de este trabajo. Usted acaba de anunciar su retiro momentáneo al frente del programa “ALò Ciudadano”, trasmitido por Globovisòn, porque debe operarse por un cáncer. Lamento que ese mal le haya alcanzado y le deseo con toda sinceridad, aún a riesgo que usted y algunas otras personas no lo crean, por la condición negativa de la humanidad, que se recupere y siga viviendo para satisfacción de todos los suyos.

Para un hombre de la izquierda, que ha visto con horror, como desde distintos ángulos se han expresado macabros deseos por la muerte de Chávez y “apostado a las cuatro patas del cáncer para que le derrote” y entre esos usted, aunque en veces lo hagan de manera fingida o subliminal, no cabe, por nuestra sensibilidad y coherencia de pensador de izquierda, deseo maligno contra un ser humano aunque sea un opuesto con odio contra el presidente, a quien respaldo de manera absoluta, dentro de la dialéctica de la vida social.

Espero que mientras se cura, porque habrá de hacerlo, como también nuestro Chávez, medite mucho y pueda reconciliarse con principios irrenunciables al hombre, como el respeto a la condición humana y la obligación de la gente a defender sus creencias. Sobre el derecho de los humildes, no sólo a no ser explotados, porque además ello envuelve la destrucción de la especie misma, sino a tener una existencia digna y poder expresar sus ideas sin ser reprimidos, como se hizo ante usted y su anuencia en Centro América y todavía se hace a través del canal al cual esperamos pueda volver.

No le pedimos que, al meditar sobre la vida, en medio de una profunda crisis personal, se vuelva chavista, porque eso sería una falta de respeto de mi parte, sino que sencilla y simplemente, entienda que puede hacer oposición al gobierno planteando cosas positivas, sin mentir, sesgar las informaciones ni difundir odio.

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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