Wikileaks, Proceso, Anabel, perseguidos políticos por sacar a la luz pública a asesinos, guerreristas y políticos narcos

1. El imperialismo y la derecha internacional –desnudados por Wikileaks en los últimos días- han pedido el encarcelamiento, la ejecución o el asesinato del valioso director de esa agencia que tiene en su poder cientos de miles de documentos que prueban que el gobierno y los empresarios de EEUU sólo han tenido una política encaminada a dominar el mundo. En México sucede lo mismo: el gobierno cuasifascista de Calderón, en contubernio con el monopolio televisivo Televisa, han lanzado una feroz campaña contra la revista de centroizquierda Proceso, así como contra la periodista Anabel Hernández por haber denunciado –con todos los documentos de prueba- los acercamientos y posibles negocios que realiza el gobierno de Calderón con los principales narcotraficantes, particularmente con el Chapo Guzmán. El gobierno de Calderón, dominado por la funesta televisora, ha lanzado la campaña.

2. ¿Qué cosas graves ha denunciado Wikileaks para que el imperio haya dado la orden a la Interpol de persecución internacional contra Julián Assange, fundador de esa agencia de investigación? Bastó con haber demostrado con documentos que las embajadas yanquis son centros de espionaje en cada país y que los gobiernos de EEUU –tras recibir informaciones precisas de sus embajadas y de su Departamento de Estado acerca de los gobiernos de cada país- trazan todas sus estrategias intervencionistas pasando por encima de cada gobierno. Todo esto no es nuevo, lo sabíamos los izquierdistas desde hace un siglo, pero no podíamos probarlo con documentos como hoy lo hace Wikileaks. En eso consiste la gran valía de los documentos que se han estado publicando. ¿Alguien acaso ha dudado que las inmensas riquezas que tienen los EEUU, el Reino Unido, España, Francia, Alemania, fueran de los pueblos saqueados de América y África?

3. En México, lo que ha convertido al presidente ilegítimo Calderón en un energúmeno es que la revista semanal de centro izquierda Proceso haya publicado un adelanto del libro “Los señores del narco” de la periodista Anabel Hernández en la que hace una sorprendente revelación: “A principios de 2008 la Presidencia de la República estableció contacto directo con Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” (el más importante jefe de los narcos) en una operación instrumentada por Juan Camilo Mouriño, entonces el hombre más cercano a Felipe Calderón. La misión era pactar para poner paz entre los cárteles de la droga. Sin embargo, El Chapo aprovechó la oportunidad para dar a conocer los nombres de los cómplices de su fuga del penal de Puente Grande en 2001 y, sobre todo, para involucrar al propio Mouriño en la “venta” de plazas al narcotráfico. Mouriño y Calderón estaban estrechamente unidos.

4. Escribe Anabel: “Corrían los primeros meses de 2008 y el general X, disciplinado, perseverante y arriesgado como era, fue a los terrenos del más poderoso capo de México para hablar con él cara a cara. El Chapo Guzmán ya estaba preparado para recibir al mensajero de Los Pinos. El general X, de más de 65 años de edad, colaboraba con Juan Camilo Mouriño en la Presidencia de la República desde 2007, en una asesoría subrepticia como había sido prácticamente toda su tarea durante los 45 años que sirvió para el Ejército Mexicano en la Brigada Blanca, la Dirección Federal de Seguridad y la Coordinación de Seguridad Nacional. El jefe de la Oficina de la Presidencia –el hombre más cercano a Calderón– le había encargado una misión imposible: poner en paz a los cárteles de la droga. En enero de 2008, Juan Camilo fue nombrado secretario de Gobernación, pero su encomienda seguía vigente”. Después “murió en un accidente”.

5. Sin duda la periodista Hernández desnuda en su libro, de aproximadamente 600 páginas, toda la demagogia presidencial en el sentido de que “el presidente es muy hombre y que acabará con el narcotráfico y la llamada delincuencia organizada”. La realidad es que Calderón colocó a 100 mil soldados y policías en las calles en sus primeros días de gobierno porque estaba aterrorizado ante las movilizaciones de López Obrador por el fraude electoral. Fue realmente un desplante de fuerza de Calderón para decirle a la oposición –con el ejército y la policía en la calle- que el gobierno tiene todo el apoyo militar. Pero le salió el “tiro por la culata”, es decir, por atrás. Esa “política de fuerza” ha desprestigiado al gobierno ante el mundo y ha provocado que la llamada inseguridad crezca. La desconfianza de los inversionistas hacia México es total, provocando que la economía, el desempleo y la miseria se hayan agudizado.

6. ¿Quién puede creer en Televisa y sus funestos empleados locutores como López Dóriga, Loret de Mola, El Payaso Tenebroso y demás cuyo único criterio es servir incondicionalmente a sus amos? Los poderosos empresarios de Televisa y TV Azteca forman parte de la lista principal de Forbes, es decir, figuran como los hombres más ricos del mundo y sus negocios están respaldados por el imperio, así como por muchos gobiernos de países. Hay cientos de estudios que demuestran sus intereses de negocios, pero estamos en espera de que Wikilik saque el contubernio de estas empresas con el gobierno y otros negocios. ¿Puede alguien, sin caer en la necedad, el cinismo y la ignorancia defender a esos medios de información que durante más de 40 años han engañado a la población tergiversando las noticias e inyectándole una ideología al servicio del sistema capitalista?

7. Ni Wikileaks, ni Proceso, ni Anabel son fuerzas comunistas en México o en el mundo, pero sí existe una “Santa cruzada” –como dijera Marx en 1847- formada por el imperio yanqui y de más poderosos gobernantes civiles, militares y religiosos que tiemblan porque sus secretos guardados bajo mil llaves, comienzan a ser descifrados y por eso han pedido persecución contra los herejes que han osado violar las reglas sagradas. Pero México no se queda atrás: El gobierno de la República y el monopolio televisivo, confabulados ahora con los mismos narcotraficantes presos –con la promesa y esperanzados en que les rebajen o condonen sus penas- ahora obligan a éstos a declarar contra la revista Proceso -que cumplirá estos días 34 años de estar formando la conciencia crítica de los mexicanos-  y contra los valiosos periodistas de investigación, para desmentir lo que antes declararon. Así funciona el poder.

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Pedro Echeverría V


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