Sociedad en transición en el marco de la Guerra no Convencional

Perspectiva de la Comunicación Popular Impresa

"El arma más potente en manos del opresor

es la mente del oprimido"

Steve Biko

Sucinto marco referencial

Analistas de diversas procedencias teóricas coinciden en señalar que el mundo contemporáneo está inmerso en una crisis; esta apreciación, en cierto sentido, se ha convertido en un lugar común que sirve para determinar, ciertamente, la condición de crisis que padece la humanidad aún cuando no la magnitud y dimensión de la misma. Hay quienes la caracterizan como una crisis estructural y otros, más categóricos, hablan de una crisis terminal o de civilización.

No es nuestro propósito, en esta oportunidad, con estas líneas, adentrarnos en tales honduras, sólo nos basta, por los momentos, asumir la conceptualización de que efectivamente el género humano está sumergido en una crítica situación que pone en peligro la existencia social civilizada y de la que no escapa, naturalmente, la región latinoamericana y caribeña, incluida, naturalmente, la nación venezolana.

Desde la perspectiva teórico-político en la cual nos ubicamos para orientar nuestro accionar militante tendemos a alinearnos con el enfoque analítico de la universal luchadora polaca-alemana Rosa Luxemburgo, quien sostuviese, hace poco más de cien años, que la humanidad se encontraba en el desiderátum de socialismo o barbarie y, que ahora, ya adentrado el primer cuarto de siglo del tercer milenio, tal planteamiento, sin dudas, tiene la mayor de las pertinencias.

La barbarie, es decir, la voracidad capitalista, en su afán desenfrenado de riqueza, ha puesto en peligro, no sólo, la vida de la humanidad sino la existencia misma del planeta Tierra. Muchos son los estudios realizados al respecto que testimonian la gravedad de la situación planteada por la concupiscente irracionalidad del capitalismo.

Concentración económica y de poder

Ese patético cuadro está reflejado, por un lado, en el padecimiento de los pueblos del mundo que se manifiesta en la lacerante desproporción que expresa el hecho de que la mitad de la riqueza mundial está súper concentrada en apenas el 1% de los más ricos, tendencia que antes que atenuarse se profundiza con toda la carga de pobreza, exclusión, explotación, desolación, hambre y miseria que ello implica para miles de millones de seres humanos. Y, por otro lado, en su relación destructiva con la naturaleza, erosionando la capacidad productiva de los suelos, alterando los ciclos climáticos, es decir, degradando la biósfera, que es el espacio del planeta en el que se desarrolla la vida.

Reconoce la revista Forbes, el medio por excelencia de la élite capitalista mundial, que el potencial productivo de la humanidad se haya concentrado en muy pocas manos que no rebasa a las mil personas al contabilizar a los multimillonarios del mundo.

Pero el capitalismo no sólo es concentración de riqueza, también es concentración de poder; no simplemente es un sistema desigual e injusto, es, también, un sistema de dominación social en beneficio de burguesías imperialistas y oligárquicas, jerarquizadas a nivel mundial, cuya actividad está orientada a la preservación y expansión de sus riquezas y por ende del poder, que es la condición para lograrlo.

Hegemonía en declive

Esta crisis que inicialmente se evidenció como de carácter financiero ha devenido en "una profunda crisis de sobreacumulación y sobreproducción compuesta por una tasa decreciente de ganancias", que al converger en el ámbito climático-ambiental se constituye a plenitud en la peor o más sentida crisis de las tantas que ha tenido el sistema capitalista en toda su trayectoria, colocando en cuestión su futuro. Siendo en los Estados Unidos, epicentro del capitalismo mundial, donde la misma se ha hecho sentir, en sus círculos financieros, con mayor intensidad y repercusión.

Y como sabemos, el capitalismo ha solucionado todas sus grandes crisis con guerras; vocación guerrerista ésta que caracteriza la manera de conducirse, muy demostrativamente, a la élite imperialista estadounidense en su relación con el mundo, especialmente, con los pueblos subyugados y países periféricos.

Los Estados Unidos, es decir, su élite imperialista ven con absoluta preocupación que la hegemonía que venían ejerciendo en el mundo, particularmente a partir de la II Guerra Mundial, ha entrado en declive ante la emergencia de países con gran potencial económico como China, la India, la recuperación de Rusia e incluso de la misma Europa, que si bien su aliada, ya comienza a manifestar intereses propios en el marco de la inevitable competencia capitalista.

Pero el declive del poder hegemónico de los Estados Unidos no significa que no siga siendo el país potencialmente más rico, con un poderío militar que, prácticamente, iguala al resto del mudo y el más avanzado en el ámbito tecnológico. Condición que, por supuesto, intenta preservar manteniendo su poder hegemónico, haciendo uso, para tales efectos, de todos los mecanismos a su alcance, en todas las esferas posibles, (política, económica, financiera, militar, diplomática, tecnológica, etc.) con especial énfasis en el área comunicacional y cultural.

Sociedad en transición

Es decir, con este razonamiento, sostenemos que la sociedad contemporánea se encuentra en un franco proceso transicional en el que, en base a su desenvolvimiento, puede desembocar bien en el otro componente de la ecuación formulada por Rosa Luxemburgo, el socialismo, por el cual apostamos, o bien en la preeminencia del capitalismo con la acentuación de sus efectos perversos en la vida de los pueblos o más desastroso aún en la extinción del planeta como resultado de una conflagración nuclear propiciada por la irracionalidad del capital.

El desenlace posible tendrá mucho que ver con la capacidad creativa y de lucha de los pueblos, incluido el estadounidense, guerrero y de comprobada resistencia pero sometido, por siglos, a una incesante explotación e implacable manipulación; el futuro de la humanidad depende, en mucho, de las luchas que sepan llevar adelante los pueblos para lograr su emancipación, más allá del capitalismo; con Gramsci, decimos que "sólo se puede prever la lucha y no sus resultados".

Guerra y acoso injerencista

Como potencia imperialista cuya hegemonía está haciendo aguas, los Estados Unidos, en los hechos, le ha declarado, prácticamente, la guerra a países en todos los Continentes, pueblo que no se someta a sus designios y represente algún interés estratégico para su propósito hegemonicista está expuesto a ser sometido al mayor de los acosos injerencistas y si no a la intervención militar directa o a través de sus aliados, como lamentable y recientemente lo pueden testimoniar, entre otros, países como Yugoeslavia, Palestina, Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Yemen y Siria, cuyos pueblos y gobiernos han padecido la inmisericorde agresión imperialista con su triste estela de miles de muertos e infraestructuras destruidas; la expresión del ex-presidente Bush, hijo, fue, por demás, elocuente "quién no está con nosotros, está contra nosotros" cuando se aprestaba para decretar la desproporcionada y criminal guerra contra Irak. El caso de Irán resulta patético, una nación sometida, por años, al más implacable de los acosos sólo por no someterse a las pretensiones estadounidenses y defender con dignidad y valentía su soberanía.

Así mismo, en América Latina y El Caribe tenemos una larga historia de acoso e injerencismo, en la que destaca el caso del hermano pueblo cubano que ha sabido resistir con dignidad y sabiduría los embates del bloqueo y múltiples agresiones que durante más de 50 años el imperialismo ha emprendido en su contra; y también otros gobiernos y pueblos hermanos, en la presente etapa latinoamericana, como los de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El salvador, Honduras, Paraguay, Brasil y Argentina, en diversos grados, han estado sometido al vil injerencismo por la misma razón de pretenderse emancipados del yugo imperialista.

Guerra no Convencional

Evidentemente que la Venezuela Bolivariana ha sido, si acaso, el país que más ha padecido el acoso injerencista estadounidense. Han sido 18 años, en que el imperialismo, apoyado en sus agentes lacayos internos, nos ha declarado una guerra, no oficial, que se ha dado en llamar de Cuarta Generación o Guerra No Convencional o de Baja Intensidad, porque sin recurrir a la violencia bélica, apela a múltiples factores para tratar de deponer la férrea disposición de los pueblos de no doblegarse frente a los intereses imperialistas.

En nuestro caso la estrategia estadounidense ha sido la de usar todos los recursos a su alcance en función del manifiesto propósito de desestabilizar al gobierno y derrocar a la revolución bolivariana. Y todo ello por su afán, por una parte, de retomar el control de las ingentes riquezas naturales existentes en nuestro subsuelo, especialmente las de naturaleza energética, las mayores en el mundo, de las cuales están tan urgidas para garantizar su depredador "modelo de desarrollo"; y, por otra parte, para truncar el ejemplo liberador que ha significado nuestra revolución bolivariana, soberana y solidaria, para los pueblos nuestroamericanos.

Amplio arsenal

En ese despropósito no han desestimado ningún tipo de esfuerzo, prácticamente, desde el mismo momento en que el comandante Chávez asumió la conducción del país con la orientación emancipadora inspirada en el ideario de Simón Bolívar, en aras de la transformación revolucionaria de la sociedad venezolana, los imperialistas y sus lacayos se desataron en acciones desestabilizadoras abarcando un amplio arsenal de iniciativas conducentes todas ellas a derrocar al gobierno y obstruir la concreción del Proyecto Político Chavista, del socialismo bolivariano del siglo XXI.

Es así como, promovieron golpes de Estado, paros subversivos petroleros y empresariales, desestabilización económica, guarimbas, instigación a militares a rebelarse, organizar y aupar acciones con comandos paramilitares colombianos, financiamiento a partidos políticos y Ongs opositores, manipulación mediática, ola de rumores desestabilizadores, campañas de descrédito de altos funcionarios y de desconocimiento de la Constitución y de la institucionalidad del país, etc., además de propiciar, a nivel internacional, el aislamiento del país, cerco financiero, presiones diplomáticas y montar un arco de bases militares alrededor de las fronteras venezolanas.

Con la desaparición física del Comandante Chávez, arreciaron el plan desestabilizador en contra del pueblo y del gobierno bolivariano, orquestando la Guerra no Convencional de manera más decidida, expresada esta en un haz de guerras sectoriales ahora con mayor ímpetu, en la creencia que con el ascenso de Nicolás Maduro a la Presidencia de La República les sería más fácil coronar el propósito de retomar el control del país. Pero subestimaron a Maduro como subestimaron a Chávez, al bravo pueblo y a la unión cívico-militar.

Afinaron la Guerra no Convencional, articulando de manera acompasada la guerra mediática, con la guerra económica (desmedida especulación de precios , acaparamiento de productos, enlentecimiento de la producción, contrabando de extracción, manipulación monetaria, estímulo al bachaqueo, etc.), guerra psicológica, la presión diplomática-teniendo como puntal la Secretaría General de la OEA-, propiciamiento del aislamiento del país por parte de la derecha internacional, la activación de un injustificado cerco financiero, el saboteo eléctrico, la presión de calle, la reactivación de las guarimbas ahora con el cognomento de La Salida, la amenazante presión militar externa, la declaratoria del país como una amenaza a la seguridad exterior de los Estados Unidos. E intentaron convertir el Poder Legislativo Nacional, conquistado por la oposición en las elecciones parlamentarias del 2015, en una "cazamata" desde la cual arremeter contra los otros Poderes y acelerar su ascenso al poder político del país.

Todo este plan, como hecho nada sorprendente, está reseñado en un papel de trabajo del Comando Sur de los Estados Unidos (que es el que ejerce el control militar para Latinoamérica y El Caribe), firmado por su jefe el Almirante Kurt Tidd que lleva por título "Operación Venezuela Freedom-2", Ante tamaña evidencia no deja de llamar la atención que todavía haya sectores que se nieguen a asimilar que estamos frente a una guerra no declarada, que no enfrenta a ejércitos en un campo de batalla tradicional, pero que busca generar el abatimiento del adversario, es decir, del pueblo venezolano a través de ataques en los ámbitos económico, político, financiero, psicológico, en fin, en todo lo que afecte la psiquis y la cotidianidad de los venezolanos, contando para ello con la plataforma mediática y cibernética, tanto interna como externa, de la cual disponen a su antojo.

Guerras mediática y psicológica eslabones de la Guerra no Convencional

Luce claro que la estrategia intervencionista del imperialismo, en esta etapa, no se orienta por el esquema tradicional del desembarco de marines como si estuvo presente en otros momentos de la historia injerencista yanqui en la región, pero, también está claro que la intervención militar directa gravita en el ambiente, dependiendo ello de las circunstancias geopolíticas actuantes en su momento (que no es del caso considerar en este análisis); es más que evidente que el imperialismo que siempre planifica en base a distintos escenarios posibles tiene contemplado escenarios donde se maneja una eventual intervención directa; el cerco de bases militares que han venido montando en torno a nuestro país, habla por sí solo.

La estrategia imperialista actual pasa por poner el acento en estimular un proceso de descomposición interna, aprovechando las debilidades económicas y políticas y apoyándose en sus aliados internos (la burguesía parasitaria local, la oposición política apátrida (MUD), la conferencia episcopal, las empresas mediáticas privadas locales), y todos aquellos sectores que se dejan ganar por intereses antipatrióticos.

En esta guerra no declarada, que ha desatado el enemigo fundamental de todos los pueblos del mundo, en contra de nuestro país, ocupan un papel de relevante importancia la acepción mediática y psicológica de la misma, estando destinadas a conquistar las mentes de las personas, siendo la cabeza de los venezolanos el campo de batallas en el que se desarrolla.

"Los ejércitos militares son sustituidos por grupos operativos descentralizados especialistas en insurgencia y contrainsurgencia y por expertos en comunicación y psicología de masas". Su objetivo no es matar sino controlar, "las balas" no apuntan al cuerpo sino a las contradicciones y vulnerabilidades psicológicas de los ciudadanos; es la guerra de cuarta generación que se libra sin tanques ni fusiles en la que se pretende el cambio de gobierno con la combinación de enfrentar a los ciudadanos y ejercer injerencia a través de operaciones de inteligencia. Estas operaciones ya no se trazan a partir de la colonización militar para controlar un territorio, sino a partir de la colonización mental para controlar una sociedad.

Los conflictos recientes en países del Medio Oriente en sus etapas iniciales, son ejemplos elocuentes de este tipo de guerra, que luego derivaron en invasiones militares y guerras fratricidas.

Es una guerra, en la que los "think tanks" (tanques de pensamiento), los medios de comunicación privados y las herramientas cibernéticas o redes sociales se activan de tal manera que combinados con los ataques provenientes de la guerra económica y unidos a acciones de grupos políticos internos se crea un caldo de cultivo propicio para atribuirle la culpabilidad al gobierno de los problemas cotidianos y pretender inducir al pueblo a aceptar cualquier Salida.

Como describe el general Roberto González Cárdenas, el proceso desestabilizador informativo se desliza siguiendo patrones como el siguiente: "un mensaje anónimo en la red social Twitter con una información falsa en torno a Venezuela, enseguida va a parar a un sitio web que se ocupa de "validarla" tomando como fuente al usuario de Twitter, sin ocuparse en verificar su autenticidad como correspondería a los principios del periodismo. Luego, esta misma "noticia" es tomada por una página con mayor reconocimiento y posteriormente se divulga al mundo entero, que termina teniendo una visión errada de Venezuela. Estrategias de desinformación como ésta se repiten día a día con el fin de generar una visión de caos, la cual permitiría validar posteriormente cualquier medida que naciones extranjeras pudieran tomar contra el país. También sirven para intentar el descrédito al modelo político seguido por Venezuela a partir del año 1999, caracterizado por la inclusión y la soberanía económica". Este procedimiento, por supuesto, no es nada casual, se enmarca en un modus operandi que tiene como expresa finalidad desprestigiar al gobierno bolivariano, debilitarlo para luego destruirlo.

Batalla comunicacional en Venezuela

Ahora bien, al asumir que la sociedad contemporánea mundial está en una fase de transición hacia el socialismo o hacia la barbarie o extinción de la vida y del planeta Tierra, partimos también de la concepción que nuestro país, igualmente, está sumergido en una transición, en los mismo términos en la que esta se plantea en el escenario mundial; pero comprendiendo, así mismo, que más que una crisis, en la presente coyuntura venezolana, estamos inmersos en una guerra que aunque no oficializada por quienes nos agreden, reviste todas las características de la guerra no convencional o de cuarta generación que el imperialismo tiene implementada para aquellos pueblos y países que no se subordinan a sus planes imperiales. Es un escenario de guerra simbólico en el que no se emplean tanques ni bayonetas sino el control de los medios de comunicación.

En consecuencia, apoyándonos en investigaciones realizadas sobre la realidad comunicacional que ya tenemos en puerta, asumimos, que en ese ámbito mediático, también, nuestro pueblo se encuentra en una transición en el esfuerzo de asumir e incorporarse a los vertiginosos avances que se han venido operando en el plano de la comunicación y de la cibernética en los últimos años. Esfuerzo en el que, no tenemos la menor de las dudas, a los comunicadores populares nos corresponde desempeñar una relevante tarea, tal cual como la que cumplimos en los años iniciales de la revolución bolivariana.

La penetración de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en el caudal comunicacional venezolano ha sido acelerada y bastante amplio, en los últimos años, dato que habría que relacionar, indudablemente, con la política de democratización de la comunicación que ha adelantado el gobierno bolivariano; aún cuando el gran reto, como alerta el estudioso de la comunicación y activista contra hegemónico, Aram Ahoranian, "es la producción de contenidos a los dispositivos móviles, la transnacionalización de la comunicación, los temas de la vigilancia, manipulación, transparencia y gobernanza en internet, el "ruido" en las redes y el video como formato a reinar en los próximos años"; estos elementos, remarca el comunicador uruguayo, junto al largamente anunciado ocaso de la prensa gráfica y la vigencia de la guerra de cuarta generación y el terrorismo mediático, son los vértices fundamentales para reflexionar sobre el tema de la democracia de la comunicación, mirando no hacia el pasado, sino hacia el futuro que nos invade.

Por supuesto que este llamado de atención tiene absoluta pertinencia, porque en el proceso de concentración de la riqueza que se ha venido operando a nivel mundial, es en el área de la comunicación y de la llamada industria cultural en donde se han producido las mayores fusiones de capital, creándose grandes corporaciones mundiales destinadas a consolidar una férrea dictadura mediática que vendría a ser la más contundente herramienta en la guerra imperialista por el control y el dominio de nuestras mentes, nuestros deseos y nuestros valores. Como sostiene Yuri Pimentel, estas corporaciones mundiales ambicionan controlar cada paso del proceso informativo, desde la creación del "producto" hasta los distintos medios a través de los cuales la tecnología hace llegar los mensajes al auditorio. "El producto", son las noticias, la información, las ideas, el entretenimiento y la cultura popular; el auditorio es el mundo entero.

La dictadura mediática busca las formas novedosas de implantar hegemónicamente imaginarios colectivos, narrativas, discursos, verdades e imágenes únicas. Es el lanzamiento global de la guerra de cuarta generación, directamente a los usuarios digitalizados de todo el mundo. Es tal la monopolización que el 85% de los contenidos a los que tiene acceso la población del planeta está en manos del complejo financiero de EEUU.

Venezuela no escapa a esta tendenciosa realidad tan es así que la mayoría de productos nacionales repiten las mismas fórmulas, amplifican los valores capitalistas y consumistas y repiten sus posiciones ideológicas. Esto indica la ardua tarea que tenemos planteada los comunicadores revolucionarios, al lado del gobierno bolivariano para dar la batalla por la imposición de imaginarios ya no sólo en las calles, en las fábricas, en las comunas, a través de los medios progresistas y comprometidos con el proyecto bolivariano sino, también, en las redes sociales y los nuevos dispositivos móviles aprendiendo a usar las nuevas armas tecnológicas.

Hay que reasumir la batalla de las ideas de las que nos hablaron Chávez y Fidel, la batalla cultural para que el pueblo se emancipe, que tome conciencia de la necesidad de producir una comunicación basada esencialmente, no en el valor de cambio capitalista sino en el valor de uso socialista, que parta del receptor, de sus intereses y necesidades .

El Presidente Maduro ha llamado a emprender una Revolución de la Comunicación tanto en el país como en la esfera mundial, a tomar los muros, las redes, las calles y los medios, en las comunas, en las escuelas, en las fábricas…a hacer visible el sentimiento y el pensamiento de los pueblos, ese es nuestro compromiso como comunicadores populares y estamos identificados y dispuestos a acompañarlo en esta lucha histórica, que es una guerra de liberación ante el proyecto hegemónico imperialista.

Como bien recoge el filósofo de la comunicación y poeta revolucionario, Fernando Buen Abad, no hay tiempo que perder. Los imperios mediáticos se re-acomodan diariamente, se alían, se compran entre sí, se expanden… y no pocos operan como armas de guerra ideológica mercantilista e inhumana. La Revolución de la Comunicación que Maduro convoca tiene el desafío de profundizar la crítica del modelo mediático dominante y tiene la tarea de impulsar el nacimiento del "Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación" del siglo XXI. Eso requiere de pueblos en lucha con semiología, epistemología y tecnología emancipadoras. Eso requiere "moral y luces" revolucionarias donde no se admitan reconciliaciones ni reformismo. Donde no se admitan burocracias ni demoras. Una etapa nueva de la Patria Digital Emancipada, de la Revolución del Espíritu y la Revolución Semiótica que aguardan su oportunidad para concatenarse en una sola Revolución mundial y desde abajo.

La comunicación popular impresa: recuento necesario

La Revolución Bolivariana, liderada por el Comandante Hugo Chávez significó un retoñar de la creatividad e iniciativa popular; su aparición en el horizonte venezolano fue como un chispazo resplandeciente que estimuló las energías que permanecían adormecidas en el oscuro letargo cuarto republicano. Con su coraje, valentía y claridad estratégica, Chávez, supo integrar y activar en un haz de fuerzas a los más amplio sectores de la vida nacional, entre ellos a muchos compatriotas que con procedencia y trayectoria diversa sintieron el llamado de salir en apoyo y defensa de un Proyecto Político que representaba el renacer de una Patria que lucía postrada y preterida por la calamitosa gestión de quienes hasta ese momento la venían conduciendo y que comunicacionalmente no contaba con suficientes fuerzas para defenderse.

Fue así como surgió un amplio cuerpo de comunicadores populares que en diversas manifestaciones expresivas asumieron el compromiso de desarrollar lo que luego en buena argumentación se reconoció como el brazo comunicacional popular, alternativo y comunitario de la Revolución Bolivariana y, dentro de él, a su vertiente impresa, que al cabo de pocos años alcanzó un importante crecimiento y desarrollo.

Sobre todo, a partir del traicionero y antipatriótico golpe de Estado de abril de 2002, cuando se evidenció, patéticamente, la debilidad comunicacional de las fuerzas bolivarianas, en contraste, con la fortaleza que mostraba el aparato mediático de la burguesía, la comunicación popular, alternativa y comunitaria impresa emergió con una fuerte presencia, llegándose a contar, en los años inmediatamente siguientes, con no menos de 150 periódicos, a lo largo y ancho del territorio nacional.

El gobierno bolivariano, encabezado por ese insigne comunicador que fue y sigue siendo Chávez, tuvo siempre cabal comprensión de la importancia estratégica de la comunicación popular, y en particular de su vertiente impresa; aún cuando hubo funcionarios, a distintos niveles, que, bien, por celos profesionales o por estar imbuidos de la concepción burguesa de la comunicación o, simplemente, por debilidad en la formación revolucionaria adoptaron posturas obstruccionistas y nada solidarias con la comunicación alternativa y comunitaria, en general y particularmente con la impresa, contraviniendo, evidentemente, las orientaciones del líder de la revolución.

Con el tiempo se fue aflojando el apoyo oficial necesario a la comunicación popular impresa, también es verdad, quienes activamos en ella no tomamos las previsiones pertinentes para crear mecanismos de sustentación propios y estables; y llegamos a la situación en que nos encontramos, desde hace unos tres años, en que buena parte de los periódicos alternativos y comunitarios han dejado de circular; estando de por medio como causas de mayor peso los altos costos alcanzados por los insumos y la impresión, propiamente, de los periódicos e incluso por la escasez de la materia prima principal como lo es el papel.

Entendemos los comunicadores populares, integrados en la Unión Nacional de Medios Alternativos y Comunitarios Impresos (UNAMACI), que, ciertamente, la economía nacional ha venido confrontando dificultades, que feliz y progresivamente comienzan a ser superadas, también es verdad que es necesario la presencia en las calles, en las comunidades, entre los trabajadores y el pueblo en general, de los periódicos revolucionarios, alternativos, comunitarios y populares con su contenido contra hegemónico y su demostrada carga agitativa y combativa. No es para atribuirnos reconocimientos, tal vez, no merecidos pero es claro y notorio que en la etapa de auge relativo de la comunicación popular impresa fue cuando la Revolución Bolivariana contó con mayor apoyo popular, en algo hemos debido contribuir.

Pues a tenor, de la realidad política en que se encuentra la Revolución, en la presente coyuntura, acosada interna y externamente por poderosos enemigos, que tienen, precisamente, en lo comunicacional su mayor poder de ataque manipulador y para lo cual, por cierto, emplean las más diversas formas expresivas, sin abandonar sus periódicos que han sabido mantener a toda costa; y por nuestra condición de aliados estratégicos, firmes y leales al legado de Chávez y al proceso revolucionario bolivariano, nos permitiremos formular un cuerpo de propuestas que próximamente presentaremos en aras de continuar aportando nuestro esfuerzo comunicacional en el propósito de fortalecer la esperanza redentora que significa para nuestro pueblo la Revolución Bolivariana.

¡Fortalecer la comunicación popular es avanzar en la defensa y consolidación de la revolución bolivariana!

¡Chávez vive, la lucha sigue!!!!

Consejo Central de UNAMACI

Miguel Ugas …Y Ahora, noticias en paralelo

José López Por Ahora

Carmen Hernández Noticias de Mujeres

Jesús Hernández Marea Roja

Humberto Gómez Revista Caracola

José Lara La Réplica

Lourdes Ibarra Notivecinos

Freddy Liendo Cacerola Solitaria

Gregorio Castillo A trocha y mocha

David Moya La otra R

Febrero de 2017

miguelugas@gmail.com

 



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