Enorme producción mundial para pocos, miseria y hambre para trabajadores

1. Las declaraciones del relator especial de la ONU, sobre el Derecho
a la Alimentación Oliver Schutter del día de hoy en La Jornada
reflejan una realidad que vivimos todos los días: un pequeño número de
familias en el mundo -México es uno de los ejemplos- se queda con toda
la producción y la dilapida a manos llenas, en los que se les antoja;
entre tanto la inmensa mayoría de la población en el mundo,
particularmente en África, Asia y América Latina carece de lo más
indispensable obligando a los productores, a morirse de hambre y de
otras enfermedades curables. No siempre se publican este tipo de
declaraciones que hablan objetivamente de la realidad; lo que siempre
hacen los medios es esconder esas verdades y cubrirlas de
declaraciones color de rosa que les sirven para engañar.

2. De Schutter señaló: El mundo nunca produjo tantos alimentos como en
el último año. Y, paradójicamente, el número de seres humanos que
padece hambre crónica es más elevado que nunca: mil 20 millones de
personas, una sexta parte de la población mundial. De ellos, 115
millones, poco más que la población de México, se sumaron en el último
año. El error que hemos cometido en el pasado es creer que produciendo
más alimentos conseguiríamos necesariamente victorias decisivas en la
batalla contra el hambre. La magnitud de la crisis financiera distrajo
sobre los efectos derivados del alza en el precio de los alimentos.
Los precios internacionales de los cereales en 2008 fueron los más
altos en 30 años, según la Agricultura y la Alimentación (FAO). Han
bajado desde entonces, pero se mantienen arriba de los niveles
observados en años recientes y la FAO prevé que sigan así.

3. A pesar de toda la campaña de desprestigio de los empresarios y los
gobiernos contra los trabajadores, de decir que éstos son flojos y sin
capacitación, la producción en el mundo –bien distribuida- alcanzaría
para que los habitantes del planeta coman y vivan bien. ¿Qué sucede
entonces? Que las especulación mundial del mercado y de los precios
permite ganar gigantescas cantidades de dinero a los negociantes de
granos y otros productos e incluso –lo más criminal- tirarlos a la
basura o al mar que dárselos a los seres humanos a bajos precios o en
forma gratuita. La realidad es que esa actitud de los capitalistas de
monopolizar productos para luego vender caro, es decir, doblar los
precios y evitar vender más barato, es una práctica de más de cinco
siglos. La realidad es que –como se ha demostrado en mil formas-
mientras siga el capitalismo la especulación determinará los precios.
4. Es una absoluta mentira la difundida por los ricos millonarios en
el sentido en que la pobreza de nuestro pueblo es por la baja
productividad. Es tan elevada la producción de riquezas en el mundo
que podría decirse que estamos arrancándole a la naturaleza mucho más
de lo que los seres humanos necesitan. Los ricos –como se ha dicho-
no tienen llenadera. Acumulan miles de millones de pesos, compran 100
grandes negocios, compiten incluso entre ellos para ser los más ricos
del mundo y quieren más. Les importa un bledo que la miseria se esté
extiendo más en el mundo porque los trabajadores no tengan nivel
económico para comprar las mercancías. Por eso los revolucionarios
desde los tiempos de Marx decían: los poderosos jamás entregarán sus
riquezas por las buenas, hay que arrebatárselos mediante la revolución
social.

5. Cuánta literatura se ha producido a través de los siglos para
demostrar lo injusta que es la sociedad en que vivimos. Escritores,
periodistas, filósofos, poetas, que han tenido la sensibilidad y el
pensamiento limpio no han dejado de manifestar esa realidad que no
puede ocultarse. Solamente los grandes empresarios y gobiernos -los
que han acumulado riquezas y han gozado de ellas- la defienden con
todas sus fuerzas. De lo que estoy seguro es que –aunque tengan que
pasar más años, décadas si se quiere- este tipo de sociedad divididas
en clases sociales, en clases antagónicas, tendrán que morir, serán
enterradas por realidades nuevas que requieran de justicia e igualdad.
No se puede hablar de años sino de procesos, de cambios que cada día
se hacen más permanentes. Así tendrá que ser porque no es un simple
deseo o una creencia. Es la tendencia social.

Pedroe@cablered.net.mx


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Pedro Echeverría V.


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