Crítica Ácida

El autogol de la derecha internacional tendrá este sábado 4 de Julio del año 2009 su más peligroso compromiso con la humanidad, pendiente como está el mundo por el golpe de estado contra un presidente electo democráticamente, castigado por el “delito” de aumentarle el sueldo a los más necesitados, planificar políticas de salud, seguridad, educación y empleo para las mayorías populares, a tiempo que intentó romper la disimulocracia burocrática, oligárquica y pitiyanqui que ha caracterizado a Honduras como territorio utilizado por Estados Unidos a manera de laboratorio y campo de entrenamiento de políticas imperialistas, fascistas, ocupacionistas e invasoras en Centroamérica. Cuando se venza el Sábado 4 de julio el plazo de la OEA por 72 horas para que sea restituido el poder en Honduras al primer magistrado José Manuel Zelaya, coincidiendo con la fecha de independencia de Estados Unidos, el gobierno demócrata de Barack Obama tendrá la oportunidad de demostrar que en el gigante del norte de América no hubo un simple cambio de color de piel en la presidencia en la Casa Blanca, sino que ese ciudadano de raza negra es capaz de cumplir sus palabras promeséricas de campaña electoral, haciendo válido su concepto de la no existencia de ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, para que el siempre odioso imperialismo estadounidense se reivindique y verdaderamente deje de ayudar a los sempiternos poderosos empresarios, industriales y la casta política de aprovechadores del conservatismo y la disimulocracia, incluida la prensa vendida al capitalismo salvaje. Barack puede oír el clamor de los hondureños oprimidos y de quienes les acompañamos en el mundo entero en la condena al golpe de estado que usurpó la presidencia del humanista Zelaya, entre quienes bastaría con recordar las decisiones por unanimidad acordadas contra el gobierno de facto por: la ONU, la OEA y la Unión Europea, procediendo al retiro de embajadores acreditados en Tegucigalpa, junto a la salida de representantes diplomáticos de nuestra América morena, mestiza, blanca y afrodescendiente, desde México hasta la Patagonia.. Más allá de la vergüenza por tener una prensa desequilibrada en Venezuela, para quienes “no ha pasado nada en Honduras” pues en su limitada mentalidad politiquera piensan que apoyar el golpe de estado es ir contra el presidente Hugo Chávez, frente a tales insensateces que nos dejan muy mal como país moderno y pensante, está el deseo de una mayoría socialista porque la situación hondureña tenga solución que permita investigar a fondo los vende patria de la nación cuna de Francisco Morazán. Hoy el pueblo en revolución democrática y rebelde exige sus derechos y defiende a un presidente de origen humilde, quien escaló sin complejos una alta posición en la sociedad y la política de su país, sin perder su visión humanista y solidaria con los más necesitados, gobernando con mayor justicia y soberanía sin el concurso de las armas para la represión.


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Luis Sanchez Ibarra


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