La verdad imperial

La vida y la historia nos ha enseñado que los seres humanos están obligados a someterse y a luchar por la verdad, en el entendido que la verdad es la correspondencia entre lo que pensamos o sabemos de la realidad. La palabra, como tal, proviene del latín veritas, veritatis. En este sentido, la verdad supone la concordancia entre aquello que afirmamos con lo que se sabe, se siente o se piensa. Siempre pensamos que la verdad es algo intrínseco al ser humano, sin imaginar que esta, la mayoría de las veces es impuesta, o bien por manipulación o bien, a la fuerza. El ejemplo más notorio es la verdad religiosa que se impone sobre la idea de la única fe o del único Dios, es decir la verdad verdadera.

El Sacro Imperio Romano Germánico impuso la verdad de dicha fe mediante métodos cruentos, el más terrible fue la llamada Inquisición o Santo Oficio que a través de tribunales instituyó la religión católica mediante cruentas torturas y bajo amenazas de quemar vivo a los infieles. Esto ocurrió casi durante mil años (862-1806). No obstante, la influencia de dicha religión en la península Ibérica se mantuvo mucho tiempo después dado que la Reforma no influyó de manera notoria en esta zona.

Una de las regiones que sufrió la imposición a la fuerza de la fe católica, la verdadera Fe y el único Dios, fue en Centro y Sudamérica. Los reyes de Castilla y Aragón convirtieron a Dios en su mejor aliado y cómplice para subyugar a los pueblos originarios de esta zona. Si lo dudan veamos un párrafo de un escritor ecuatoriano Francisco Santa Cruz y Espejo, un convencido de la religión católica y de la monarquía: "…todos están obligado a amar a su patria y a servirla con celo; pues Dios nos ha hecho nacer para la sociedad; que los reyes son inmediatamente establecidos por la mano divina para el gobierno de sus pueblos, y que, por lo mismo, son personas sagradas; que su obligación consiste en hacer que todo su reino se mantenga floreciente, indemne, religioso, y en una palabra feliz". Como se ve en lo expuesto en este texto, los grandes poderes imperiales fueron introduciendo en Centro y Sudamérica lo que se llamarían después los "valores cristianos" de la civilización occidental.

No cabe duda, quien está al tanto de la formación de la Iglesia Católica y de la monarquía vaticana, conoce que eta se conformó sobre la violencia, la exfoliación, la corrupción, el robo de tierra y dinero, el concepto feudal de la tierra que amparó la jerarquía eclesiástica, el crimen y las alianzas con nefastos poderes monárquicos e imperiales, entre otros desmanes. Fue así como el mundo occidental aprendió lo que hoy se conoce como los valores cristianos de la Iglesia católica. Era la verdad del medioevo y que todavía se mantienen las consecuencias de las alianzas del Vaticano con el poder establecido. Quizás por esto el fiscal de la Audiencia de Chacras (Bolivia 1802) escribió: "…El indio que tiene una desconfianza absoluta en el gobierno, y el indio, cuyas tierras producen casi sin trabajar, es preciso que apenas se mueva, porque todos los entes del universo por su natural inercia tienen esta misma inclinación cuando no encuentran motivo que los venzan…" Una manera simplista y errónea de justificar la actuación de los representantes de los reyes de Castilla y Aragón en el Nuevo mundo contra los "indios". Como se ve, la verdad no es algo intrínseco al individuo, es algo impuesto por el sector dominante, la cual la utiliza para sus propios intereses.

Me remití hacia épocas pasadas para hacerle notar al lector que la verdad es cambiante en concordancia con la clase dominante. La verdad en el Reino Unido y en EEUU tiene que ver con los "valores cristianos" de la religión evangélica, la de de ciento de sectas que utilizan a Cristo para sus intereses y, la verdad de Centro y Sudamérica tiene que ver con los "valores cristianos" que dicta la monarquía vaticana.

Sin embargo, lo anterior no es nada nuevo, es decir, la de utilizar una verdad fabricada para alienar o conquistar un pueblo. Estos procedimientos datan desde hace más de cinco mil años. Por ser América parte de la civilización judeo-cristiana, tenemos influencia de la religión judía, de hecho la primera parte de La Biblia, el Viejo Testamento, está vinculada con el padre de la fe, es decir con Abraham. Este fue elegido por Dios para ser el patriarca del pueblo de Israel y para conducirlo hacia la tierra prometida, Canaán, desalojando por la fuerza a los antiguos pobladores (cananeos, filisteos, arameos y otras tribus semitas). A partir de este argumento, basado en una leyenda ya que la Biblia no es un documento histórico, los rabinos construyeron una verdad para justificar el apoderamiento de unas tierras cuya propiedad es difícil de comprobar dado que la historia no posee la información suficiente. Lo que si es verdad es que Dios no puede entregar un documento de propiedad sobre unas tierras que no eran de su pertenencia. Sobre esta verdad ideada por unos pastores se fue creando un mito que religiosos y gobernantes aprovecharon para sacar al pueblo palestino de sus territorios en donde vivían desde hacía miles de años.

La verdad de la Tierra Prometida es un relato sin ningún asidero histórico pero ha servido para convencer a un pueblo de ser el elegido por Dios. Nada diferente a la mentira de la raza pura, es decir la raza aria, utilizada por Hitler para avasallar a los pueblos y asesinar a millones de judíos. Prácticas similares son las que están utilizando el sionismo para acabar con el pueblo palestino. Una verdad similar es la que utiliza el mundo occidental, EEUU y la UE, para vender la democracia como el mejor gobierno del planeta, y bajo esta premisa, bajo el argumento de la defensa de la democracia invade, roba y masacra pueblos enteros en nombre de la democracia y la libertad. Lo lamentable de todo esto es que una mentira, bajo una perfecta estrategia comunicacional, la transforma en una verdad y las personas tienen la certeza que lo que le están ofreciendo, tanto los jerarcas religiosos, como los líderes políticos, son argumentos ciertos que deben defender hasta con su propia vida. Así mismo, es la verdad imperial la que decide cuáles son los gobiernos del planeta que se corresponden con la democracia burguesa, cuál gobierno es una dictadura y cuál es narcoterrorista. Son los EEUU y la UE los poseedores de la verdad imperial, pretendiendo bajo este precepto decidir, utilizando cruentas acciones, el futuro de la humanidad.

Una gran parte de lo que ofrecen las religiones, los políticos, los comerciantes, los organismos mundiales, son una farsa, una mentira que solo sirve para que los tontos defiendan los intereses de unos pocos, quienes construyeron toda una hipótesis para dirigir el mundo sobre la base de mentiras. Muchas teologías, doctrinas políticas, teorías económicas, tesis científicas…son concebidas por individuos inescrupulosos, graduados en prestigiosas universidades europeas y de EEUU para convencer a millones personas para obtener enormes beneficios económicos. Son numerosas las guerras que se han desatado consecuencia de alguna mentira como por ejemplo lar armas de destrucción masiva en manos de Irak, la violación de derecho humanos de Libia, la pureza étnica de Alemania, el derecho divino de EEUU de defender la democracia, la defensa de la tierra prometida por Dios, la guerra contra los indios infieles de América, la salvaguardia de los lugares santos en Jerusalén que dio origen a las Cruzadas, entre tantas falsedades que han conducido a la destrucción de países enteros, la muerte de millones de inocentes y forjar rencores que parecen que nunca acabarán. Es una estupidez luchar por la verdad de otro o de otros, que no beneficiarán a la mayoría, sino que más bien la condenarán al sufrimiento y al fracaso. Quizás por eso Marco Aurelio expresó: "Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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