Un año después, la revuelta de las mujeres en Irán sigue viva

Los clérigos discuten nuevas penas y el endurecimiento de las que están vigentes para contener el resurgimiento de la contestación popular

En Irán, Javad Rouhi, un treintañero que estaba a la espera de un nuevo proceso, tras la anulación judicial por parte del Tribunal Supremo de su condena a la pena capital, falleció el 31 de agosto de "una crisis epiléptica". Eso es lo que dijo, al menos, la información oficial. Javad Rouhi estaba acusado de haber liderado varias protestas y de incitación a la violencia. La fiscalía afirma que se investigan las causas de su muerte en prisión, pero según las organizaciones de defensa de los derechos humanos de Irán, Rouhi murió por las torturas que sufrió en la cárcel.

La activista Narges Mohammadi, quien cumple una condena de diez años de cárcel, ha denunciado el incremento de la violencia contra las mujeres encarceladas y señala que muchas jóvenes ingresan en prisión con muestras visibles de haber sido previamente torturadas.

El caso del joven Java Rouhi amenaza con reforzar la nueva ola de protestas contra el régimen clerical. El gobierno teocrático vive con temor la proximidad del aniversario de la muerte de la joven Mahsa Amini, quien murió en una comisaría tras ser detenida en la calle por llevar el velo islámico de manera descuidada, según indicó entonces la policía religiosa.

Como se recordará, aquella muerte desencadenó una amplísima movilización de las iraníes –y de amplias capas sociales– contra el gobierno de los ayatolás, de modo que el caso Rouhi no llega en el mejor momento para las autoridades de Teherán. Las fotos del joven Rouhi circulan en las redes sociales comparando su imagen con la de Mahsa Amini en la comisaría en la que murió.

De nuevo, la represión está adquiriendo un carácter masivo: abundan las detenciones de activistas sociales conocidos, ha habido decenas de despidos de enseñantes y profesores universitarios. Aumentan las normas y advertencias que alcanzan y presionan a las familias de las jóvenes que rechazan llevar el velo islámico en los lugares públicos.

El juicio contra Saleh Nikbakht, abogado defensor de Amini, y de otros conocidos casos de fuerte impacto colectivo, ha sido acelerado por parte del poder judicial. Nikbakht es portavoz de la Asociación de Prisioneros Políticos de Irán.

Hace cinco días fue detenido el cantante Mehdi Yarrahi por haber compuesto e interpretado "una canción ilegal que desafía las costumbres y la moral de la sociedad musulmana", según dice la nota de la fiscalía. En el clip musical que ha hecho público, Yarrahi invita a las mujeres a dejar atrás la obligación de cubrirse con un velo en las calles.

El mismo día en el que Mehdi Yarrahi fue arrestado, la periodista Nazila Marufian corrió peor suerte: fue golpeada en público y después quedó detenida por no cubrir sus cabellos de manera reglamentaria.

Dicha periodista es culpable también de haber publicado una entrevista con Amjad Amini, padre de Mahsa Amini. En ese texto, Amjad Amini reiteraba que las autoridades habían mentido sobre las circunstancias de la muerte de su hija. Según él, Mahsa no tenía problema de salud alguno y murió únicamente por los golpes que recibió en la cabeza durante su detención.

La autora de esa entrevista –acusada de propaganda y de difundir noticias falsas– ha ido a parar a la cárcel por cuarta vez en lo que va de año. No obstante, Nazila Marufian siempre se fotografía con la cabeza descubierta cada vez que sale de la cárcel. La última vez, el pasado 13 de agosto.

Vuelve a haber detenciones de mujeres jóvenes que desayunan o almuerzan en cafeterías sin llevar el correspondiente pañuelo en la cabeza. En ocasiones, bromeando y con sentido del humor. Una conocida cineasta ha provocado la hilaridad general en un restaurante, cuando le pidieron que se cubriera la cabeza. Lo hizo con una bolsa de plástico que llevaba consigo y después se sentó en la mesa para comer. En Irán, el humor más corrosivo forma parte habitual de la revuelta, a pesar de la ira y la dureza de los represores.

Durante los últimos días, están publicándose –fuera del país– fotografías que ilustran la desobediencia civil creciente. Podemos ver imágenes de mujeres que pasean, hacen la compra o se paran a tomar un café sin llevar el velo religioso. En los últimos meses, la reacción del régimen pasa por amenazar a los comerciantes que permitan comprar en sus locales a mujeres desprovistas del velo islámico. Los propietarios de esas tiendas o comercios pueden enfrentarse al cierre de sus negocios.

Los cantantes de hip hop son celebrados en la calle. Un popular rapero (llamado Dorcci) ha sido detenido por sus interpretaciones de rap en las que condena la represión diaria y la corrupción. Su último éxito (‘Malditas cosas’) cuenta con veinte millones de visionados. Muchos jóvenes lo cantan, lo mismo que la canción prohibida de Mehdi Yarrahi.

El Majlis (Parlamento) discute ahora nuevas penas y el endurecimiento de las que están vigentes para contener el resurgimiento de la contestación popular encabezada por las iraníes.

El lema "Mujer, vida, libertad" mantiene su llama un año después, a pesar del trágico balance de la muerte de cientos de manifestantes y de que haya habido decenas de miles de detenciones.

Ante el próximo inicio del curso, un estudiante expresa su rechazo al ambiente universitario que predomina en el campus y declara a The New York Times que la represión ha creado "una atmósfera opresiva", en la que expertos en textos islámicos están sustituyendo a los profesores represaliados y apartados de la docencia.

El prestigioso profesor Sharifi Zarchi, experto en Inteligencia Artificial de la Universidad Tecnológica de Sharif, ha sido despedido. Vía redes sociales, Sharifi Zarchi comunicó él mismo su cese junto al verso de un conocido poema persa que aboga por desafiar toda intimidación ajena. Miles de estudiantes han firmado un manifiesto pidiendo su regreso a las aulas.

El 16 de septiembre, aniversario del trágico fin de Mahsa Amini, amenaza con revivir la revuelta de las iraníes y su total rechazo a las normas religiosas que las obligan a llevar el pañuelo islámico en los lugares públicos.

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*Periodista español de vasta experiencia internacional. Colaborador en varias publicaciones de información general. En Televisión Española (1984-2008), siete años como corresponsal en Francia. Cubrió la actualidad en diversos países europeos, así como varios conflictos internacionales (Argelia, Albania, Kosovo, India e Irlanda del Norte, sobre todo). En la Federación Internacional de Periodistas ha sido miembro del Presidium del Congreso de la FIP/IFJ (Moscú, 2007). Secretario General Adjunto (Bruselas, 2008-2010); consejero del Comité Director de la Federación Europea de Periodistas FEP/EFJ (2013-2016); y del Comité Ejecutivo de la FIP/IFJ (2010-2013 y 2016-2022). Este texto fue publicado originalmente en Periodistas en español.

 

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