Somos un país de inmigrantes y ahora de emigrantes, también

Hijo de inmigrante nace rayao

Viernes, 01 de julio de 2022 .- El hombre con su familia se ha movido sobre la faz de nuestro golpeado, maltratado, abusado pero querido, hermoso y apreciado planeta azul por cientos y quizá, miles de años.

Se ha movido en busca de mejores pastos para sus rebaños, de mejores tierras para sus cultivos y de mayor seguridad para los suyos.

Se ha movido y se sigue moviendo.

Ha migrado.

Cuando llegan se les llama inmigrantes, cuando se van emigrantes.

Siempre, eso sí, en movimiento, en la búsqueda, a veces huyendo a malas condiciones de vida o a malas rachas, otras mirando, indagando, algo perdidos, pero siempre buscando, hurgando con los ojos, aprendiendo, alertas, ansiosos y esperanzados.

Son distintos a los turistas, emiten otra energía, tienen otra vibración, qué sé yo, como decía un viejo amigo.

Usted va por la vida, pateando en cualquier ciudad del mundo y por su forma de moverse, la de ellos, de mirar, de hablar entre ellos, así lo hagan discretamente y en voz baja y si usted los observa atentamente, por su forma de caminar, al menos al principio, recién llegados, usted, seguro, pero seguro que puede detectarlos.

Ya sea en grupo familiar o de amigos o en incursiones solitarias, tienen algo que los delata.

A mí, particularmente, me gusta mucho la energía que irradian y esa forma especial de ver, además de su deseo de querer absover todo lo nuevo que ven.

Venezuela fue, hasta no hace mucho, un país receptor de inmigrantes, en los tiempos del gobierno del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez se trasladaron, vía marítima al país grandes contingentes de europeos, a hacer la América, decían, especialmente españoles, sobre todo gallegos, portugueses e italianos, muchos con sus familias o las traían después, vinieron huyéndole a los destrozos causados por la guerra y a comenzar una nueva vida.

Muchos de estos inmigrantes no hablaban español, existen entre los descendientes de esa gran oleada migratoria muchas anécdotas de abuelos y abuelas quienes nunca lo aprendieron, a pesar de todos los años que acá vivieron.

Las autoridades de ese entonces, tenían la teoría de mejorar la raza, de blanquear, hacer más blanca a la población venezolana.

La mayoría de esa oleada de emigrantes se quedó en el país y hoy sus hijos, sus nietos y demás descendientes son venezolanos de pura cepa, como decimos por aquí.

Somos un pueblo con una vigorosa mezcla de razas y es innegable todo el aporte que trajo al país esa inyección poblacional.

No coloco cifras, ni porcentajes de esa ola migratoria porque no los poseo, si alguien puede aportarlas, serán más que bien recibidas.

Hay un factor de movilidad interna de la población venezolana que tenemos que destacar y que está íntimamente relacionada con el boom petrolero y el fenómeno del crecimiento de las ciudades y el despoblamiento del campo.

¿Quién no tiene un pariente que se haya venido del interior al centro del país?

Andinos, maracuchos, falconianos, llaneros, guayaneses y orientales, ah, y de Puerto Cabello, San Felipe y Barquisimeto.

Se vinieron buscando mejores condiciones de vida, a trabajar, a estudiar, a mejorar.

En mi caso personal, mis viejos se vinieron desde Los Andes a Caracas a estudiar, por separado y en distintos años, no se conocían, él ingeniería, ella enfermería, luego volvieron, ya juntos y casados, a trabajar y mis hermanos y yo, nacidos y criados en la capital, pero con crianza andina y así muchos de nuestros amigos, hijos de gente de otros países o del interior de la República, hijos de inmigrantes.

En los años 70s y 80s muchos latinoamericanos vinieron a Venezuela atraidos por la buena situación económica del país.

Y ahora, en estos últimos años Venezuela se ha convertido en un país de emigrantes, un alto porcentaje de la población se ha marchado en búsqueda de mejores oportunidades, sobretodo gente joven, no sabemos con exactitud cuántos son, no hay cifras oficiales al respecto.
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Los resultados son variados, a algunos, aun cuando ha sido duro, difícil, les va bien, han mejorado su situación, otros siguen luchando y algunos que viven con nosotros en el país también se quieren ir, aunque de acuerdo a las noticias que nos llegan a muchos de los que están afuera los ha golpeado la xenofobia imperante en otras tierras.

A pesar, que en su momento, muchos de sus connacionales vivieron aquí y fueron tratados con consideración y respeto.

Tampoco pudimos obtener cifras consolidadas de los compatriotas que han vuelto al país, para quedarse.

Ante la posible mejoría de la situación económica en Venezuela , muchos y muchas estarán pensando en volver, amanecerá y veremos.

Somos un país de inmigrantes y ahora de emigrantes, también.

Ah, y acuérdense: hijo de emigrante nace rayao.


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Luis Enrique Sánchez P.


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