España: La depredación política

Una vez más en España se está librando una lucha de clases sin llegar (todavía) a su forma más grave que es la guerra civil. Las dos formaciones políticas que integran el gobierno están en franca minoría en diversos aspectos respecto a sus, cada día que pasa, más enemigos que adversarios dispuestos a todo. Una situación institucional, la del gobierno, que está gravemente debilitada por tres datos. Uno son las diferencias internas ideológicas relacionadas con la moderación y la radicalidad, entre las dos formaciones que integran el gobierno. El otro es la irrupción de una pandemia apenas un mes después de constituirse gobierno, cuando todavía no había siquiera aterrizado su presidente en la Moncloa. Y el tercero, las delicadas circunstancias que rodean a esa pandemia, que han de ocasionar un atroz desgaste a la mejor voluntad, de éste y de cualquier gobierno.

Todo ello, cada vez de manera más persistente, evoca esas escenas de animales en actitud depredadora tan abundantes ahora en la Red: una manada de hienas acosando hasta su muerte a un león herido, tres o cuatro leones mareando hasta agotarle y después devorarle a un cocodrilo... Situaciones similares que conectan, incluso visualmente, con las siguientes circunstancias: una parte gruesa del funcionariado de la Administración del Estado, casi la totalidad de los medios de comunicación oficialistas, la banca, la ceoe, la alta magistratura, la patronal, los mandos de la guardia civil y los mandos de las distintas policías autonómicas y locales... si no están a favor descaradamente de los partidos de la derecha y de la ultraderecha, tampoco parecen estar a favor de quienes componen este gobierno, o de la parte del mismo más bizarra. Pero, y esto es lo más grave, es que tampoco parecen dispuestos a secundar el espíritu reformador que más de media España venía esperando desde 1978.

No nos engañemos. España está condenada, no a ser gobernada, sino a ser trajinada toda su historia por sus efectivos y permanentes propietarios. Antes por los señores feudales, luego por la burguesía, siempre por los caciques y ahora por los franquistas que son los que retienen sus privilegios vía genética y sus propiedades vía ideológica. El máximo exponente de esa prevalencia son dos diputados marqueses en el parlamento español. El uno vegeta en las filas de la extrema derecha, y la otra en las de la derecha oficial que cada vez se funde más con la radicalidad que hasta ayer distinguía a los dos partidos.

En todo caso, no hay tregua. Lo dijeron nada más ser investido presidente de gobierno el actual: "os vamos a freír a querellas y denuncias", más o menos se les oyó decir… Y acabarán por abatir, sino a tiros sí por agotamiento de la estrategia que un ejército de ladrones, de tramposos, de engañadores y de necios ha de producir en todo aquél que con la voluntad de superar los fantasmas del franquismo presentes desde el primer día de la Constitución, intente situar a España en otro peldaño más cerca de Europa y aminorar la endémica injusticia que reina en ella entre los que lo tienen todo y los que carecen de todo. Cuando en Europa apenas se nota, en España la lucha de clases continúa…



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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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