Institucionalidad muerta viva la desfachatez

La renuncia del Presidente Evo Morales para evitar la guerra civil, dignifica mujeres y hombres de la izquierda boliviana e internacional, a tiempo que deja en evidencia la bestialidad de los que en nombre de la "democracia representativa" asoman en Bolivia su carácter de redomados lacayos de los USA. Está claro en qué lado de la humanidad va el servilismo neo esclavista, empujado por el afán del capitalismo salvaje que impone presidentes, civiles fracasados pero fieles falderos, o militares dictadores de derecha, situación política sufrida por la nación boliviana en su lastimosa y laaaarga historia de golpes de estado.

En los años sesenta y setenta siglo XX, Bolivia destacaba por los complots y cambios de Presidentes, Generales de turno que organizaban asonadas para ocupar la Presidencia. En Caracas en el ámbito radial y televisivo, decíamos en tono de "mamaderita de gallo", para utilizar un término coloquial venezolano, que en la Presidencia de Venezolana de Televisión nacionalizada en el primer gobierno del social cristiano Rafael Caldera, los políticos cambiaban Presidente de VTV con más frecuencia que golpes de Estado en Bolivia. Lo recordé ante el desenlace de la gestión antiimperialista de Evo Morales, primer indígena Presidente.

Expulsan a Evo Morales derechistas cívico-militares-policiales-fascistas, siglo XXI, soliviantando movimientos para aterrorizar la población con apoyo de prensa internacional, respaldo económico estadounidense y de la inefable OEA ministerio de colonias gringas, más la bendición de sacerdotes fachos y Generales al estilo Pinochet. Uno de apellido Meza fue juzgado convicto y confeso por narcotraficante, antes y durante su período presidencial. En un golpe boliviano, Lidia Gueiler Tejada, quedó en la Presidencia de facto, única mujer en 86 gobiernos en Bolivia desde Simón Bolívar.

Militante de izquierda, Lidia Gueiler había sido Embajadora de Bolivia en Venezuela. Presidía la Cámara de Diputados en 1978, y por ser socialista, 8 meses después de su asunción constitucional a la Presidencia de la Nación, militares derechistas la derrocaron, un oficial al sacarla del Palacio le propinó varias patadas. Indignos militares y civiles bolivianos (en Venezuela, César Pérez Vivas dirigente social cristiano, fue filmado pateando por la espalda a su paisana Iris Valera, en la Asamblea Nacional), no cambian fieles a la bota yanqui. Confabulados contra el reelecto Evo Morales, desconocieron la convocatoria a nuevas elecciones con supervisión internacional, aceptada por Evo y el MAS sin ningún temor.

Insisto que, apoyar esos movimientos intolerantes significa aceptar el poder castrense al servicio de intereses bastardos, y en Venezuela lo lideran quienes aceptan vivir de los robos extranjeros a propiedades y capital de la patria. Algo totalmente contrario a los principios de la democracia, que muestra el talante dictatorial del capital, comprometedor billete tras billete, y que desprecia al pueblo pobre, a los indígenas en la nación andina, y se arrodillan en el mundo ante quienes los mantengan donde y como sea.



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Luis Sánchez Ibarra


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