Tal como escribe, magistralmente, Atilio Borón, Francia tiene ese privilegio universal de haber iluminado las Revoluciones de la humanidad. "Paris se quema, se quema Paris", cantaron varias generaciones de niños que no imaginaban los sacrificios y barbaridades sufridas por los habitantes parisinos para resistir las embestidas de los poderosos de siempre, los mismos que Víctor Hugo describió en Les Miserables. Justo hoy, conmemoramos la inmortalidad del Libertador Simón Bolívar, quien junto a Miranda, Bello y numerosos americanos, tomaron del vino y fuego sagrado que sólo irradia Paris, esa "Magnífica Mujer" como le cantó Facundo Cabral.
Y es Mujer esa Revolución y esa llama, y una Mujer encendió la mecha amarilla y ardiente que estremece hoy Paris con la manifestación auténtica, genuina e histórica de los Pueblos, más que cansados de la canalla, la hipocresía, la corrupción y la explotación genocida, conscientes del papel que han de jugar todos los sectores de la sociedad para conducir la política hacia las aspiraciones dignas de Les Miserables, como de los jóvenes, de los artistas, de los habitantes y migrantes en toda Europa y ese es el peligro inminente que activará, como siempre, los mecanismos de manipulación, envenenamiento y represión capitalista y fascista contra la humanidad, pues a cada Lennon le sucede un MK Ultra, a cada Marley apunta la CIA, contra la Colombia Humana y Fariana el paramilitarismo y frente al legado de Bolívar y Chávez las bases gringas y el Cartel de Lima.
En tan complejo escenario, no creo posible que el pragmatismo burgués se salga con la suya; hay una generación de parisinos y europeos, incluso euroasiáticos y africanos, vacunados contra las oxidadas superestructuras ideológicas; las nuevas generaciones tienen su propio tejido intelectual, cultural y espiritual, muy difícil de penetrar por las operaciones masivas y especializadas del imperialismo. Sin equivaler a la Comuna de Paris y más allá del agorismo, los Chalecos Amarillos son una postura concreta, en un contexto que evidencia el potencial humanista que rescatará la alta política en cualquier momento y de formas impredecibles, como respuesta, no sólo al estatus Galo, sino al de toda Europa, considerando que la brutalidad imperial es común en la región, como correspondientes serán las revoluciones.
Tan lineal es el pragmatismo capitalista que ya ensayan los mismos errores de la CIA, frente a los escándalos de Trump: culpar a Rusia o a China y luego abrazarlos… Nada de locuras: patrañas, cualquier cosa para salvarse, siempre contando con la estupidez que no tiene y nunca ha tenido Paris, ni Berlín, ni Barcelona, solo que los Pueblos aguardan su momento. La próxima columna estaremos analizando lo interesante y aplicable de muchas consignas de los Chalecos Amarillos aplicables en Venezuela, como esa propuesta de suspender las numerosas y enormes construcciones de centros comerciales lujosos que consagran el concreto y las divisas para los mafiosos y banqueros.
