Brasil ¿de la izquierda bolsa al Bolsonaro?

 

"Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul, como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles. Miren: por este desgarrón de la capa se ve en mi estómago un tatuaje bermejo; es el segundo símbolo, Beth. Esta letra, en las noches de luna llena, me confiere poder sobre los hombres cuya marca es Ghimel, pero me subordina a los de Aleph, que en las noches sin luna deben obediencia a los de Ghimel" … (Jorge Luis Borges "La lotería de Babilonia", en: Narraciones. Historia Universal de la Infamia. Editorial Oveja Negra. Bogotá-Caracas-La Paz-Quito. 1983. P. 73).

En libro de entrevistas a Lula Da Silva, Dilma Rousseff, además del líder sindical y parlamentario Joao Pedro Stedile por el periodista venezolano Ernesto Villegas Poljak pudiera haber varias de las claves para comprender por qué Brasil ha dado un giro en la lotería de las urnas electorales, a saber, de la izquierda boba (o bolsa) a Jair Bolsonaro, para usar así lo que Libio Cardoso al analizar la poesía de Luis Beltrán Guerrero (Carora, 1914-Caracas, 1997) da en llamar la figura "per adiectionem" nominada geminatio, acumulación cuantitativa, para producir un efecto cualitativo, de la misma palabra (…) con tono anafórico" (Lubio Cardoso, "Luis Beltrán Guerrero, asunción de poeta", en "Academia de Mérida", año 3, -N° 6/ Mérida-Venezuela/ Agosto-Diciembre 1997, p. 19).

En breve, la crítica que realiza el mencionado Stedile acerca del revisionismo y/o pacto con la burguesía, permitiría una vuelta de tuerca política-ideológica; además de la carencia del corte radical con prácticas reñidas con la moral pública y el temor de hundir suficientemente el estilete en la burocracia estatal, con fines de cortar con viejas prácticas corruptas de las gestiones de los dos mandatarios socialistas democráticos incluidos en corpus textual de la obra de marras, además de la reacción y rebelión judicial de los poderes públicos controlados por sectores tradicionales, así como la falta de educación política y una organización popular suficiente amenazaban con dar al traste con las conquistas sociales logradas por Lula y Rousseff.

En lo personal, y que se nos perdone la vanidad, sentimos que en las respuestas de las figuras socialistas a preguntas sobre la corrupción en el Partido de los Trabajadores fueron débiles, con cierta laxitud, con generalidades y vaguedades. Gran error de comunicación política. Resaltaron más el asunto de la judicialización de la política, fenómeno por demás cierto, dado los eventos recientes en Brasil que condujeron a la destitución de Dilma y encarcelamiento de Lula pero la condena a la corrupción debió ser más contundentes y traducirse en acciones que condujeran a la judicialización de los responsables directos; claro, siempre y cuando los hechos imputables no hayan sido construidos artificiosamente, ardua tarea ésta, pero necesaria de invertir la carga de la prueba, que dicen los abogados.

Lo cierto es que, esa izquierda timorata del PT del gigante del Sur dormía con el enemigo, como dicen, y éste terminó cortándole la yugular. Toca ahora recomponerse, si es que no termine siendo parte de la llamada izquierda borbónica, que ni olvida ni aprende, según la ya añeja formulación de Teodoro Petkoff para caracterizar los continuos fracasos electorales de los partidos neomarxistas de Venezuela en las décadas que van de 1970 a los 80, hasta que el comandante Hugo Chávez rompió ese nudo gordiano, imponiéndose con una coalición de 1996 en adelante y siendo cada vez más radical, sobre en su reafirmación nacionalista y antimperialismo, de ahí que el bueno de Obama haya decretado a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria o no se sabe qué otras sandeces por el estilo.

Por otra parte, tampoco es que Da Silva y su partido "revisionista, timorato y colaboracionista", adjetivados como tal en párrafo anterior, y con su "burguesía revolucionaria" o "nacionalista" que tanto emociona aquí en Venezuela al ministro Castro Soteldo, esté liquidado. Cuenta, naturalmente, con un importante "caudal electoral", según el lugar común de la doxa periodística de ocasión. Falta saber si revisará su doctrina, táctica y estratégica porque según y que hasta en áreas de grandes bolsones de miseria se voltearon, no vieron satisfechas sus urgentes necesidades inmediatas, que son con mucho las necesidades creadas por la propaganda capitalista; alienados por la cultura de masas, ansiosos de poseer los bienes de la industria cultural optaron por otro modelo político porque como en aquel libro de Lenin no supieron discernir quiénes son los verdaderos enemigos del pueblo y/o sus amigos (¿?).

Recientemente el filósofo boliviano radicado en México Juan José Bautista Segales en entrevista concedida a Walter Martínez en Dosier, siguiendo a Carlos Marx, cita de memoria una comunicación epistolar del gran teórico alemán y acota que los cambios revolucionarios debían ser radicales o no lo eran. Profundos, que toquen los corales. Sino los procesos serán reversibles, volverían al modelo anterior que se pretende superar; además, que las revoluciones exigen que los cambios incidan en los núcleos culturales de base, reivindicar esos modos de vida ancestrales y tradicionales autonomistas u originarios; son el sustrato o base para la teoría y acciones concretas en el mundo de la vida. Es el reto de las democracias populares y revolucionarias tanto de Brasil como de toda Latinoamérica y el Caribe, son conceptos complejos que el susodicho académico sabe explicar muy bien y la entrevista dicha debe estar colgada en YouTube. Una forma de luchar contra bolsas y Bolsonaro de toda laya aquí y acullá.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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