Del mundial Rusia-2018 al Foro de Sao Paulo

En la mayoría de quienes seguimos, uno a uno, todos los partidos del Mundial de Fútbol, celebrado en Rusia, nos quedó el sabor del despecho, la nostalgia y el gozo, por lo inusitado de acciones en cada encuentro, jugadas y sorpresas, que en este torneo dirigido por la Federación Internacional de Fútbol Amateur (FIFA), pese a que en este torneo se manejan dos escenarios: el del negocio con pose deportiva; y el de la competición que exhiben sus jugadores, más allá del lucro, generando entre los aficionados el opio que muchos gobiernos han aprovechado para imponer medidas en beneficio del gran capital y de las burguesías nacionales.

Y, pese a toda adversidad en la cancha y en la vida de cada aficionado, tuvimos, en primer orden, a un país y un gobierno anfitrión, los rusos y su presidente Vladimir Putin, quienes se encargaron de mostrarle al mundo quiénes son: gente bella, buena y amable. Rusia entera se metió en la conciencia popular, en cada rincón en donde se patea un balón o una pelota de trapo.

Y, como nadie lo esperaba, las selecciones de Rusia, Islandia, Croacia, Bélgica y Japón, exhibieron una pasión y espectáculo deportivo, de fuerza y técnica, que nadie se esperaba, rompiendo quinielas y los pronósticos de los brujos alquimistas, conocidos como narradores deportivos.

Atrás quedaron las figuras individuales, que tuvieron que arrastrar sobre sus hombros a equipos y directores técnicos que no estaban a la altura de sus capacidades, como Cristiano Ronaldo, Leo Messi Neymar Junior, Edinson Cavani, Luis Suárez e Hirving "El Chucky" Lozano. Ellos salieron temprano, con sus prestigios intactos, pese a sus selecciones nacionales.

Igualmente, Gianni Infantino nos mostró una cara remozada de la FIFA, después de la trágica presencia de Joseph Blatter y su antecesor, quienes habían puteado el espíritu y sentido noble que le había impreso Jules Rimet.

Y así, llegamos a la final, con un equipo francés, ahora bicampeón mundial, con el orgullo de haber asimilado como suyos a jóvenes futbolistas venidos del África y Asia, lo que, en cierta forma, da cuenta de un cosmopolitismo y apertura francesa, que otros gobiernos europeos se niegan a concederse.

Tuvimos, además, a los gladiadores de Croacia, que batallaron deportívamente hasta el fin, aupados por su pueblo y por su presidenta, Kolinda Grabar-Kitarović. No menos deportivo fue el espíritu de los Diablos Rojos belgas y el de los ingleses con un juego limpio y aguerrido.

Y de este lado del globo terráqueo, en la Cuba Libertaria, apenas culminado el Mundial, se están dando cita, revolucionarios o gente de izquierda del mundo en el XXIV Encuentro del Foro de Sao Paulo (FDSP), en donde uno de sus objetivos es cómo enfrentar al imperialismo, que hoy se ha reacomodado, para domeñar y subyugar a los pueblos inermes del mundo.

Este importante Encuentro del FDSP, reviste un carácter especial, habida cuenta de que el gobierno imperial estadounidense cuenta con un orate desatado, el pornopuritano y retroconservador, Donald Trump, quien tiene al mundo a las puertas de una nueva guerra mundial, además de que gran parte de su política exterior está dedicada a derrocar a Nicolás Maduro en Venezuela y a Daniel Ortega en Nicaragua, luego de deshacerse de Luiz Inácio 'Lula" Da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa, Fernando Lugo, Manuel Zelaya y Cristina Fernández, quienes han salido del poder, mediante la trampas de la derecha, pese a sus prestigios intactos, como parte de los planes hegemónicos imperiales, para apoderarse de este lado de nuestra América, al mismo tiempo que Donald Trump pretende engañar y enturbiar las relaciones con Corea del Norte, Rusia y China, en alianza con el neofascismo europeo.

Hoy, nuestro FDSP ha de plantearse cómo zafarse del falso socialismo y de los revisionismos que se esconden en aquello del mal llamado "progresismo", que no es más que el capitalismo voraz con fraseología de izquierda, que ha llevado recientemente al fracaso revolucionario de pueblos como Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Argentina.

Si no logramos en este FDSP no logramos salir con el orgullo de ser socialistas y con la unidad de nuestros pueblos, todos tendremos tarjeta roja y no pasaremos, dicho en términos futbolísticos, de la primera fase eliminatoria de grupo. Debemos vencer en buena lid, con la misma alegría y autocrítica orgullosa de nuestro Diego Armando Maradona, quien no tiene ninguna vergüenza de sentirse revolucionario, socialista e internacionalista, además de futbolista, como buen discípulo de Fidel Castro y Hugo Chávez.



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Luis Alexander Pino Araque


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