Activemos el boicot y revancha contra especuladores

No exagero, cuando afirmo que hemos llegado a un punto de quiebra respecto del terrorismo económico que debemos enfrentar nosotros, los de abajo, los del Pueblo, los trabajadores asalariados, al detal y al mayor, sin seguir en la espera de lo que no vendrá, o nos dejamos morir de hambre, miseria y corrupción, a cuenta de cualquier chantaje o por una falsa paz (con la muerte y el sufrimiento silenciados), con la burda excusa de no poner las condiciones para una intervención extranjera, como si con solo resistir, a costa de la vida de los pobres e inermes, nos estuviésemos librando de la "Executive Order"(Orden ejecutiva del presidente de EEUU) del imperio estadounidense y su voracidad energética, cuando todos sabemos en qué va a terminar todo esto.

Quienes en la República Bolivariana de Venezuela hemos tenido que resistir y sobrevivir al terrorismo económico en todas sus formas, sobre todo, en medio de la anarquía de precios diarios, sabemos, a ciencia cierta, que la situación no va a cambiar en un futuro inmediato, ni siquiera, a mediano plazo.

También sabemos que los causantes de esta crisis hoy son híperpluscuammillonarios, la mayoría de ellos, enemigos jurados de cualquier proceso revolucionario o chavista, dueños de medios de producción, los del sector privado. Y, también sabemos que el gobierno nacional ha sido incapaz de enfrentar la anarquía de precios, especulación, desabastecimiento programado e hiperinflación, por múltiples razones, entre las que sobran las excusas y las medidas erráticas o extemporáneas.

El caso es que hoy, más allá del circo de la llamada "crisis humanitaria" que han teatralizado sectores opositores y desde el extranjero, con fines políticos de liquidar en su totalidad al chavismo, como hegemonía y cultura político social, lo que pasa por la salida de Nicolás Maduro, todos los venezolanos honestos y de trabajo estamos llegando a un punto de miserabilización tal, que se nos hace imposible alimentarnos dignamente, estamos expuestos a la muerte grotesca con zozobra y estamos imposibilitados, humanamente, a cubrir ninguna otra necesidad de vestido, servicios, estudios y, menos aún, recreación y buen vivir.

Es decir, la crisis económica nos ha llevado a un punto de quiebra, que nos obliga a hacer lo que tenemos que hacer: enfrentar, abiertamente, a los especuladores o ladrones dueños de comercios y servicios, únicamente amparados en las cinco leyes de Poder Popular y sin pedir permiso, absolutamente, a nadie que represente el poder constituido. Apliquemos el boicot y la revancha, en todas sus formas, con tácticas inusitadas e inesperadas, en medio de esta anarquía económica a la que nos han llevado.

Se trata, entonces, de boicotear e ir por la revancha contra toda la cadena de especuladores, valiéndonos de nuestras potencialidades y de las facultades que todas las leyes del Poder Popular, sobre todo, las aprobadas y vigentes desde diciembre del año 2010, en las que el Pueblo es el Soberano, contralor, fiscalizador y el facultado para tomar las medidas que fueren necesarias para garantizar nuestra soberanía, en este caso, la alimentaria y del goce de bienes y servicios. Y que el gobierno nacional vea si atiende la macroeconomía y la ordena, conduciéndola hacia una economía productiva, o, si sigue erosionando la base social de apoyo, hasta que caiga o se entregue simuladamente a la derecha restauradora de la IV República.

Pues bien, a cada comercio, abasto, carnicería, supermercado, farmacia o mercado con nombre de farmacia, clínicas, tiendas, cadenas de servicios y bodeguitas, hemos de llegarles y confiscarles todos los insumos y repartirlos entre los ciudadanos de la comunidad y si a los funcionarios del poder constituido les da la gana de aplicarles otro procedimiento, ya es otro asunto, pues no hay mayor sanción que el boicot, la confiscación y desbancarlos, como una simple o mera compensación por todo lo que nos han robado. Hay que hacerlos escarmentar de manera material, es decir, económica. Hay que enseñarles a tenerle miedo al Pueblo. Nada de ventas asistidas. Nada de expropiación. Y si reiteran en la especulación, reiteramos en la confiscación.

Y, si por nuestras acciones, elementos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), actuasen en contra del Poder Popular, pues estarían quitándose sus máscaras y demostrando de qué lado están, del de los ladrones que por años, desde el 2013 están robando al Pueblo, porque no podemos soslayar que es público y notorio, que la mayoría de los elementos de la FANB, no conformes con todos los privilegios de los que gozan por encima del resto de los ciudadanos, también se han dedicado al contrabando y han contribuido con la guerra económica, cuando cuidan los comercios de los especuladores, matraquean en todas las alcabalas, trafican alimentos, materias primas e insumos hacia Colombia, Brasil e islas del Caribe y, para colmo, maltratan a los pobres e inermes, con el mayor descaro. Ellos son muy culpables de este desastre económico que hoy vivimos en Venezuela. Ellos convirtieron en una farsa y putearon la unidad PUEBLO-FANB.

Por otra parte, si nos dejamos morir de hambre, de manera pasiva, igualmente, la derecha se cogerá el poder político, con las intenciones avisadas de entregar los recursos de la nación y de privar de todo beneficio a la clase trabajadora, la que toda, no podrá salir en desbandada del país y tendrá que padecer lo que por ineptitud y malos cálculos, nuestros gobernantes no han sido capaces de hacer.

En este orden de ideas, habrá quien señale que si caemos en el revanchismo y boicot contra los ladrones, entonces, caeríamos en la anarquía, a lo que yo le respondo de antemano: más anarquía que la de precios y del terrorismo económico como la actual, no hay. Es bueno que los causantes de esta guerra económica y sus celestinos sientan a un Pueblo arrecho, que sabrá cómo pasar a estadios superiores, con el legado del Comandante Hugo Chávez. Lo peor, es esperar la muerte, como los violinistas del Titanic. Con lo que no cuentan los ladrones es que a estas alturas, ya estamos organizados en Comunas y Consejos Comunales, que no sirven sólo para buscar votos y andar en reunideras de letargo y abulia.



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Luis Alexander Pino Araque


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