La política Lib-pop o de cómo el nuevo Gobierno italiano es más neoliberal que populista

El nuevo Gobierno italiano, fruto de una alianza sin precedentes entre el Movimiento 5 Estrellas (33% de votos en las elecciones de marzo de 2018; 36 % de escaños en la Cámara de los Diputados) y la Liga Norte (17% de votos; 20% de escaños), está en proceso de negociación. El diagnóstico de que "los bárbaros populistas han conquistado Roma" no puede ser más equivocado. La Liga Norte ya ha tenido oportunidad de formar parte del Gobierno de Berlusconi durante nueve años y de respaldar todas las políticas neoliberales puestas en marcha, que han favorecido al sector financiero, al sector privado y la integración europea que ahora critican. Por otra parte, el Movimiento 5 Estrellas se muestra más que dispuesto a llegar a acuerdos con quien sea –Washington, Bruselas, el sector privado, el financiero y el Ejército– con tal de acceder al poder, consciente de que su amplio respaldo social puede ser pasajero, en el mejor de los casos. Como resultado de todo ello –retóricas aparte– el programa político del nuevo Gobierno está dominado por unas políticas neoliberales –con tintes populistas– a favor de los sectores más ricos, incluye una serie de medidas moderadas a favor de los más desfavorecidos y potencia el endurecimiento de las medidas contra la inmigración. La expresión políticas Lib-pop bien podría servirnos para definir el nuevo experimento político que se está produciendo en Italia.

El auge de la hegemonía política de la Liga Norte

Matteo Salvini, líder de la Liga, se erige como el evidente vencedor en la contienda política, tras lograr convertir la Liga Norte "separatista" en un partido nacionalista reaccionario con implantación a escala nacional, equivalente al Frente Nacional francés. Ha cuadruplicado su resultado electoral (4% en 2013); en las regiones del norte, Lombardía y Veneto, donde obtuvo el 38% frente al anterior 33%, y la coalición centroderecha más del 50% (véase aquí un análisis de los resultados electorales). No tardó en emerger como el líder indiscutible de la coalición de centroderecha tras lograr que la Liga obtuviera más votos que Forza Italia, el partido de Berlusconi (14%) y Fratelli d’Italia, el partido post fascista que no ha logrado romper su techo del 4%.

Salvini ha logrado que otros miembros de la coalición le den luz verde para pactar un Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas, lo que ha supuesto que, a pesar de las discrepancias, la coalición obtuviera el 37% de los votos en las elecciones de marzo pasado y que, previsiblemente, obtenga una amplia mayoría de escaños en unas futuras elecciones (de acuerdo a la actual ley electoral bastaría con la obtención del 42% de los votos). Sus aliados de la coalición centroderecha han prometido ejercer una oposición tibia y otorgarle su apoyo parlamentario a la hora de aprobar las (muchas) políticas de su agrado. Salvini está en una posición privilegiada para liderar desde la extrema derecha una coalición amplia de centroderecha, que incluye tanto a los sectores moderados como a las élites; un tipo de alianza inexistente hasta ahora en los principales países europeos.

El impulso político de Salvini aumentó tras las elecciones regionales de abril de 2018 en las que ganó en Friuli-Venezia Giulia, en el nordeste del país, donde la coalición obtuvo el 63% de los votos –de los cuales un 35% correspondían a la Liga lo cual les otorgó la presidencia en el Gobierno de la región, mientras que el Movimiento 5 Estrellas tan sólo obtuvo un 7%. En la pequeña región de Molise, en el sur, la coalición ganó las elecciones con el candidato de Forza Italia (49% de los votos frente al 8% de la Liga y el 32% del Movimiento Cinco Estrellas). Las últimas encuestas reflejan esta tendencia al alza de la Liga y la estabilidad del pacto con el Movimiento 5 Estrellas. En aquellos lugares donde se observa un debilitamiento del apoyo al M5E, como en los barrios periféricos de Roma y Turín, gobernados por unas alcaldías frágiles, Salvini se prepara para atraer a buena parte de sus votantes decepcionados. De modo que, a juzgar por el actual panorama político todo parece indicar que Salvini obtendría el apoyo de una amplia mayoría para el centroderecha en las siguientes elecciones, lo cual le pone en una posición de ventaja de cara a las conversaciones para la configuración del nuevo Gobierno, dado que probablemente se celebren elecciones anticipadas en otoño o en mayo de 2019, coincidiendo con las Europeas. Por último, la hegemonía de la Liga se explica también por su capacidad a la hora de combinar poder y protesta. A pesar de haber estado en el poder con los Gobiernos de Berlusconi, no se le atribuyen responsabilidades por la actual crisis. A su vez, la Liga sabe sacar partido de las numerosas protestas mediante su desafío retórico a las leyes europeas, su hostigamiento hacia los inmigrantes y un programa político contrario a los impuestos y la burocracia.

La desorientación del Movimiento 5 Estrellas

Las cinco estrellas del movimiento fundado por Beppe Grillo no parecen contar con una "estrella polar" que guíe su proyecto político; su única prioridad por el momento parece ser su afán de poder, al margen o más allá del programa político y de las alianzas que conlleve. Poco queda ya de las propuestas contra la corrupción y a favor de la democracia desde abajo; el 94% de las bases del movimiento aprobó el programa de Gobierno en la votación electrónica que se realizó en una sola tarde; bases que no han cuestionado las decisiones que se han tomado desde arriba en relación a las prioridades políticas. El mejor candidato para asumir la cartera del Ministerio de Trabajo, Pasquale Tridico, ha sido el único en dimitir tras anunciarse el programa político. La dificultad para encontrar otro candidato a primer ministro que no fuera Luigi di Maio del Movimiento 5 Estrellas reflejaba la fragilidad política propia de un modelo desde arriba que impide la emergencia de un liderazgo político más amplio.

La principal debilidad del Movimiento 5 Estrellas radica en su posicionamiento post ideológico, que erige a la "casta" como su principal enemigo y que proclama la ilusoria superación del eje izquierda-derecha. Aún no han aprendido ni cómo utilizar el poder político para lidiar con los intereses antagónicos de clase, ni a valorar hasta qué punto sus políticas pueden consolidar o reducir su suelo electoral. Por el contrario, la Liga ha consolidado sus raíces ideológicas de derechas, y ha sabido construir una identidad y una interpretación del mundo en torno a las que aglutinar a su electorado. No es, por tanto, sorprendente que muchos italianos de la clase trabajadora y de los sectores más desfavorecidos, que celebraron la irrupción de un Movimiento 5 Estrellas antisistema, hayan acabado votando a la Liga.

El programa del Gobierno

La asimetría entre una Liga Norte que ha sabido plantear de forma clara sus prioridades –en términos de clase y de nación– y un Movimiento 5 Estrellas al que aparentemente sólo le preocupa llegar a un acuerdo, ha resultado en un programa de Gobierno que incluye algunas demandas generales del Movimiento 5 Estrellas en materia de legalidad y una renta ciudadana, y que ha dejado las medidas más influyentes en materia fiscal o de política migratoria en manos de la Liga. Las demandas para la renegociación de los tratados europeos y la recuperación de la soberanía nacional en algunas zonas son más que suficientes para dar pie a la confrontación retórica con Bruselas y para atraer la atención de los medios, pero carecen de un contenido concreto.

La principal política específica que pondrá en marcha el nuevo Gobierno es la versión a la italiana del flat tax o impuesto único; las empresas y las familias pagarán entre un 15 y un 20%, frente al 43% aplicado en la actualidad a los tramos más altos. Se ha expresado con claridad que no se introducirá ningún impuesto sobre el patrimonio (la Unión Europea ha cuestionado con frecuencia que Italia eliminara el impuesto sobre bienes inmuebles a los propietarios de viviendas). Se reducirá el control fiscal sobre un gran número de pequeñas empresas y de trabajadores autónomos, lo que supone básicamente un incentivo para el fraude fiscal para un buen número de votantes de la derecha con ingresos medios y altos. No se impondrá ningún límite ni control a las actividades de los grupos financieros y de los bancos. Así, Italia se convertirá en un paraíso empresarial neoliberal que competirá con Irlanda en la carrera por la reducción del impuesto de sociedades de Europa, lo cual da un poco de aire a los pequeños negocios muy azotados por una década de crisis económica. La transferencia de rentas al 20% más rico de la población de Italia va a ser sustancial y los mayores beneficiarios serán precisamente los más ricos. Ni el propio Berlusconi con todo su respaldo electoral habría sido capaz de introducir un programa político tan favorable a los más ricos.

Este tipo de medidas son las más fáciles de aplicar en la medida en que reducen la capacidad redistributiva del Estado, y dejan intactas las dinámicas del mercado generadoras de desigualdad. Será por tanto más que difícil la aplicación de la única medida favorable para las capas más pobres, y defendida desde hace tiempo por el Movimiento 5 Estrellas: la llamada renta básica. En el programa ha quedado reducida a una ayuda de 780 euros mensuales por un máximo de dos años para los italianos en paro (quedan al margen de ella los ciudadanos extranjeros), dispuestos a aceptar cualquier oferta de empleo; no se menciona ninguna cifra de potenciales beneficiarios ni ninguna partida presupuestaria que respalde la medida.

No obstante, la conquista más tenebrosa de la Liga en el programa de Gobierno es en materia de políticas migratorias encaminadas a frenar la entrada de refugiados, introducir cambios en las políticas de asilo y libertad de movimiento en Europa y permitir la repatriación de los 500.000 inmigrantes irregulares que actualmente se encuentran en Italia. Estas medidas, unidas al endurecimiento de la ley y el orden, tienen que ver con el "efecto miedo" que explica el aumento del apoyo a la Liga, mientras que el crecimiento del Movimiento 5 Estrellas se basaba en el "efecto pobreza" sobre todo en el sur (véase aquí). Lo verdaderamente trágico es que los italianos más pobres han votado mayoritariamente a dos fuerzas políticas al frente de un Gobierno con el programa político más favorable para los ricos y al sector empresarial de toda la historia de Italia. Y, lo que es aún más grave, las políticas Lib-pop pueden marcar el inicio de un futuro político abiertamente de extrema derecha.

Mario Pianta es profesor de Política Económica en la Universidad Roma Tre.

Este artículo se publicó en ingés en Social Europe

Traducción de Olga Abásolo



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