El fenómeno Petro

Ya está visto que el candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego, ha resultado ser un fenómeno político insólito para muchos, pero, indiscutiblemente, renovador de muchos paradigmas de la cultura electoral.

Inició su estrategia proponiendo y haciendo la coalición "Decentes" para competir por curules en el Congreso en las elecciones del 11 de marzo, nadie daba un peso por esa lista, Carlos Caicedo nunca quiso integrarse y Clara López dimitió para unirse a Humberto de La Calle; pero él, con objetivos claros y decididos, se apersonó de la lista, acompañó a sus candidatos y juntos le metieron con toda a una campaña novedosa y honesta hasta lograr superar el umbral y seis congresistas electos, cuatro para el Senado y dos a la Cámara por Bogotá.

Ganó en la consulta y ya como candidato a la Presidencia elaboró un programa de cinco puntos que, aunque innovador y en algunos puntos sofisticado y complejo, logró concebirle un lenguaje lo suficientemente pedagógico para que hasta el pueblo lo asimilara y lo interiorizara, de hecho hay folcloristas y niños que lo recrearon en versos y los recitan o lo cantan con orgullo.

Advertido de que los medios de comunicación serían condescendientes con la competencia y no registrarían su quehacer, optó por resolver su campaña en plazas públicas. Cumplió un periplo proselitista en pueblos y ciudades del país donde se suponía que los oriundos estaban cooptados por las maquinarias y el cacicazgo tradicional, más, para sorpresa de todos, las manifestaciones fueron multitudinarias: en Popayán, en Barranquilla, en Valledupar, en Córdoba y hasta en Medellín el petrismo brotaba espontáneo como la verdolaga. Por obvias razones, las otras campañas reaccionaron alarmadas, tamaña popularidad confrontaba en la práctica a las encuestas que siempre lo ponen de segundo y a veces muy por debajo de Iván Duque, pero la gente no es boba y pone en duda la verosimilitud de los muestreos y evidencian que las encuestas tienen un propósito manipulador de la opinión.

Entre los muchos aciertos de la campaña, el escoger a Ángela María Robledo como su fórmula a la vicepresidencia fue un golazo. La académica, feminista y ambientalista, es, de lejos, la mejor de las llaves en esta contienda, su impecable y combativo papel en la Cámara, su empatía y reconocimientos entre el mockusianismo, le aportó a la campaña de la Colombia Humana otro aire y nuevos adeptos. Sumados los talentos de Petro, de Ángela María y de todo el ingenio de la Colombia Humana, la noche del 17 de mayo todos quedamos atónitos ante la impresionante concurrencia que tuvo el cierre de la campaña en Bogotá. La Plaza de Bolívar se llenó totalmente, no le cabía un alma más y muchos tuvieron que escuchar las dos horas de discurso desde las calles aledañas.

Todo este fervor a cimbroneado el entender típico de politólogos y comunicadores. Da risa ver cómo la novedad, la inteligencia y el carisma de Gustavo Petro alborotó a los periodistas de aquí y de allá. Fracasaron los infundios de "castrochavista", fracasaron tildándolo de mal gerente, de populista, de útopico y en cambio de lo que se proponen los contradictores la popularidad nacional e internacional del personaje crece y crece.

Hemos visto deschavetados a los más lucidos columnistas, toda vez que por nacidos de una aristocracia intelectual, pelaron el cobre o mostraron su clasismo soterrado al ver que se les vino con paso de gigante el muchacho del pueblo y ya no les queda bien descalificarlo por alpargatero porque hasta calza ferragamos, entonces escriben en sus columnas, tan respetables, unas diatribas descompuestas. Uno desconoce a Héctor Abad en su columna titulada "La tierra plana", tratando de demostrar con un silogismo maltrecho que Petro es Chavista; igual, Antonio Caballero en la peor columna de su historia, repleta de adjetivos como él mismo enseñó que no se debe hacer, dizque para atacar, ya no el programa ni la ideología del candidato de la Colombia humana, sino su personalidad, donde no logra disimular su rencor porque siendo alcalde de Bogotá le cerró la Plaza de Toros.

Con todo juicio debo declarar que la campaña del candidato Gustavo Petro ha sido sui géneris y a la vez ejemplar. Gracias a su carisma, a su oratoria, a su sensibilidad, transformó esquemas y practicas a las que nos tenían acostumbrado las castas de la politiquería.

No se qué pasará el domingo 27 de mayo, lo justo será que el candidato de la Colombia humana pase a la segunda vuelta en la contienda por la Presidencia de la República. De todos modos, estoy seguro que a partir de su presencia muchas cosas cambiaron en las conciencias de los votantes y en los análisis de la política.



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