El Supremo

Sin caer en las aberrantes religiones, opio puro, pues todas, sin excepción, lo son; nos referiremos a la palabra supremo; no entraremos en su etimología, vamos a llamarlo como lo llaman; "el dinero y la confederación americana" –USA- puesto, que estos son los supremos. Supremos por ser síntomas de una enfermedad que es adquirida o contagiada por el capitalismo hambreador, convirtiéndolo, además, en síndrome, en pandemia sofocante, que cundió a los tontos y los convenció, que tenían la esperanza de hacerse ricos como ellos; cuando digo, ellos, son los que dominan el dinero en esa unión y en el resto del mundo; no, la miseria que los rodea, en sus ciudades, hasta en su capital federal; los aspirantes a la obtención de los dólares, jamás se dieron cuenta que los opulentos, controlan el mismo, para que esas fortunas, que son exclusivas de ellos, no se propaguen, ya que perderían el poder, asimismo que, ellos no creen ni practican el compartir, el si yo tengo, por qué no, que también tengan los demás. ¡Qué va! "El que tiene más saliva, come más harina". Porque si eso ocurriera, ellos se preguntarían: ¿Quién nos va a servir? ¿Quién nos hace los mandados? ¿En quién me apoyo para hacer mi fortuna? ¿A quién voy a mandar, a ordenar, haga esto, aquello? Lo practican, aquellos que a través del latrocinio, han dejado colgados y encunetados, a más de uno, logrando adquirir poder económico, que no es otra cosa, que la supremacía en toda su extensión; se entiende también, la étnica; o, como a ellos les gusta llamarla: racial.

"Detrás de una grandes fortunas, hay grandes crímenes"; es la oración más sentida del que practicó y practica su personal, operación riqueza. Sin embargo existe algo peor, que el que edificó sobre la sangre y los hombros de sus lacayos, por necesidad del explotador; ese es: el heredero; este elemento, es más duro, cruel, interesado, como se sabe, nació en la abundancia, no tiene idea del esfuerzo, no le enseñaron a respetar el trabajo, al trabajador, amar a su país, su criterio es el feudal esclavista; nunca sudó su franela en algún trabajo, por sencillo que fuera, para lograr un objetivo que tuviera de algún modo la exclamación; ¡Oh! ¡Ah! ¡Qué bueno hijo! ¡Sigue así! Jamás supieron y nunca sabrán, que los logros vienen acompañados del esfuerzo del ayudante, del obrero, al que debe agradecer, respetar, pagarle lo justo, estar pendiente de su progreso, sus debilidades, su bienestar; también, apreciar lo cívico, lo constitucional, la bondad, solidaridad, el consenso, el respeto y menos han escuchado; pero, ¡jamás! el mensaje de Calixto Pompa, poeta, mirandino, barloventeño, quien a mediados del siglo XVIII, expresó: "Trabaja joven, sin cesar trabaja,/ que la frente honrada que en sudor se moja,/ jamás ante otra frente se sonroja,/ ni se inclina servil, a quien la ultraja/…". Debería ser el mensaje que debe llenar la conciencia del joven venezolano, pero no; la enseña o consigna, generalizada y estrictamente blandida como pendones de triunfo por estas sociedades prendidas exclusivamente del capital, es: haga dinero, como sea; lo importante es tener con qué comprar, comprar y comprar, entre ellas conciencias. Este nefasto hombrecillo o mujercita, indolentes, sin patria, sin ética, totalmente amorales, se comportan con la más baja de las calañas, sin sentir pena o compasión, por quienes trabajan para ellos. Qué desgracia, qué desperdicio.

Abordando el tema del supremo, en sí, tenemos el ejemplo más patético a nivel mundial: Donald Trump, con el nombre de un pato repugnante y el apellido, de pintan picas; o, del as que escondía en la manga (she played her trump card); Oye; qué bueno: pensarán, menos mal: el señor sí sabe inglés; ¡qué bestia!

Como este Donald, hay muchos; pero el susodicho "de marras", se apuntó bien, puesto que juega con la explotación del hombre por el hombre, con "las razas", el odio hacia todo el mundo que piense diferente, con ínfulas de Calígula, de Nerón; o, como dicen algunos de mis compatriotas: "empresario de éxito". Otro heredero más, que sueña tener el derecho de la anexión arbitraria, de todo lo imaginable, incluyen países, para él y sus secuaces, agréguenle, la supremacía caucásica, quítate de aquí, que tú estás hediondo y, ¡qué horror!, me contaminas; el Ku-Klus-Klan, el sionismo-expansionista y criminal; llevándolo a un comportamiento o conducta que es respuesta de un organismo viviente, a un estímulo; no, cualquiera, a uno biológico y psicológico, de las actividades humanas y animales, objetivamente observable, aunque varíe en relación con situaciones determinadas; repito: un comportamiento variable o de falta de uniformidad, por la manera de obrar; por ejemplo: el trato que le da a las damas, vergonzosamente injusto, valiéndose de un estúpido concurso de belleza, que rebaja a la mujer y el las patea, denigra, desprecia; solo por su maldito dinero, que le da apoyo y ellas, obnubiladas por los dólares y la fama, se dejan flagelar moralmente, por un bueno para nada como Donald Trump. Ahora entiendo el comportamiento, que tiene un insulso de aquí de nuestro patio, que quiere ser más mujer que ellas mismas y cae en lo más ruin y da vergüenza que sea aparentemente del género masculino, también promotor de esos denigrantes concursos de divulgación comercial y vulgar a la que exponen a la mujer venezolana, que tienen otras causas más nobles, que ser utilizadas para el exhibicionismo de las cirugías a la que son sometidas y estafadas, además de otros negocios no muy santos. Este esperpento de hombrecito color zanahoria, no puede seguir las normas legales, los proyectos lógicos; y, menos, respetar el derecho de los demás. Toda proposición es inútil, todo ruego es como un escupitajo. Es la conducta o método de vivir de este anaranjado, ridículo monigote, ente de animal, que nos quiere de alfombra, por pertenecer a lo que él llama con convicción: "…países de mierda…" Nadie, en el planeta tierra, puede desmentir el calificativo regurgitado por este ignorante, que juega al ser, que viene del inferno; por eso, se le puede decir a este individuo, que es: "más tapado que culo ‘e muñeco ‘e trapo". Pido disculpas por lo soez que he sido; pero no podemos contener, la única forma de castigar al petulante impuesto en USA, a la cañona; tal vez así mismo salga, este presuntuoso.

Esto lo lleva, sin duda, a adoptar la soberbia hacia los demás, que unida al engreimiento, le dan el matiz de repulsivo; sus ademanes, muy dudosos, palabras que usa y que manifiesta el orgullo, tratando de demostrar algo que no tiene: personalidad; el desprecio por todo el mundo, por esa simple vanidad, egolatría, ufanía y una repulsiva sobreestimación de sus propias cualidades; que dudamos que las tenga. Agréguele usted, el envanecimiento, presunción, vanagloria, que exhibe como matices o lauros de quién sabe qué, puesto que ha sido toda su vida un parásito, pegado a la carroña que crearon, segando vidas y atropellando a las víctimas de sus ancestros; ahora: de él. La petulancia, la fatuidad, le dan una connotación a su ridiculez en el aire; sus palabras vacías, rebuscadas, a su inmoderado aprecio de sí mismo, alude a una pasión desordenada para: uno, conseguir más poder, otro, para aferrarse a él; a las riquezas, fama, ambición, descaro, insolencia, atrevimiento, desvergüenza; la elación de su espíritu, hinchado el ánimo, presumido, engolado, fanfarrón, cobarde, pero apoyado por un ejército que tiene amelladas, las cincuenta estrellas robadas en el continente americano y el resto del mundo; su asta ensangrentada con los horrores de los crímenes, en la cual está sustentado esa confederación de países, que ya le cambian el nombre por el que caprichosamente quieren robarse, casi un hecho: América, homenaje que se ganó merecidamente el navegante italiano: Américo Vespucio y la imaginación yanqui, no le queda más que copiarse o, robarse de las ideas de otros. Su propia alabanza, desordenada, presuntuosa, lo conduce a la jactancia arrogante de exagerada majeza ostentosa, poniéndose moños y atribuyéndose méritos inexistentes en un alarde de lo que adolece; ya que, lo que sí posee es dinero; y, el mundo entero sabe, que es muy mal habido, por mi parte no tengo pruebas, pero siguiendo el parecer de la lógica absoluta, no se tienen dudas de los orígenes; ya que en USA, la única condición que se necesita para ser el presidente de esa confederación de repúblicas, es: ser millonario y obedecer a lo que sión ordene; lo demás, como decían: "…es medio de mantequilla, en un papel de estraza". Seguramente, en USA, jamás escucharon el Tango: "Cambalache", del compositor argentino: Enrique Santos Discépalo.

Observen, estimados compatriotas, el gesto de este atorrante dizque "estadista" yanqui, D. Trump. Levanta una de las cejas y extiende una sonrisa, que más parece un rictus de amargura, porque tiene que forzar una tranquilidad o paz que no tiene y que le da asco sonreír y esa mueca sea vista por negros, indígenas, mestizos, amarillos y sobre todo comunistas y además rusos, chinos, Koreanos. Su sonrisa no es tal, es, repito, un rictus, una amenaza hacia el mestizaje americano; su impudicia, su deshonor, su cobardía, lo lleva a desafiar, amparándose en sus ejércitos serviles, los que domina el sionismo, pero estoy seguro, que las bravuconadas hacia Korea del Norte, son solo eso; no se atreve nadie en el mundo a intervenirla, menos "muñeco ‘e trapo Trump"; parece un trabalenguas, qué bueno. Aunque les duela en el que te conté, no pueden escuchar la pequeña frase: "paralelo 38". "Aquí, se les acabó el carburo". Viva Korea del Norte. Su obstinación y su perversidad, gracias a su torpeza, lo llevarán por el camino equivocado y hasta sus perros falderos, vecinos traidores de nuestra América mestiza, morderán el polvo de la derrota. De todas maneras, estoy seguro, que me pondrán en la lista de los frustrados, envidiosos y anhelantes de fortunas, pues como soy como las ratas; pelo cables con los dientes, entonces, el deseo de tener, me hace amargado. Je-je. Puede que tengan razón.

¡Viva la Patria venezolana! ¡Por un mundo sin tutelajes! ¡Chávez vive! ¡Maduro sigue!

docekilos@hotmail.com



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