Para la corriente neoliberal latinoamericana es de la mayor trascendencia evitar la derrota de la derecha en México. Es aquí donde tiene su principal bastión táctico y estratégico, además de ser la interlocutora fundamental entre Washington y América Latina. De ahí el imperativo de cubrir todos los frentes para frenar la marcha exitosa de Morena que culminaría con su triunfo en las urnas el primer domingo de julio. En este sentido, es elemental la presencia como estratega de la "guerra sucia", en la actual campaña electoral, del venezolano Juan José Rendón.
Su amplia trayectoria como émulo de Joseph Goebbels contemporáneo le asegura un espacio en el equipo del abanderado del PRI, José Antonio Meade, con el objetivo de enturbiar el proceso y crear condiciones mínimas para hacer creíble una "victoria" de éste a pesar de estar "remando contra la corriente", como es obvio, motivo por el cual es viable la hipótesis de un cambio de candidato en marzo o abril. Aunque lo nieguen rotundamente, Rendón está operando con la finalidad de hacer fracasar la campaña de Andrés Manuel López Obrador. Esto se irá confirmando con hechos claros, como sucedió en las elecciones de 2006 y 2012.
En este proceso el dinero no es un obstáculo, ni de una parte ni de la otra: se trata de una "guerra" en la cual la ultraderecha se juega su futuro. No escatimará gastos el partido en el poder ni Rendón se pondrá remilgoso con sus honorarios. En este momento la cuestión administrativa y monetaria pasa a segundo plano, pues lo vital es lograr que el abanderado de la ultraderecha llegue a Los Pinos. Si puso su capacidad diabólica para hacer "ganar" a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto, lo imposible sería que ahora no lo hiciera cuando el riesgo es mucho mayor. La élite oligárquica está consciente de ello y estará más que dispuesta a contar con el venezolano al precio que sea necesario.
En México es muy conocido desde el año 2000, cuando inició su relación con el PRI. Su responsabilidad en ese año fue hacer ganar a Vicente Fox, porque estaba negociado su triunfo. No es fortuito que el gobierno estadunidense le concediera asilo político en junio de 2016. Puede afirmarse que cuenta con pleno apoyo de organismos y agencias de Washington para llevar a cabo su labor de zapa en América Latina con el fin de neutralizar los avances de corrientes progresistas y democráticas. Rendón mismo se autodenomina "enemigo de los gobiernos neo-totalitarios", definición que agradó mucho en la Casa Blanca, como lo patentizan los múltiples reconocimientos que ha recibido por su trabajo, todos de sectores ultra reaccionarios.
Al respecto es ilustrativo que haya sido el primer latinoamericano en ingresar al Salón de la Fama de la Consultoría Política por la revista Campaigns & Elections; en la VI Cumbre Mundial de Comunicación Política, el año 2014, le fue otorgado el Premio Libertad y Democracia, por su "lucha por los derechos humanos y la libertad de expresión". Tampoco es coincidencia que la próxima cumbre (número XII) se realice en la Ciudad de México del 6 al 8 de febrero próximo. Lo extraño sería que en este encuentro la manipulación en favor de la derecha no estuviera en el orden del día.
Lo que contribuye a identificar la procedencia de los intereses a los que sirven "publicistas y comunicadores" como el venezolano, es que lo que llaman "derechos humanos y libertad de expresión" no favorezca de ningún modo a las clases mayoritarias, sino sólo a las élites del poder. Deben considerar que los pueblos no tienen derecho a gozar de derechos básicos y que la libertad de expresión sólo es válida cuando se ejerce para promover la ideología neoliberal o neofascista. La defensa de ideas progresistas y democráticas, según su particular punto de vista, atenta contra las garantías individuales, pero de sus patrocinadores y eso no se vale.
Es curioso que Rendón llame "gobiernos neo-totalitarios" a los que luchan por beneficios elementales para sus pueblos, cuando es por demás evidente que el neo-totalitarismo, aunque enmascarado, se produzca en las potencias que se aferran a un sistema deshumanizado, como lo es sin duda el imperialismo en su fase postindustrial. De ahí que su conducción estratégica de la campaña del PRI sea un hecho incuestionable, teniendo en cuenta su cercanía con Peña Nieto y con los círculos de poder ultraconservadores en Washington.
Muy pronto empezaremos a notar su "mano", lo cual imposibilitará que el PRI se quiera disociar de la procedencia de la guerra sucia que se avecina, contra Morena y López Obrador. Lo esencial e impostergable es que el político tabasqueño actúe con la suficiente madurez, inteligencia y sentido estratégico para no facilitar los ataques del venezolano, quien no tiene reparos de ninguna índole para realizar su "trabajo" sin freno alguno. ¿Cómo dudar que de él salió la idea de los carteles en Caracas de apoyo al político tabasqueño? El problema para la derecha en la actualidad es que sus golpes bajos son tan burdos que no llegan a dar en el blanco, como hace años.
guillermo.favela@hotmail.com