La contumaz estupidez española

La oligarquía monárquica española a través de la historia, ha demostrado contumacia en salvaguardar la unidad ficticia de la entidad político territorial independiente llamada Reino de España.

Desde tiempos del Imperio Español, los súbditos que poblaban las diferentes entidades que conformaban las colonias de la América Hispana, eran objeto de desprecio en la corte del rey, no participaban de los asuntos políticos y es harto conocido que lo máximo que podía aspirar un mantuano, era la alcaldía de un pueblo, de hecho nuestra independencia se fraguó en un cabildo, aunado a este escenario, existía recíprocamente por parte de los "indianos" un resquemor por la injusticia por el trato indiferente y humillante que recibían desde Madrid.

Las élites que se establecieron en las colonias, que en definitiva eran parte de los pobladores de esas latitudes y los futuros nacionales de los actuales países que conforman América Latina, en sus inicios no querían independizarse de la Metrópolis, al menos oficialmente, de hecho la Junta que se instaló en Caracas era protectora de los derechos del Fernando VII, ante las pretensiones napoleónicas de subrogarse.

Salvo las mentes adelantadas en siglos de El Libertador Simón Bolívar y el Generalísimo Francisco de Miranda, eran prácticamente los únicos que se imaginaron hacer de la América Meridional una sola Nación, las crónicas de Juan de Cajigal hablan de un apoyo mayoritario de la población venezolana a la causa realista, así como el basto apoyo popular, sobre todo en las clases marginadas al caudillo José Tomás Boves, es decir tenían los españoles el pueblo de a pie de su lado en los inicios de la independencia.

El uso de la fuerza irracional contra el pueblo, una guerra racial, destrucción de todo indicio de ingenio, cultivo o empresa; así como el exterminio de casi un tercio de la población, dio como resultado una guerra que a toda luces era contraproducente para España, siempre por delante la tenaz y obstinada toma de decisiones de los reyes y oligarcas en asuntos, que muy probablemente a través de la negociación y el diálogo se hubiese logrado un resultado menos desastroso para las partes en conflicto.

De hecho en 1820, en aquella reunión de El Libertador con Pablo Morillo, Bolívar ofrece el Istmo de Panamá o el Ecuador como compensación a España por la pérdida de las colonias, a cambio del fin de la guerra y el reconocimiento de la independencia por parte de Madrid a las nacientes repúblicas, con la negativa por supuesto de estos pésimos negociadores.

Las pretensiones de superioridad monárquica española ha nublado la capacidad de resolver problemas elementales de convivencia, ya a lo interno en la península los euskaldunas de Uskal Herria han solicitado su independencia, incluso por las armas, Cataluña ha vivido en carne propia una represión brutal e irracional por expresarse en las urnas electorales por conseguir su propio camino, aunado a las demás regiones de España que siguen juntas con "saliva de loro", vemos en contraposición un Partido Popular con una monarquía hundida en escándalos de corrupción, de entreguismo de los recursos, de falta de una política social donde hay millones de desempleados, millones sin vivienda, represión policial, un país ocupado militarmente, donde no puede tomar decisiones soberanas sin consultar a los Estados Unidos de América.

La estupidez es tal, que el gobierno de Rajoy ante todos los problemas que tiene, está preocupado por la situación en la República Bolivariana de Venezuela donde se han hecho esfuerzos sobrehumanos por mejorar la educación, vivienda, salud, alimentación; en contraposición un país que no tiene una política social incluyente, donde el 50% de los jóvenes no tienen nada que hacer, salvo matarse en atentados suicidas, regiones enteras quieren hacer países aparte, por cuanto salvo algunos estúpidos desquiciados que les encanta bajar la cabeza y arrodillarse ante un cleptócrata, quieren continuar en una entidad que ni siquiera tiene moneda propia o un himno decente.

Por último, la solución está en las manos de los españoles, el diálogo y la negociación aun pudiera salvar lo que queda de España, sin embargo la monarquía debe ceder mucho de su poder, migrar a una especie de confederación donde puedan coexistir distintos sistemas políticos y aumentar la autonomía económica, sin embargo la historia ha demostrado que la prepotencia y el desprecio hace cometer una y otra vez las barbaridades que se vieron el 01 de octubre de 2017 en Cataluña.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1463 veces.



Jesús Millán


Visite el perfil de Jesús Millán para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: